Esto no es una necrológica, ¿O sí?: Gerardo Chávez

En la mañana del domingo 22 de junio fallecía el maestro Gerardo Chávez, uno de los principales creadores plásticos peruanos y una personalidad desbordante siempre batallando en pro de la cultura y de su querido Perú. Vivió más de treinta años en Europa, sobre todo en París, y regresó de forma intermitente, circunstancia que le convierte en un artista internacional, pero menos conocido de lo que debiera en su tierra natal y muy valorado en Europa.
En el imaginario colectivo- ¡Edgar Morin!- se le tiene por uno de los surrealistas conspicuos y sin dejar de serlo, es mucho más que eso. Su etapa surrealista es genuina, feraz, fantástica, onírica, aunque prefiero encuadrarlo en la cima de lo real maravilloso, en sintonía con la visión de Alejo Carpentier. Su andadura ha sido larga -ha muerto a los 87 años-, tiene varias etapas, todas ellas con una impronta personal, haciendo dialogar el esplendor con el misterio, lo telúrico con la imaginación, lo ancestral con lo porvenir, el erotismo y lo chamánico.
Gerardo Chávez, alto, canducho, sonriente, era un hombre dotado para vivir: empático, optimista, simpático, seductor, generador absoluto de entidad, no sólo es un artista de renombre internacional, uno de los grandes nombres del arte en Latinoamérica, sino un inquieto activista cultural. En su Trujillo natal creó un Museo del Juguete, el primer Museo de Arte Contemporáneo del Perú, la I Bienal de Arte Contemporáneo…y estaba en vías de abrir un Museo Arqueológico. Y todo ello a sus expensas, con la base de su colección personal, no solo de pintura moderna sino también de piezas arqueológicas.

Paredes y Gerardo Chávez en su estudio limeño
Juan Manuel Bonet, a la sazón director del Instituto Cervantes, me propuso para presentar una gran monografía sobre su obra y una antológica con motivo de sus ochenta años en el Museo Nacional de Lima, octubre de 2017. Aunque le conocía de París, aquella ocasión ahormó mi admiración por su sencilla complejidad y una amistad que se prolongó hasta que un accidente cardiovascular le retuvo en el hospital del que ya no saldría con vida.
Edmundo Gerardo Chávez López nació en Trujillo, 17.XI.1937, pero creció en Paiján, y pronto quedó huérfano de madre, en una familia de veintitrés hermanos, por lo que a los nueve años comenzó a buscarse la vida en todo tipo de empleo ocasional. Tuvo siempre pasión y facultades para el dibujo, y desde chico quiso ser pintor, emulando a su hermano Ángel que alcanzó cuotas de prestigio.
Siguiendo a Ángel Chávez, marcha a Lima y en 1953 entra en la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde se forma, licenciándose en 1959, año de su primera individual en Lima, al tiempo que participa en la Bienal de París. Siempre becado en atención a su brillantez. Inquieto, vitalista, decide embarcarse para Europa en compañía de Tilsa Tsuchiya y Alberto González Basurco. Nápoles, Pompeya, Roma, Florencia, donde pasa dos años y comienza a despegar, ayudándose de su guitarra en los bares para vivir.

La Tamalera, 1959
En una exposición en Roma, le compran obras Negusleco, Kirk Douglas y Anthony Quinn al tiempo que Matta le invita a ir a Paris. Lo que hace el intrépido soñador peruano con ganas de comerse el mundo. Se establece en la capital de Francia, donde Roberto Matta será su guía y protector compartiendo con Wifredo Lam su padrinazgo. Lam le presenta a Alejo Carpentier y a André Breton, que le propone ilustrar los Cantos de Maldoror, obra que realiza, que encanta a Bretón, pero que no llega a publicarse por la muerte del papa del surrealismo. Poco antes de la pandemia, Francesc Miralles al tener noticia de esta obra me hizo que propusiera una expo conjunta de las ilustraciones al Conde de Lautréamont de Chávez y Dalí, lo que enloqueció al maestro de Trujillo, pero vino la peste y todo lo empecinó.
En París, congregó en su lenguaje un cierto expresionismo, que se fue aclarando y decantando con cierta influencia de Matta para llegar a la década de los setenta donde logra un idiolecto entre mítico y erótico, imaginativo, dando vida a una fauna surreal, enigmática y con una impronta soberbia. Los pasteles grasos sobre tela se convertirán en una proceridad, que dio pie a la monografía que le dedicó Alain Bosquet, 1976 y a un puñado de exposiciones determinantes. Paul Anka fue uno de sus coleccionistas.

De la serie de los carruseles
En 1976, en compañía de Joaquín Roca Rey y de Jorge Eduardo Eielson representa al Perú en la Bienal de Venecia. Un año luego, expone en la galería Desbrieres, obteniendo un éxito escandaloso, que le llevará a exhibiciones en Ámsterdam, Bruselas, Milán…En el 68 participa en los movimientos de mayo y después regresa a Trujillo, pero las condiciones no son las deseables y vuelve a París.
Ávido de aprender, como una esponja seca de agua, viaja a la Isla de Pascua, visita las cuevas de Altamira y las de Tasili recogiendo el eco de los primitivos en sucesivas etapas. En el 81 realiza otra muestra deslumbrante en el Museo de Arte Italiano con repercusión internacional. Seguirán sus series de los reyes, los carruseles y cierta recuperación del indigenismo con su monumental La procesión de la papa.
Tras la creación de los museos, en 2006 formalizó una Fundación con su nombre para ocuparse de su obra propia y su legado. En 2009 fue nombrado Gran Oficial de la Orden del Sol y obtuvo la medalla del Congreso de la República, así como el nombramiento de Caballero de las Artes y las Letras en Francia.
En octubre de 2017, junto al académico y embajador Harry Belevan, Luis Novais y Élida Román presentamos la gran monografía que celebraba su 80 aniversario. Unas semanas inolvidables, que anduve de la radio a la televisión y la prensa escrita hablando del maestro, sirviéndome para tomar el pulso de su influencia y de su importancia para la historia del arte y para las siguientes generaciones de pintores. Entonces, la notoriedad alcanzaba a partes iguales a Gerardo Chávez y a Fernando de Szyszlo, que muere el mismo día que llego a Lima, 9 de octubre de 2017, con quien tenía concertada una cita para visitarle.

Harry Belevan y Gerardo Chávez
Se estableció una campaña en pro de denominar con el nombre de Szyszlo al Museo Nacional, algo que Chávez no vio acertado, oponiéndose, y se distanciaron por esta circunstancia. Poco tiempo después hizo una gran exposición en México y en 2022 publicó su autobiografía Antes del olvido, donde Chávez reflexiona sobre su existencia y su cosmos, con envidiable fluidez, con llaneza y simpatía, mostrando un talante que la adustez de Szyszlo no poseía, como se aprecia en La vida sin dueño.
Su obra ha cautivado a cientos de apasionados en Europa y ambas Américas, expuso en varias capitales de EE.UU. Y a poetas, filósofos, críticos; la amplísima bibliografía que analiza su obra cuenta con las firmas de Juan Manuel Ugarte Eléspuru, A. Bosquet, Carlo Giacomozi, Mario Vargas Llosa, Edouard Glisant, Daniel Lefort, Manuel Scorza, César Miró, Patrick Waldberg, Damián Bayón, Jacques Meuris, Roger Otahi, Matta, David Sobrevilla, Élida Román, Alberto Tauro del Pino, Luis Enrique Tord, Renzo Modesti, Jean- Domimique Rey, Silvano Martini, Jerome Peignot, Jacques Baron…
Repetía adunia: “La belleza es algo que va a salvar al hombre”. Era un creyente, no en sentido religioso, sino en el más fieramente humano; amaba el arte de los otros, no era envidioso, era un hombre confiado, hecho a sí mismo, emprendedor, constructor de caminos, liberal, con gran atención a la justicia social.

Pastel graso sobre lienzo
Dibujante consumado -se percibe en sus dibujos autónomos, en sus pinturas y en los libros en colaboración con Joyce Mansour-. Aquí reproduzco la plaquette l’autre coté, 1984. Pero, también en Trous Noirs, poema de Mansour. Puso sus mágicos trazos en Wari Nayra, poemas escritos en aymara. Y en Sonetos del viejo amador de Arturo Corcuera. Y en las Poesías de Manuel Scorza. Pintor de grandes recursos, escultor, grabador. Y poeta. Le insistí en que publicara los poemas, mas sin éxito, en todo caso aparecen como pequeños milagros en el ensayo de Bosquet y en otros textos.
Su obra ha interesado a varios cineastas, que han intentado reflejar su mundo. En 1976 la tv. francesa, en el programa “Pintores de nuestro tiempo”, bajo la dirección de Michel Lancelot le dedica un corto. En 1981, el cineasta peruano Gilberto Zapata realiza un cortometraje de su vida y obra con rubro “El transparente habitado”. Es muy complejo elegir una pieza, una etapa, cuando realizó tantas obras maestras a lo largo de una vida plena de aciertos, de duende, de gracia con los colores y las formas, que nos llevan de la lírica poética al lado trágico del hombre, de los tiovivos a los mitos incas, de lo enigmático a lo sublime. ¡España le debe una antológica para responder a su cariño!
Si sus inicios están comprometidos con la belleza y la sutileza, alternó épocas oscuras, expresionistas, con ese milagro de sus pasteles grasos y el retrato de la idiosincrasia de su peruanidad. Pasarán los años y seguirá creciendo su obra y nunca olvidaremos su sonrisa. Despertará América y tomará por bandera su obra descomunal, fantástica, emocionante, mágica, mistérica, donde el hombre danza con el dolor y la alegría, con la miseria y la grandeza. ¡Cuándo Perú descubra a su creador más proteico, más incomparable, le pondrá en el altar donde se venera la expresividad más inteligente!
A Bibiana, a Gerardo Amador, a todos los más cercanos, mis condolencias. Y al pueblo entero del Perú. Se ausenta un grande de la creatividad y sólo podemos honrarle conociendo su orbe infinito y difundiendo sus virtudes humanas y plásticas. ¡Sit tibi terra levis, maestro, amigo, creador de mundos que enriquecen la vida para siempre!
Tomás Paredes
Presidente H. AICA Spain

Tapa de la monografia de Bosquet

Plaquette con Joyce Mansour

Amantes

El ogro