Villanueva de Gállego, Francisco Pradilla y yo

Por Wifredo Rincón García

Instituto de Historia, CSIC,

 Madrid

 

El expresidente de la AEPE es el mayor especialista en la figura de Francisco Pradilla

 

Inspirándome en Juan Ramón Jiménez y en su poética obra de todos conocida, titulo así este texto que redacto a petición de mis queridos amigos María Dolores Barreda Pérez y José Gabriel Astudillo López ―Secretaria y Presidente, respectivamente, de la Asociación Española de Pintores y Escultores―, para la Gaceta de Bellas Artes con motivo de mi nombramiento como “Hijo Adoptivo” de Villanueva de Gállego, localidad zaragozana en la que nació el 24 de julio de 1848 el célebre pintor Francisco Pradilla Ortiz. En el mismo pleno municipal celebrado el 11 de marzo de este año 2021 y, con motivo de la celebración del centenario de su muerte en Madrid, el 1 de noviembre de 1921, el artista fue nombrado “Hijo Predilecto”. Los dos nombramientos fueron hechos por al Ayuntamiento de Villanueva de Gállego a propuesta de Frinnette Reynoso García, Concejal de Cultura.

El motivo de esta distinción fue ―y copio de la comunicación que se me hizo llegar con el acuerdo municipal― por mi «dilatada carrera académica y de investigación en la historia del arte, en especial por ser uno de los mayores especialistas en Francisco Pradilla y su colaboración con las iniciativas municipales relacionadas con el ilustre pintor».

Siempre me habían impresionado los dos famosos cuadros de Pradilla, Doña Juana la Loca y La Rendición de Granada, numerosas veces reproducidos y, poco a poco, fui tomando conciencia de la importancia del pintor en la historia del arte, conociendo en primer lugar sus obras existentes en el Museo y en el Ayuntamiento de Zaragoza.

Concluida ya mi carrera de Geografía e Historia en la Universidad de Zaragoza y orientado hacia el estudio de la historia del arte, a finales de 1979 ―o tal vez en los primeros meses de 1980―, cuando colaboraba con el equipo de investigación del recién inaugurado Museo e Instituto de Humanidades “Camón Aznar” de Zaragoza, tuve la fortuna de que se presentase en el citado centro un coleccionista levantino que traía la fotografía de un dibujo y la fotocopia de una carta de Pradilla, documentos que me regaló, al saber que estaba interesado en investigar la obra del citado pintor.

En aquellos momentos ―defendida la tesina de licenciatura y concluidos los cursos de doctorado― me enfrentaba a la elección del tema sobre el que iba a versar mí tesis doctoral en historia del arte. El que iba a ser, y finalmente fue, mí director, el Dr. José Luis Morales y Marín, en aquellos momentos Secretario del citado Museo “Camón Aznar”, me propuso que la hiciera sobre la vida y la obra de Francisco Pradilla, autor del que se exponían algunas de ellas en el museo. Después de sopesar los “pros” y los “contras” de esa opción me decidí por elegir un tema vinculado más directamente al arte zaragozano: La escultura del siglo XIX en Zaragoza (1808-1908). La investigación sobre Pradilla excedía mis posibilidades por la amplitud de su obra plástica y lo disperso de la documentación sobre el artista que residió una gran parte de su vida en Madrid y en Roma.

Guardadas la fotografía y la fotocopia de la carta en una carpeta de mi archivo, allí permanecieron hasta 1985 cuando ya residía en Madrid y era becario postdoctoral en el Departamento de Historia del Arte del Centro de Estudios Históricos del CSIC. Convocada en el mes de abril una plaza de “Colaborador científico” ―nombre que en aquellos momentos recibía el puesto de funcionario actualmente denominado “Científico titular”― en el mismo departamento del que era becario, tuvo lugar la oposición durante los días 10 y 11 de octubre, plaza que afortunadamente gané. El segundo ejercicio consistía en presentar un proyecto de investigación a desarrollar por el candidato que ganase la plaza. Y, claro, yo elegí a Francisco Pradilla, su vida y su obra, ¡al que ya tenía ganas! Por cierto que durante el desarrollo de la oposición el presidente del tribunal el Dr. Antonio Bonet Correa me puso en la pista del cuadro El suspiro del moro, que poco después localicé.

El primer resultado científico de mi investigación sobre el pintor aragonés fue el artículo titulado “Francisco Pradilla y la pintura de historia” que apareció en la revista Archivo Español de Arte (número 235, 1986, pp. 291-303), publicada por el que ya era mi Departamento de Historia del Arte del CSIC, al que sigo vinculado desde que tomé posesión de mi plaza el 1 de febrero de 1986.

Esta “deuda” contraída con Pradilla me indujo a profundizar en el estudio de su vida y obra dando lugar, un año más tarde a la monografía Francisco Pradilla, publicada por la Editorial Antiqvaria de Madrid, que fue presentada en el salón de actos del Centro Cultural Conde Duque de Madrid el 5 de marzo de 1987, convirtiéndose en el primer estudio sobre su obra que veía la luz. Debo dejar constancia en este momento de la deuda que tengo con otros autores aragoneses que se ocuparon anteriormente del autor y, entre ellos, destaco a los aragoneses Anselmo Gascón de Gotor, Enrique Pardo Canalís, Julián Gállego Serrano y José Camón Aznar, autor este último de numerosos textos, siempre brillantes, en los que puso de manifiesto la importancia de este artífice, no solo como “pintor de historia” sino también como paisajista, pintor de retratos y de obras de temática costumbrista. La maquetación del libro fue llevada a cabo por el diseñador Emilio Aguilar Lastras, a quien no quiero dejar de recordar en estos momentos.

El 12 de marzo del mismo año 1987 ―al día siguiente de la presentación del libro en la sala de música del Palacio de Sástago, de la Diputación Provincial de Zaragoza―, tuvo lugar su presentación en el salón de actos del Ayuntamiento de Villanueva de Gállego, siendo esta mi primera aproximación a esta localidad.

La publicación de esta primera monografía tuvo como efecto el contacto de la entonces directora del Museo Municipal de Madrid, Dra. Mercedes Agulló y Cobo, proponiéndome el comisariado de una exposición sobre Pradilla para el mes de octubre de ese año. Aceptado el encargo, me puse a seleccionar las posibles obras que pudieran figurar en la muestra que debió retrasarse por la decisión del Ayuntamiento de Zaragoza de organizar otra exposición sobre Pradilla en La Lonja con motivo de las fiestas en Honor de Nuestra Señora del Pilar. Coincidió esta muestra, comisariada por Ana García Loranca y J. Ramón García Rama, con la publicación de una segunda monografía sobre Pradilla, debida a estos mismos investigadores, a cargo de la entonces llamada Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja

La exposición comisariada por mí en el Museo Municipal de Madrid se inauguró a mediados de noviembre de 1987 y fue clausurada avanzado el mes de enero de 1988, exponiéndose dos centenares y medio de obras del artista, con notable éxito. La revista Correo del Arte, en la convocatoria de la IV edición de sus premios, me concedió el Premio a la “Mejor exposición de 1988”.

La preparación de esta muestra me permitió conocer, además de las obras conservadas en museos y centros oficiales, otras muchas que estaban en propiedad de nietos y biznietos del artista y de numerosos coleccionistas privados, personas todas ellas con las que he mantenido una estrecha relación a lo largo de estas cuatro últimas décadas.

Seguí profundizando en la biografía y en la obra de Pradilla, para lo que también aproveché distintos viajes fuera de España, particularmente a Londres, Roma y Nueva York, añadiendo nuevas obras a las ya conocidas. Entre ellas debemos destacar, a mediados de 1992, el “hallazgo” de los dos monumentales retratos de los Marqueses de Linares, que fueron expuestos en el Museo Romántico de Madrid (1992) y en el edificio del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza (1993). En la actualidad se encuentran en el palacio de Linares de Madrid, sede de la Casa de América, en la sala para la que fueron pintados en 1888, edificio en el que también se conservan otras obras del artista.

En 1998, coincidiendo con la celebración del 150 aniversario del nacimiento de Pradilla, participé en los actos celebrados en su Villanueva de Gállego natal y también, por iniciativa de Ricardo Centellas Salamero, comisarié entre junio y septiembre de ese año una exposición de dibujos de Pradilla en la sala de exposiciones del Consorcio Cultural Goya-Fuendetodos, en el pueblo natal de Francisco de Goya y Lucientes, uniéndose así a los dos “Franciscos”, considerados como las “mayores glorias” del arte aragonés.

Un año después, en 1999 publiqué mi segunda monografía sobre Francisco Pradilla; en esta ocasión a cargo de Aneto Publicaciones de Zaragoza y por ello quiero manifestar mi afecto y reconocimiento, tanto a Javier Arbués Villa como a María Luisa Torralba Biescas, responsables de la editorial, así como a la empresa Grafur, dirigida por José Manuel Furones Sendín, tristemente desaparecido, que llevó a cabo la magnífica edición del volumen, de gran formato y peso (cuatro kilogramos) en el que, además de su vida y de una aproximación a su actividad plástica, se catalogaron 1100 de sus obras.

Nuevas publicaciones tuvieron lugar a lo largo de los siguientes años al igual que me ocupé de otras exposiciones sobre su obra, destacando aquí la celebrada en mayo de 2001 en la galería madrileña Lvis Burgos, Arte del siglo XX, donde fue presentada una colección inédita de obras de Pradilla ―nueve óleos y una acuarela― que había pertenecido al coleccionista bilbaíno Ramón de Aburto y que entonces salió a la luz. En ese mismo año tuvo lugar otra exposición antológica en la Sala de exposiciones del Ayuntamiento de Logroño, patrocinada por Cajalón Rioja.

En Villanueva de Gállego su sala de exposiciones “Francisco Pradilla” albergó durante el mes de abril de 2003 la muestra titulada Pradilla en las colecciones privadas, comisariada por mí, y organizada por el Área de Cultura de su Ayuntamiento, en la que figuraron cuarenta y cinco obras de Pradilla, algunas de ellas propiedad del mismo Ayuntamiento que, desde hace años, viene adquiriendo obras del que desde el mencionado día 11 de marzo de 2021 es su “Hijo Predilecto”. Interesante proyecto para el que conté con la colaboración de las concejalas María Luisa Orobia Ortiz e Irene Vicente Guillén y la coordinación de J. Antonio Monzón.

Una última exposición vamos a destacar, la celebrada en los meses de marzo y abril de 2006 en sede de la Caja Rural de Aragón en Zaragoza. Debo recordar y agradecer el encargo de esta muestra a Carmen Bartolomé Estaún, entonces Secretaria General de la institución bancaria. También a Eduardo Capapé García que intervino en la coordinación y en el montaje de la misma y en la edición de su precioso catálogo.

 Siempre atento a la aparición de nuevas obras de Francisco Pradilla, llegamos ya a este año 2021 en el que, con motivo de la celebración del primer centenario de su muerte, el Ayuntamiento de Zaragoza me encargó comisariar una exposición, de carácter antológico, que tendrá lugar a partir de principios de octubre en el magnífico espacio expositivo que constituye el edificio de La Lonja de Zaragoza, ejemplar de la arquitectura aragonesa de mediados del siglo XVI y magnífico cofre para guardar los dos centenares de obras del pintor aragonés que integrarán la muestra.

También Villanueva de Gállego celebrará esta efeméride de Pradilla programándose lo que se ha dado en llamar el “Año Pradilla”, que se extenderá entre mayo de 2021 y mayo de 2022, con una serie de actividades entre las que destacamos el concurso de pintura “Premio Pradilla” que, con carácter anual, se viene celebrando desde 1988; el “Espacio Pradilla” donde se expondrán las obras del artista que figuran en la colección municipal, y otras muchas actividades que serán presentadas en una rueda de prensa que se celebrará en los primeros días del mes de mayo. Como desde hace ya tantos años, también me encuentro vinculado a estas celebraciones aunque esta ocasión tiene un matiz distinto pues, junto a lo puramente profesional como historiador del arte preocupado por la obra de Pradilla, se junta el cariñoso regalo de mi nombramiento por parte de Villanueva de Gállego como “Hijo Adoptivo” de la localidad, uniéndome así más al maestro Pradilla, al que admiro profundamente.

Wifredo Rincón, Hijo Adoptivo de Villanueva de Gállego

 

El expresidente de la AEPE es el mayor especialista en la figura de Francisco Pradilla

 

El 16 de marzo de 2021, en reunión del pleno del Ayuntamiento de la localidad zaragozana de Villanueva de Gállego, por unanimidad ha aprobado el nombramiento de «Hijo Adoptivo del municipio a Wifredo Rincón García por su carrera académica y de investigación en la historia del arte, con especial dedicación en el arte aragonés y concretamente en el arte de Francisco Pradilla, siendo uno de los mayores expertos del genio y manteniendo una estrecha relación con el municipio desde hace más de treinta años.

Desde estas líneas, nuestra más sincera felicitación a quien fuera Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, a la que sin ninguna duda, se unirán todos los socios y amigos de la centenaria institución, por un nombramiento que no solo  es un honor para él mismo, sino para cuantos le conocemos y apreciamos.

FELICIDADES!!!!! 

 

 

Wifredo Rincón García nace en Zaragoza en 1956.

Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. Desde 1985 es miembro del Cuerpo de Investigadores, por oposición, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Madrid, del que es Profesor de Investigación.

Entre 2000 y 2005 fue Director del Departamento de Publicaciones del CSIC. En la actualidad es Investigador responsable del Grupo de Investigación Historia del Arte, Imagen y Patrimonio
Artístico y de la Línea de Investigación Cultura Visual.

Es Representante del CSIC en la Junta de Gobierno de la Confederación Española de Estudios Locales (CECEL).

Académico de Número de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza y de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía y Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la de Alfonso X el Sabio de Murcia, de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, de la Real Academia de Córdoba, de la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz y de la Academia Nacional de Bellas Artes de Argentina. Es Miembro de la Comisión Diocesana de Patrimonio artístico de la Diócesis de Tarazona y de la de Zaragoza.

Ganador del I Premio de Ensayo «Delegación del Gobierno en Aragón» (2002), por su trabajo Santo Dominguito de Val, Mártir aragonés. Ensayo sobre su historia, tradición, culto e iconografía.

Comendador de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén en su Capítulo Noble de Aragón, Cataluña y Baleares, le ha sido concedida la Encomienda de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio y la Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco.

Vocal de la Junta Directiva de la Asociación Española de Críticos de Arte. Miembro de número de la Asociación Internacional y de la Asociación Madrileña de Críticos de Arte; de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, de la Real Sociedad Matritense de Amigos del País y del Comité Español de Historiadores del Arte.

Ex-secretario de la Revista Archivo Español de Arte. Miembro del Consejo de Redacción de la revista Archivo Español de Arte. Miembro del Consejo Asesor de la Revista de las Órdenes Militares. Miembro del Comité Científico de la revista Ars Longa, del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Valencia.

Patrono de la Fundación Museo del Grabado Español Contemporáneo de Marbella. Socio fundador y vocal de la Junta Directiva de la Asociación de Amigos del Museo Romántico, de Madrid. Promotor y Secretario del Centro de Estudios de la Orden del Santo Sepulcro.

Entre 1989 a 1997 ha sido Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, fundada por Chicharro, Sorolla y otros artistas en 1910.

Su actividad científica se ha centrado en tres líneas de investigación: Pintura y Escultura española de los siglos XIX y XX, Iconografía de los Santos y Órdenes Militares (particularmente aspectos artísticos de las órdenes de Jerusalén en España).

De la primera destacamos sus publicaciones Un siglo de escultura en Zaragoza (1808- 1908) (1984); El Escultor Antonio Palao (1984); Francisco Pradilla (1987); Francisco Pradilla (1999) y Ponciano Ponzano (1813-1877) (2002). Sobre iconografía de los santos debemos mencionar Iconografía de los santos aragoneses (1982). Por último respecto a la línea de investigación sobre Órdenes Militares recordaremos sus trabajos La Orden del Santo Sepulcro en Aragón (Zaragoza, 1982) y La Real Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud (Zaragoza, 2008), además de numerosas contribuciones a congresos y artículos así como el comisariado y el catálogo de las exposiciones La Orden del Santo Sepulcro en España (Zaragoza, 1999) y La Real Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud (2001) Promotor y Secretario, desde 1993, del Centro de Estudios de la Orden del Santo Sepulcro, en la actualidad dirige un Proyecto de Investigación en el CSIC sobre Arte y Órdenes Militares: Patrimonio de las Órdenes de Jerusalén en España.

De otros libros de su autoría mencionaremos La Semana Santa en Zaragoza (1981); Goya en las colecciones aragonesas (1995); El Humanista Aragonés Mariano de Pano (1847-1948) (1997); La Seo de Zaragoza (2000); El Pilar de Zaragoza (2000); Mater Purissima. La Inmaculada en el arte de la diócesis de Tarazona (2005).

También destacaremos otros trabajos como el «Arte Medieval», en Historia del Arte Portugués, Volumen XXX de la colección Summa Artis (1986); Ayuntamientos de España (1988); Monasterios de España II (1991); Monasterios de España III (1992); Escultura del Museo Romántico (1994); Museo del Prado (Pintura del siglo XIX) (1994); Velázquez (1996) y Plazas de España (1998).

Ha comisariado numerosas exposiciones, entre las que destacan: Cien obras maestras de Arte Portugués (Madrid, 1985); Francisco Pradilla (Madrid, 1987); Exposiciones Nacionales de Bellas Artes del Siglo XIX, Premios de Pintura (Madrid, 1988); El autorretrato en la pintura española de Goya a Picasso (Madrid, 1991); Eduardo Martínez Vázquez (Madrid, 1996); La Orden del Santo Sepulcro (Zaragoza, 1999); Mater Purissima. La Inmaculada en el arte de la diócesis de Tarazona, (Calatayud, 2005); María, en el Misterio de la Pasión (Zaragoza, 2006); La Zaragoza de los Sitios (Zaragoza, 2008); Los Sitios de Zaragoza (Zaragoza, 2010), Imagen de santidad. San Francisco de Borja y los santos españoles de su época (Valencia, 2010) y Escultura en estado puro. Barro y terracota en la escultura aragonesa de los siglos XIX al XXI (Muel, Zaragoza, 2010), etc.

Fue responsable de contenidos artísticos del Pabellón de la Santa Sede en la Exposición Internacional de Zaragoza (2008).

Ha sido Coordinador de diferentes obras: Historia de la Arquitectura Española; Cien Años de Pintura en España y Portugal, 1830-1930; Gran Enciclopedia de Madrid, Castilla-La Mancha; Historia del Arte Español; Diccionario de Pintores y Escultores Españoles del siglo XX, etc. y publicado numerosos artículos en revistas especializadas: Seminario de Arte Aragonés, Archivo Español de Arte, Boletín del Museo Camón Aznar, Academia, Boletín del Museo del Prado, etc., habiendo pronunciado diversas conferencias en Universidades, Centros de Investigación y Museos, etc. de España y del Extranjero y participado en numerosos congresos tanto nacionales como internacionales.

El «Año Pradilla»

2021-2022

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Este mismo año 2021 se conmemora el centenario de la muerte del artista Francisco Pradilla.

Autorretrato

 

En julio de 2020 en la Gaceta de Bellas Artes correspondiente a ese mes, firmé uno de mis artículos dedicado a Francisco Pradilla, con motivo de la creación en 2017 de la Medalla de Pintura “Francisco Pradilla” para el Certamen de Pequeño Formato que este año, llega a su edición número 40.

Comenzaba esa amplia biografía con una referencia a la Gaceta de Bellas Artes correspondiente al 15 de febrero de 1930, en donde Ramón Pulido firmaba un artículo en el que se quejaba… “los que el año 1921, en Madrid, asistimos a su entierro éramos un número contadísimo, y el desprecio y la indiferencia de la crítica al dar noticia de su muerte, no podemos por menos de sentir tristeza al ver de qué modo muchas de las grandes figuras del arte, en el ocaso de su vida, son olvidadas, y ni la patria grande ni la chica tienen para ellos esos recuerdos póstumos de ternura y amor para quien, en  vida, las  dio  tantos días  de gloria”. Unas palabras que lamentable y tristemente un siglo después, mantenían su vigencia.

Francisco Pradilla es justamente considerado como uno de los máximos exponentes de la pintura española del último cuarto del siglo XIX, además del último gran maestro del género histórico en esta centuria.

Consiguió situar a las grandes composiciones históricas, que tanto éxito tenían en el siglo XIX español, en lo más alto de la pintura europea. Su Juana la Loca bien puede considerarse como una de las mejores obras del siglo, gracias a la brillantez y la fuerza de su estilo realista, en el que las pinceladas de óleo vibran y se aprecian claramente en el lienzo.

En palabras de Wifredo Rincón, especialista en la figura del aragonés, y quien fuera también Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, «fue un pintor muy versátil que rivalizó en popularidad y prestigio con Joaquín Sorolla. Practicó todos los géneros: el retrato, la pintura de historia, estampas populares y costumbristas, paisajes, cuadros alegóricos y mitológicos próximos al simbolismo en ocasiones, aunque fue en la pintura histórica donde logró sus mayores éxitos y su maestría indiscutible. Fue un pincel refinado de ‘realismo ambiental’.

Hace no mucho tiempo, recibimos en la AEPE la visita de la bisnieta del maestro Pradilla, Sonia Pradilla, quien nos habló de la familia y de su abuelo, el también pintor e hijo del aragonés, Miguel Pradilla, figura desconocida que siguió los pasos de su padre, ambos miembros de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

En una exposición celebrada en octubre de 2018 en Pozuelo de Alarcón, se rindió homenaje a los dos artistas, pintores que compartieron el amor a Italia, donde Francisco vivió tantos años y Miguel pasó toda su infancia.

Tras 100 años de olvido e indiferencia, con pequeñas muestras como la última llevada a cabo en el año 2006, que exhibió 36 obras inéditas de Pradilla, los herederos del maestro han logrado toda una hazaña en España: conmemorar el centenario de su fallecimiento con seis homenajes distintos en los que instituciones y organismos recordarán al genio de Villanueva de Gállego de manera independiente. Quizás sea por eso mismo, que las exposiciones han salido adelante sin la figura de una “Comisión” global.

El “Año Pradilla” contará con seis exposiciones  en  Madrid,   Pontevedra, Zaragoza y Villanueva de Gállego.

En Madrid se honrará a Pradilla con dos grandes exposiciones que se celebrarán en 2022: una en el Museo del Prado, del que fue Director y que se centrará en la faceta más conocida del artista, su pintura de historia, y otra que se abrirá en el Museo de Historia de Madrid, antiguo Museo Municipal, y que coincidirá en el tiempo con la del Prado.

Según nos ha comentado Sonia Pradilla, se reunirán más de medio centenar de obras, algunas de ellas nunca antes expuestas, en un proyecto largamente trabajado y soñado en el tiempo.

Además de Madrid, el Museo de Pontevedra ha comunicado su intención de realizar una exposición en torno al artista, contando para ello con los más de 50 dibujos que posee del maestro, además de óleos.

Mientras que el Museo de Zaragoza, dependiente del Gobierno de Aragón ha subrayado que presentará pronto su proyecto de homenaje, el Ayuntamiento de Zaragoza lleva ya tiempo trabajando en una exposición antológica que estará comisariada por Widredo Rincón, especialista en el pintor aragonés.

Y como no podía ser menos, Villanueva de Gállego, su localidad natal estrenará un espacio que expondrá de forma permanente 8 pinturas y 35 acuarelas de Pradilla.

Como ocurre con tantos otros grandes artistas, su tierra no reconoció en vida su valía, y de ello se quejaba. No así le ocurre a uno de los contados casos que conozco, el turolense Javier Sierra, uno de los pocos aragoneses que goza de un amplio y merecido reconocimiento en su tierra, de la que es “Profeta”.

Cerrando este artículo, se publica la noticia de que el Ayuntamiento de Villanueva de Gállego y por unanimidad, termina de aprobar en pleno el nombramiento de Hijo Predilecto del municipio al pintor Francisco Pradilla y Ortiz, cuyo título se entregará a la familia del artista en una ceremonia que se celebrará el 29 de octubre, coincidiendo con el centenario de su fallecimiento.

Y además, se concederá el título de Hijo Adoptivo del Municipio a Wifredo Rincón García por su carrera académica y de investigación en la historia del arte, con especial dedicación en el arte aragonés y concretamente en la figura de Pradilla.

Desde estas líneas, nuestra más sincera enhorabuena por los títulos y los logros en ocasión de su centenario, al que se sumará la Asociación Española de Pintores y Escultores con la convocatoria de un certamen homenaje al genial artista aragonés  que tendrá lugar el año próximo.

 

Doña Juana la Loca

 

Las Medallas de la AEPE: Francisco Pradilla

Por Mª Dolores Barreda Pérez

Después de ver cómo y cuándo nació la Medalla de la Asociación de Pintores y Escultores, vamos a seguir conociendo más acerca de los galardones en los que se otorga actualmente, con sus correspondientes denominaciones.

 

Medalla de Pintura Francisco Pradilla

Del Certamen de Pequeño Formato

 

La pintura de pequeño formato es una síntesis de lo mínimo y no obstante es completa, plena, sorprendente y satisfactoria. Trabajar en un formato reducido permite la inmediatez, la experimentación creativa, el derroche de imaginación, el despliegue de color que no abordamos en obras de mayor escala.

Desde esta tradición pictórica, la Asociación Española de Pintores y Escultores convoca anualmente el Certamen de Pequeño Formato que siempre supone un gran éxito tanto en la participación de los socios como en la calidad de las obras presentadas.

Son obras grandes, pese a su pequeño formato, que nunca nos dejan indiferentes porque encierran, de la misma forma que una preciosa y costosísima esencia, lo mejor de los sentimientos de los maravillosos artistas que componen nuestra entidad.

En el año 1979, la Asociación Española de Pintores y Escultores llegó a un acuerdo con la Galería Eureka, situada en la vecina calle Caballero de Gracia, para realizar una exposición de pequeño formato que se celebraría en el año siguiente, buscando una continuidad en el futuro y llegando a ser ya una de las convocatorias más tradicionales de la entidad.

El I Certamen tuvo lugar del 28 de marzo al 12 de abril de 1980 con un límite de tamaño de 46 cms.

En Eureka se llevaron a cabo las seis primeras ediciones del premio, trasladándose en 1986 a la Galería Infantas hasta su cierre, y encontrando desde entonces cabida en distintos locales e instalaciones municipales que siempre ceden sus espacios expositivos para acoger una muestra tan característica.

El arraigo definitivo de este certamen hace que estemos a punto de llegar a su edición número 40, todo un logro que destila fragancia y crédito.

En 2017 y gracias a la propuesta que realizara el Presidente de la AEPE, José Gabriel Astudillo, bajo el título de “La plenitud de los nombres”, se acordaba la reorganización de los premios y galardones que otorgaba la institución en los distintos certámenes y concursos habituales. En el caso del Certamen de Pequeño Formato, y como en el resto de las ocasiones con el ánimo de honrar la memoria de los fundadores de la AEPE, se instituyeron los premios: Medalla de Pintura Francisco Pradilla y Medalla de Escultura Juan Bautista Adsuara.

 

Francisco Pradilla y Ortiz

 

En el número de la Gaceta de Bellas Artes correspondiente al 15 de febrero de 1930, Ramón Pulido firmaba un artículo en el que se quejaba… “los que el año 1921, en Madrid, asistimos a su entierro éramos un número contadísimo, y el desprecio y la indiferencia de la crítica al dar noticia de su muerte, no podemos por menos de sentir tristeza al ver de qué modo muchas de las grandes figuras del arte, en el ocaso de su vida, son olvidadas, y ni la patria grande ni la chica tienen para ellos esos recuerdos póstumos de ternura y amor para quien, en vida, las dio tantos días de gloria”. Unas palabras que lamentable y tristemente un siglo después, mantienen su vigencia.

Francisco Pradilla es justamente considerado como uno de los máximos exponentes de la pintura española del último cuarto del siglo XIX, además del último gran maestro del género histórico en esta centuria.

Autorretrato de juventud

 

Consiguió situar a las grandes composiciones históricas, que tanto éxito tenían en el siglo XIX español, en lo más alto de la pintura europea. Su Juana la Loca bien puede considerarse como una de las mejores obras del siglo, gracias a la brillantez y la fuerza de su estilo realista, en el que las pinceladas de óleo vibran y se aprecian claramente en el lienzo.

Francisco Pradilla y Ortiz nació el 24 de julio de 1848 en Villanueva de Gállego, un pequeño pueblo de Aragón. De muy joven entró como aprendiz en el taller de pintura del escenógrafo de Zaragoza Mariano Pescador, quien le animó a acudir a la Escuela de Bellas Artes de San Luis.

El profesor Bernardino Montañés ve en él unas dotes excepcionales, encaminando sus pasos hacia Madrid, donde compaginará su trabajo como ayudante en el estudio de los escenógrafos Augusto Ferri y Jorge Busato, con la asistencia a la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado, donde tuvo como maestros a Federico Madrazo y Carlos Rivera.

Incitado por José Casado del Alisal, primer Director de la Academia Española en Roma, que deseaba contar en la primera promoción de pensionados con las mejores promesas del panorama artístico español, en 1874 ganó la pensión de la primera promoción en la Academia de España en Roma, junto a Casto Plasencia, Jaime Morera y Alejandro Ferrant y Fischermans, estos últimos, Socios Fundadores de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

El trabajo correspondiente al tercer año de pensión le supone a Pradilla un éxito rotundo. Se trata de Doña Juana la Loca, con la que consigue la Medalla de Honor en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1878 y la Medalla de Honor en la Sección Española de la Exposición Universal de París de ese mismo año.

Doña Juana La Loca

 

Desde entonces empezó Pradilla a pintar encargos para los amantes del arte del mundo entero, cotizándose sus obras a precios muy elevados.

Este sonoro triunfo le llevaría a recibir el encargo del Senado para la ejecución del cuadro La rendición de Granada, cuya difusión le catapultaría a una fama internacional.  Tan gran éxito obtuvo el cuadro, que el Senado no sólo recompensó al artista con mayor cantidad que la contratada, sino que durante muchos días permitió la entrada al edificio a todo el que quiso admirar la obra. Madrid entero desfiló por el salón de conferencias del Senado. Y es que esta obra produjo entre los pintores y los críticos profunda admiración, rindiéndosele homenaje en Roma por parte de todos los pintores. Las revistas del mundo entero reprodujeron la obra y publicaron todo tipo de elogios. En Francia, se le otorgó la cruz de la Legión de Honor y se le nombró además individuo extranjero de la Academia de Bellas Artes de París.

La rendición de Granada

 

Su nombramiento como Director de la Academia de España en Roma, sustituyendo a Casado del Alisal, le hizo fijar su residencia en la ciudad eterna, donde, emulando a su admirado Fortuny, abrió un estudio al que acudían los más importantes coleccionistas y marchantes de Europa. Pero agobiado por las obligaciones administrativas del cargo, presentó su renuncia a los ocho meses.

Los años vividos en Italia, alternando su trabajo en Roma con los veranos pasados en las Lagunas Pontinas de Terracina, fueron los más felices de su vida.

En 1896 es nombrado Director del Museo del Prado, un cargo que colma las ambiciones de cualquier artista, más él que gozaba de un extraordinario reconocimiento artístico entre coleccionistas y marchantes de todo el mundo, viéndose obligado a regresar a España.

La situación real del Museo, las críticas a la conservación de la colección, el vivir atrapado nuevamente por las limitaciones administrativas, desatendiendo su verdadera vocación de pintar, hicieron que en 1989 abandonara el cargo y con cincuenta años, cansado, se alejó voluntariamente de actos sociales y políticos, dedicando su vida a pintar.

Autorretrato de 1917

 

En su magnífico palacio-estudio recibía a numerosos amigos como Pérez Galdós, Núñez de Arce, el Marqués de Pidal y al mismísimo rey, que solía visitarlo con frecuencia.

Aunque su muerte sorprendió a muchos por el alejamiento del pintor de la vida social, la exposición póstuma de sus obras que se instaló en su propio domicilio, fue un éxito de concurrencia, ya fuera para visitar un lugar difícilmente accesible o por ver «los Pradillas» que conservaba su propio autor.

Entre todos los géneros pictóricos que cultivó, la pintura de historia fue la que más fama le proporcionó. Se interesó por las anécdotas más emotivas de la historia. También pintó retratos de la aristocracia madrileña y conjuntos decorativos, como la ornamentación del Palacio de Linares de Madrid, para el que ejecutó la Lección de Venus al Amor, en el techo del salón de baile.

Pradilla por Alejandro Fischermans

 

Pradilla fue también un gran paisajista, como ya demostró en sus composiciones de historia. Intentaba ambientar las escenas en exteriores y con una depurada técnica, organizaba amplias perspectivas panorámicas con multitud de figuras y de motivos.

La faceta más moderna de su obra son los abocetados paisajes que realizó tomados del natural, en los que busca plasmar sensaciones atmosféricas y paisajes, y donde abundan las luces efectistas.

Falleció en Madrid a causa de un cáncer en la boca, en su casa estudio situada en la calle Quintana,33, el 1 de noviembre de 1921. A su entierro, celebrado en el cementerio de Santa María, acudieron multitud de miembros de la Asociación Española de Pintores y Escultores como Mariano Benlliure, Moreno Carbonero, Álvarez de Sotomayor, Casado del Alisal, Miguel Blay, Benedito, Cecilio Plá, Aniceto Marinas, Marceliano Santamaría…

Huecograbado del pintor

Autorretrato

 

La Asociación Española de Pintores y Escultores dedicó una corona al finado que la familia, agradecida, no aceptó porque la modestia de Francisco Pradilla así lo tenía dispuesto, y abrió con la triste noticia el número de la Gaceta de Bellas Artes del 1 de noviembre de 1921, en la que además de una semblanza y biografía de su vida, se acompañaba en el sentimiento a la familia.

Su nivel de maestría fue tal, que una narración de la historia de España sin sus cuadros es una crónica huérfana de imágenes.

Su obra fue ingente y se halla dispersa en colecciones particulares españolas y en diferentes países europeos y sudamericanos.

También fue un buen ilustrador gráfico de publicaciones literarias, un maestro retratista y un gran pintor costumbrista, siendo las pinturas de este último género las más abundantes y cotizadas.

Cortejo del bautizo del Príncipe Juan

 

Pradilla supo crearse un estilo personal fruto de la observación, aquilatando valores, con un espíritu analítico, dominando el color sin ser colorista, la técnica, la composición, el dibujo, y con un concepto estético muy elevado y espiritual del arte, creó obras que tuvieron un público entusiasta que en todo momento le rindieron franca y sincera admiración.

Juana La Loca recluida en Tordesillas

 

Sus cuadros de costumbres italianas y españolas son obras sugestivas, tienen interés y belleza, en ellas buscó Pradilla la psicología de los personajes y el ambiente de su propia naturaleza.

Las lagunas pontinas y los pueblos de Galicia recogieron una gracia extraordinaria cuyo profundo estudio supone la contemplación de la naturaleza como pocos pintores hicieran, trasladando esa atmósfera a sus lienzos con recogimiento.

El suspiro del moro

 

El pintor era amante del aislamiento: vivía entregado al trabajo, correcto, sin ganas de visitas y reuniones, lo que le hacía poco asequible. Los domingos por la tarde recibía en su estudio a sus amigos íntimos, artistas y no artistas, y si le pedían consejos los daba sin apelar a medias tintas, en forma clara y concreta, fuesen gratos o desagradables, él, a quien le molestaba la adulación profundamente.

Sorolla, que fuera discípulo de Pradilla en Roma y Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, recibió del maestro consejos tan sinceros que le molestaron por su rudeza, llegando a distanciarlos en el transcurso de sus vidas, si bien finalmente el valenciano tuvo para Pradilla frases de justicia y de cariño.

Últimas nieves en Terracina

 

Pintaba la figura de un modo admirable y era un gran paisajista, creando obras que es difícil superar. Fue además un acuarelista extraordinario, dando a este género de pintura la solidez y calidad del óleo, sin perder el encanto y la gracia de la acuarela.

Hizo retratos muy bellos, pero no transigía con adular al retratado, rechazando la mayoría de encargos si conllevaban esta “pena”.

Primavera

 

Sus cuadros eran de una preparación lenta y minuciosa, debido a los muchos apuntes, dibujos y estudios que hacía antes de dar comienzo a la obra definitiva; preparaba el fondo, sobre todo en sus cuadros de historia. En el aire libre buscaba el momento de luz y hora que respondiese de modo muy expresivo al asunto que había concebido para su cuadro, los efectos de nubes, los terrenos en que los grandes carros marcaban las huellas de las ruedas… todo era objeto de profunda observación.

Amparito

 

Consiguió todos los honores que su talento le granjeó: fue académico de Bellas Artes en España y en las academias de París, Berlín, Munich y otras más. Fue condecorado con grandes cruces nacionales y extranjeras y sus cuadros se pagaban a precios muy elevados.

En palabras de Wifredo Rincón, especialista en la figura del aragonés, y quien fuera también Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, fue un pintor muy versátil que rivalizó en popularidad y prestigio con Joaquín Sorolla. Practicó todos los géneros: el retrato, la pintura de historia, estampas populares y costumbristas, paisajes, cuadros alegóricos y mitológicos próximos al simbolismo en ocasiones, aunque fue en la pintura histórica donde logró sus mayores éxitos y su maestría indiscutible. Fue un pincel refinado de ‘realismo ambiental’.

La tarde

 

Hace no mucho tiempo, recibimos emocionados en la AEPE la visita de la bisnieta del maestro Pradilla, Sonia Pradilla, quien nos habló de la familia y de su abuelo, el también pintor e hijo del aragonés, Miguel Pradilla, figura desconocida que siguió los pasos de su padre.

En una exposición celebrada en octubre de 2018 en Pozuelo de Alarcón, se rindió homenaje a los dos artistas, pintores que compartieron el amor a Italia, donde Francisco vivió tantos años y Miguel pasó toda su infancia, y la pintura de uno y otro volvía a los mismos escenarios (como las Lagunas Pontinas) con décadas de distancia.

Bajo el árbol consagrado a Ceres

 

Padre e hijo coinciden también en su interés por las escenas populares y costumbristas de fiestas, romerías, procesiones, mercados, etc. Y en la pasión por el paisaje, aunque con estilos muy diversos, con Francisco endeudado con el preciosismo y Miguel influido ya por el impresionismo.

La lectura de Anacreonte

 

En la página web de la AEPE www.gacetadebellasartes.es  publicamos también en el apartado “Recordando a nuestros socios”, la documentación que tan amablemente nos hicieron llegar en el ánimo de ayudar a difundir la memoria de ambos, que a todos recomiendo visitar.

Miguel recordaba a su padre “conmovido por su amor de hijo y su vocación de artista… yo consideraba a mi padre como a un dios, como a un coloso al que nunca podría llegar”… motivo por el que tantas veces declinó presentar sus trabajos al público, temiendo quizás, España es así… antes, durante y me temo que después… que la comparación entre uno y otro destrozaría su vocación.

Manolas en el palco

 

Pradilla gustaba de Rembrandt, Velázquez, Tiziano, el Greco y Ribera. Apasionado de Wagner, lector incansable, viajero y deportista, buen alpinista, gran nadador, practicante de gimnasia, senderista… el lado más personal del maestro así nos lo recordó su bisnieta, merced a las impresiones que su abuelo Miguel escribiera de él.

Retrato de la Marquesa de Encinares

 

Francisco Pradilla y la AEPE

En el III Salón de Otoño de 1922, Francisco Pradilla expuso tres obras cedidas para la ocasión por Félix Boix. Se trataba de hacer un pequeño homenaje al gran artista fallecido unos meses antes. Las obras expuestas fueron:

471.- “Recogedora de algas” (Vigo), óleo

472.- “El suspiro del moro” (boceto), óleo

473.- “Estudios de bordados y telas para La rendición de Granada” (acuarela)

En el V Salón de Otoño de 1924 estuvo presente también en la Sala de Recuerdos, junto a obras de Goya, Eugenio Lucas, Palmaroli, Rosales y otros muchos artistas fallecidos, con una obra propiedad de F.F.

413.- “Dibujo”

Niebla de primavera en Italia

 

 

Webgrafía y bibliografía

https://historiaragon.com/2016/11/01/francisco-pradilla/

AUTORRETRATOS DE FRANCISCO PRADILLA. A PROPÓSITO DEL CONSERVADO EN EL MUSEO DE ZARAGOZA Wifredo Rincón García online: https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/35/21/52rincon.pdf

http://www.bibliotecalazarogaldiano.es/carhis/descargas/Rincon-Garcia_De-pintura-y-fotografia-cartas-de-Francisco-Padilla-Ortiz-a-Antonio-Canovas-y-Vallejo-Kaulak.pdf

Wifredo Rincón ‘Francisco Pradilla’ (Aneto, 1999)

Archivo Histórico “Bernardino de Pantorba” de la Asociación Española de Pintores y Escultores

www.gacetadebellasartes.es

www.salondeotoño.es

Las Medallas de la AEPE: Lorenzo Coullaut Valera

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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Después de ver cómo y cuándo nació la Medalla de la Asociación de Pintores y Escultores, vamos a seguir conociendo más acerca de los galardones en los que se otorga actualmente, con sus correspondientes denominaciones.

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Medalla de Escultura “Lorenzo y Federico Coullaut Valera”

del Salón de Primavera de Valdepeñas

 

Como hemos visto en el número anterior, la Asociación Española  de Pintores y Escultores creó para Valdepeñas el Salón de Primavera “Por Tierras de Castilla-La Mancha”, instituyendo especialmente para el mismo, dos premios con los que honrar a los fundadores de la centenaria entidad y que vienen así a terminar de reconocer la importancia que esta cita tiene en el calendario expositivo de la entidad: la Medalla de Pintura José Moreno Carbonero y la Medalla de Escultura Lorenzo y Federico Coullaut Valera.

 

LORENZO COULLAUT VALERA

 

COULLAUT VALERA, Lorenzo    E    1910(F179)   12.abr.1876       MARCHENA(Se)      MADRID  21.ago.1932

 

Escultor e ilustrador. Socio Fundador de la Asociación de Pintores y Escultores.

Nació el 12 de abril de 1876 en la localidad sevillana de Marchena, hijo del ingeniero francés Louis Alfred Coullaut Boudeville, ingeniero constructor del puente del ferrocarril Mamedra de Marchena, casado con Teresa Valera y Díez de la Cortina, prima del novelista y diplomático cordobés Juan Valera, en Marchena donde se afincan. Louis Alfred Coullaut Boudeville fue el principal responsable de la introducción de la logia masónica en la villa, la cual fue completada con 15 personalidades del ferrocarril de Marchena y Osuna para más tarde ampliarse al centenar en pos de una activación cultural y política de corte republicano en contra del caciquismo.

La familia se traslada a Nantes y allí pasará su infancia, estudiando en el Liceo Livet.

Su estancia durante cinco años en Francia vino a significar una mayor modernidad plástica en sus obras con respecto a otros escultores andaluces del momento.

A su regreso a España en 1893, (según el doctor en Historia del Arte, Wifredo Rincón, su vuelta se produciría en 1880) se sintió atraído por la práctica de la escultura, iniciando su formación en la academia cordobesa de la mano del padre de Julio Romero de Torres y con posterioridad, en el taller del escultor sevillano Antonio Susillo Fernández. Tras su fallecimiento en 1896, se trasladó a Madrid, donde recibió clases de Agustín Querol Subirats, residiendo en la Calle Torrijos, 19.

Lorenzo Coullaut Valera en su juventud

 

Contó además con el apoyo de su tío, el cordobés Juan Valera, de quien Lorenzo realizó un busto con el que concurrió a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1897, obteniendo una Medalla Honorífica.

Coullaut Valera se convirtió en uno de los escultores españoles más representativos del reinado de Alfonso XIII, avalado por los repetidos premios y galardones que obtuvo.

En 1901 obtuvo la Medalla de Tercera Clase, en la sección de Escultura y en la de Arte Decorativo, de la Exposición Nacional de Bellas Artes, que repetiría en 1904, logrando las de Segunda clase en la de 1906 y 1908.

En 1905 ganó el concurso para realizar la lápida conmemorativa de la Primera Edición de El Quijote y un año más tarde logró el Premio Nacional de Escultura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Placa conmemorativa de la imprenta de Sancha, donde se realizó la primera edición de El Quijote

 

Si bien su especialidad la constituyeron los monumentos públicos, su talento le permitió abordar todos los géneros escultóricos, desde el retrato al relieve, pasando por la imaginería religiosa o la escultura funeraria.

Maqueta del proyecto del Monumento a Cervantes

San Raimundo

 

Fue además un excelente dibujante, colaborando en revistas como Blanco y Negro, Hojas Selectas, La Ilustración Española y Americana y otras revistas, ilustrando novelas, artículos, cuentos y poesías.

Portada de la revista Blanco y Negro de 1902

Bajorrelieves de las estaciones del año convertidos en ilustraciones para revistas de la época

 

Trabajó sobre todo en obra monumental pública, ubicadas tanto en España como en Hispanoamérica y participó en diversas Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y en la Exposición Universal de Barcelona de 1929.

Dolorosa

 

Padre del también escultor Federico Coullaut-Valera, y abuelo del pedagogo, sacerdote escolapio y escritor Enrique Iniesta Coullaut-Valera.

Considerado como un casi autodidacta, fue cultivador de un estilo netamente realista, su escultura ha sido calificada como narrativa y pictórica del realismo finisecular.

«Serenidad», obra presentada al Salón de Otoño de 1931

 

Sus obras más destacadas son los monumentos a José María de Pereda (Santander), a Bécquer (Sevilla), a los Saineteros, a Campoamor, a Menéndez Pelayo, a Juan Valera, a Cervantes, parte del monumento a Alfonso XII, todos ellos en Madrid, el busto a manuel Curros Enríquez (Vigo), a Pardo Bazán (La Coruña), el panteón de los Marqueses de Linares en Jaén,… a Bruno Zavala en Motevideo…

Lorenzo era concienzudo en su trabajo, que siempre comenzaba con un dibujo en el que planteaba el tema que iba a hacer; pasaba después a crear el boceto, en el que decía que residía la verdadera obra artística; más tarde, el boceto lo trasladaba y aumentaba “en sus proporciones a otro tipo en yeso doble o triple de tamaño, sobre el que se corrigen defectos, se trazan perfeccionamientos y pasa luego de aquí a la obra de construcción, al tamaño que ha de tener, ya sea sobre mármol o piedra. Cuando se trata de escultura en bronce se hace un vaciado de la segunda prueba y él sirve para la labor de la fundición. Lo que pudiéramos llamar “paso” de uno a otro tamaño se realiza por medio de un punteado especial que luego sirve para rebajar el material y dejarlo en la figura trazada. El boceto que se suele hacer sobre barro, y también su ampliación, se trabajan con un modelo viviente”…

Cristo Yacente

 

Uno de sus discípulos más aventajados, el escultor Enrique Pérez Comendador, dijo de él que fue “hombre activo, bondadoso, fino y educado, dicharachero y, a veces, andaluz de los buenos, su mijita zumbón. Natural y nada engolado, pese a su fama, gustaba del trato con los jóvenes; nunca le oí denostar a otro artista”.

Falleció el 21 de agosto de 1932 en Madrid, rodeado de sus familiares y amigos íntimos.

Las esquelas reseñaron su fallecimiento y el hecho de haber sido un escultor discutido, destacando que su arte había vivido en una época de transición artística, con una estética definida dentro de una escuela clásica, pero que luchó sin descanso por imponer su obra a la multitud, consiguiéndolo en fuerza de ser aplaudido o censurado según el gusto artístico de quienes examinaban sus obras y si bien no consiguió por completo los laureles del éxito, si hubo de experimentar el goce que origina la gran popularidad.

Lorenzo trabajando en su estudio

 

Lorenzo ante el boceto del Monumento a los Chisperos

 

Lorenzo Coullaut Valera tenía su casa-taller en la calle Torrijos de la capital; posteriormente, en un hotelito de la calle Conde Peñalver, esquina a Ayala, en Madrid. Su relación con el Real Sitio de La Granja de Segovia, le hizo abrir también allí una residencia, un estudio sencillo que servía además de lugar de veraneo, Villa María Teresa, que hoy cuidan sus descendientes.

En 1966 se convertiría en residencia y taller de la saga Coullaut-Valera, donde se trasladó Federico, hijo de Lorenzo y donde viviría también su nieto Lorenzo, fallecido en la pasada década.

Monumento a los Chisperos

 

Lorenzo Coullaut Valera y la AEPE

Socio Fundador de la Asociación de Pintores y Escultores, fue Vocal de las Juntas Directivas de 1914 y 1928.

En 1928 llevó a cabo las gestiones necesarias con el Alcalde de Madrid, para la obtención de premios en metálico para el Salón de Otoño.

Participó en el XI Salón de Otoño de 1931 con el yeso “Ensueño”.

 

Monumento a Gustavo Adolfo Bécquer en el sevillano Parque de Maria Luisa

Bocetos de distintos monumentos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lorenzo Coullaut Valera en plena madurez

 

Monumento a Campoamor

 

 

Archivo Municipal de Pamplona.ALTADILL, J., «Los monumentos a Navarro-Villoslada y Sarasate. El mausoleo de Gayarre», Boletín de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra, Tomo 9, nº 36, 1918, pp. 265-69.

«El monumento a Navarro Villoslada», Diario de Navarra, 14 de junio de 1918.

«Centenario de Francisco Navarro Villoslada. Homenaje al insigne literato», Diario de Navarra, 27 de septiembre de 1918.RAMÓN RAMOS, A. y LUQUE RUIZ, F.,

Lorenzo Coullaut Valera: conmemoración del CXX aniversario de su nacimiento, Marchena, Ayuntamiento de Marchena, 1996.

ÁLVAREZ CRUZ, J.M., «El monumento a Francisco Navarro Villoslada en Pamplona», Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, nº 99, 2007, pp. 7-42.

Martínez Zapatero, Rafael, Cinco proyectos de monumentos a Miguel de Cervantes Saavedra. Memoria. Escultor Coullaut Valera y con seis láminas, Madrid, 1915.

Cuenca, Francisco, Museo de pintores y escultores andaluces contemporáneos, La Habana, Rambla y Bouza, 1923, pp. 118-119.

Álbum salón 1/1/1904

La Ilustración española y americana. 8/1/1904 15/11/1904  8/1/1906  22/5/1906 8/1/1908 15/1/1908 8/1/1909 22/1/1909 8/5/1909 8/1/1910  22/10/1911

El Liberal (Madrid. 1879). 24/5/1904 22/1/1927 20/12/1927 5/1/1928  18/2/1928   29/12/1928 29/9/1929 14/2/1931

Ilustración artística. 25/5/1908 3/10/1910 14/8/1911 16/10/1911 25/12/1911

Blanco y negro (Madrid. 1891). 18/6/1904  17/4/1927 18/1/1914  16/2/1936

ABC 11/11/1956 13/3/1990  7/5/1966 3/11/2002 15/4/2016 24/6/1989 25/4/1978  23/11/1924  28/12/1924  19/6/1927  23/4/1970  1/6/1969  7/12/1924  22/3/1925  3/5/1925  1/12/1932

La Correspondencia de España. 24/5/1906  3/11/1911  2/10/1923

Revista de archivos, bibliotecas y museos. 1/3–30/4/1909  1/1–29/2/1912 1/5–30/6/1917 1/7–31/8/1918 ¼-30/6/1919

La Lectura dominical. 17/7/1909 2/7/1927

La Mañana (Madrid. 1909). 7/11/1911

El Imparcial (Madrid. 1867). 8/11/1911 27/5/1925  28/5/1926 9/12/1928 21/2/1929  19/11/1929 

Revista general de enseñanza y bellas artes. 15/12/1911

La Época (Madrid. 1849). 4/1/1912  11/2/1915  7/11/1915 12/5/1921  24/2/1928 8/6/1928  3/9/1928 22/8/1932 3/12/1934 

La Correspondencia militar. 5/1/1912 7/5/1927 20/12/1927

El Siglo futuro. 9/1/1914

Mundo gráfico. 21/1/1914  25/10/1916

Bética (Sevilla). 5/5/1914 30/4/1915

Hojas selectas. 11/1915  1/1916, n.º 169

La Acción (Madrid. 1916). 14/5/1916

Mondariz (Madrid). 20/9/1916

El Sol (Madrid. 1917). 27/9/1918 1/3/1930 19/6/1930  8/7/1930  21/8/1932 4/12/1934

La Voz 22/6/1923 31/3/1924 20/3/1930  15/5/1930 20/8/1935

La Alhambra 31/7/1923

La Esfera 3/5/1924 17/5/1924

Revista hispanoamericana de ciencias, letras y artes 12/1924

La Nación 6/5/1927 4/1/1928 10/3/1928 24/8/1928 18/11/1929 13/3/1931

La Libertad 14/5/1927 20/12/1927 25/2/1928 1/3/1930 9/7/1930

Caras y caretas 22/10/1927

Unión patriótica 15/11/1927

Gran Vida  1/7/1928  1/2/1929

Alrededor del mundo 27/4/1929

El Heraldo de Madrid 14/2/1931 18/1/1932  22/8/1932

Ahora (Madrid). 21/8/1932 23/8/1932

La Hormiga de oro  8/9/1932 2/11/1933 

Archivo Histórico “Bernardino de Pantorba” de la Asociación Española de Pintores y Escultores

www.gacetadebellasartes.es

www.salondeotoño.es

 

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