Las Medallas de la AEPE: José María López Mezquita

Por Mª Dolores Barreda Pérez

.

Después de ver cómo y cuándo nació la Medalla de la Asociación de Pintores y Escultores, vamos a seguir conociendo más acerca de los galardones en los que se otorga actualmente, con sus correspondientes denominaciones.

.

Medalla de Pintura “José Mª López Mezquita”

del Salón de Arte Abstracto

 

En el año 2015, la Junta Directiva de la Asociación Española de Pintores y Escultores creó el Salón de Arte Abstracto, que se ha convertido ya en una de las más esperadas convocatorias de la centenaria entidad, nacido para hacer de este arte una continua experiencia creadora que aporta todo tipo de conocimientos y la belleza de otra realidad, que sólo está en las manos de los artistas.

En 2017 y gracias a la propuesta que realizara el Presidente de la AEPE, José Gabriel Astudillo, bajo el título de “La plenitud de los nombres”, se acordaba la reorganización de los premios y galardones que otorgaba la institución en los distintos certámenes y concursos habituales. En el caso del Salón de Arte Abstracto, y como en el resto de las ocasiones con el ánimo de honrar la memoria de los fundadores de la AEPE, se instituyeron los premios: Medalla de Pintura José María López Mezquita y Medalla de Escultura Ángel Ferrant y Vázquez.

 

JOSE Mª LOPEZ MEZQUITA

 

LOPEZ MEZQUITA, José Mª    P    1910(F040)   25.abr.1883 GRANADA    GRANADA/MADRID 6.dic.1954

 

En el seno de una familia de comerciantes, José Mª López Mezquita nació un 25 de abril de 1883 en Granada.

Destacaron sus dotes artísticas desde muy niño, iniciando sus clases de arte con tan solo nueve años, en el taller de José Larrocha, pintor de escenas, paisajes y costumbres de su Granada natal.

Con once años, retrató a su abuelo en una obra que ya sorprendió por su calidad y presagiaba un brillante futuro.

Al cumplir los catorce años, la familia se traslada a Madrid, lo que facilita su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, matriculándose en la sección de Pintura y Grabado.

Además, asiste como alumno al estudio de Cecilio Plá, de quien recoge la pincelada impresionista y las escenas cotidianas de la época, el ambiente, su gente y la nueva burguesía de principios de siglo.

Con sólo 18 años asombró al mundo del arte, presentando varios cuadros a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1901, y obteniendo la deseada por cualquier artista, Medalla de Oro con la obra titulada “Cuerda de Presos”, en la que unió su Granada natal con una gran ciudad como la de Madrid, confrontando personajes dispares de distintas clases sociales con detalles que no podían escapar a la crítica de la época.

Fue esta una etapa en la que se descubría en su obra la influencia en su pintura de otros autores como Ramón Casas, Sorolla, McNeill Whistler y Singer Sargent.

Fotografiado en 1904

 

Aquella Exposición Nacional supuso el despegue del pintor, que fue reconocido además con una Mención Especial por otras dos obras debido a su gran calidad y llamó la atención de mecenas como la Infanta Isabel de Borbón, cuya ayuda le permitieron viajar por Europa (Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda…) durante cuatro años, hasta que fija su residencia en París.

Allí recogerá la influencia de la pintura impresionista del momento, que está en pleno esplendor gracias a Van Gogh y Gaugin, si bien utiliza en sus obras los claroscuros típicos de los grandes del Siglo de Oro español, sobre todo de Velázquez y Goya.

«Autorretrato»

En 1905 regresa a su Granada natal, consagrándose a la técnica del retrato, con la que triunfaría en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1910, consiguiendo otra Medalla de Oro por el “Retrato de los señores B. e hijos”, que presenta claros guiños hacia otros artistas del momento como Julio Romero de Torres.

En 1910 contrae matrimonio con Fernanda Morales Díaz, que retratará con mucha frecuencia y con la que tendrá a su único hijo Julio.

El 2 de noviembre de 1914, es nombrado Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores de la que fuera miembro fundador, cargo que ocuparía hasta 1917.

Posando en su estudio

 

En 1916, con treinta y tres años, ingresó como académico de Bellas Artes de San Fernando y realizó además una exposición patrocinada por el propio Alfonso XIII, cuyo catálogo incluía textos de Unamuno, Pérez de Ayala y Blasco Ibáñez, que se celebró en Nueva York y que se exhibirá después en otras ciudades de Estados Unidos como Boston o Chicago.

Sus viajes por América le granjearon fama y renombre, llegando a retratar a intelectuales y políticos de la época y recibiendo multitud de encargos con los que logró una gran fortuna, sobre todo en Estados Unidos.

De regreso a España, se instaló en los magníficos estudios que se construyó en Elche y Ávila, siendo definitivamente reconocido, admirado y recibiendo honores, nombramientos y designaciones varias.

En 1926 es convocado por la Hispanic Society de Nueva York, para continuar la obra que iniciara en esa institución el fallecido Joaquín Sorolla y de la que será nombrado miembro en 1930.

Pintando al rey Alfonso XIII en 1926

 

En 1937 marchó a EEUU, donde tenía multitud de encargos y tras perder todo lo que poseía en Madrid, en 1944 marchó a La Habana, retratando a las principales familias cubanas y atendiendo después a las peticiones de la Hispanic Society, pasó a Portugal.

En 1946 fallece su esposa Fernanda, que jamás viajaba junto a él porque prefería quedarse en Granada, y al poco tiempo, el pintor contrajo nuevamente matrimonio con Elnora Gruber, alternando continuos viajes a Estados Unidos, México y Portugal hasta que en 1954 se instala en Madrid, donde fallece el 6 de diciembre de ese mismo año en un Hotel, hecho que propició que se trasladaran sus restos a la Biblioteca de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde le rindieron el homenaje que merecía.

«Autorretratos»

 

José Mª López Mezquita asombró al mundo de su tiempo: precoz, atrevido, fecundo, inspirado, uno de esos pocos artistas que fueron tan tempranamente cubierto de laureles, que con 11 años sorprendió a Cecilio Plá y con 18 ya tenía un Medalla de Oro en una Exposición Nacional. Logró una sólida y gloriosa reputación en el mundo del arte contemporáneo dentro y fuera de España y levantó pasiones y repulsas por igual. Retratista iluminado, sus obras están dotadas de nervio y de vida.

López Mezquita en el estudio con su esposa Fernanda, ante el cuadro en el que aparecen los dos retratados en 1915

El artista fotografiado y en el estudio en sus últimos años

 

José Francés escribió sobre él que era un autor “absolutamente moderno en punto a sensibilidad, en el modo como llena de luz y aire sus cuadros y ciñe de ambiente a sus figuras… cuyos detalles permiten reconocer en él a un descendiente de Velázquez y Goya”…

 

José Mª López Mezquita y la AEPE

* Fue uno de los socios fundadores de la Asociación Española de Pintores y Escultores

* Vivió en calle Ayala 28, en Goya 36 y en Cánovas 4

* Recibió el Gran Premio de Honor en la Exposición Internacional de Panamá en 1916, a la que viajó representando a la Asociación de Pintores y Escultores

* Para el festival que la Asociación de Pintores y Escultores realizó en 1915, donó una de sus obras

* Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores desde el 2 de noviembre de 1914 hasta el 29 de enero de 1917

* Socio de Honor en el XI Salón de Otoño de 1931, en el que se inscribió como residente en Madrid, en la calle Goya, 36 y al que presentó dos obras:

  1. “Retrato”, (óleo) 0,87 x 0,75
  2.  “Retrato del guitarrista Segovia” (óleo) 1,54 x 1,20

* Al XV Salón de Otoño de 1935 presentó también las obras:

  1. Nocturno (Calle 59, New-York) (óleo) 0,82 x 0,71
  2. Nocturno (Central Park, New-York), 0,76 x 0,91
  3. “Nevada” (Central Park, New-York) (óleo), 0,82 x 0,71

* Al XXIV Salón de Otoño de 1950 concurrió con:

29 “Retrato del pintor Francisco Posada”

32 “Retrato de José Francés”

* En el 50 Salón de Otoño de 1983, y como homenaje a los artistas que hicieron posible el I Salón de Otoño de 1920, se exhibió en la Sala Homenaje su óleo “Pertiquero de la catedral”.

Entre sus discípulos, se puede citar al pintor granadino Francisco Soria Aedo, que también fuera miembro de la Asociación de Pintores y Escultores y cuyo nieto, Alejandro Aguilar Soria, es además Socio de Honor de la centenaria institución, además de multitud de artistas americanos como A. Schulte.

 

Bibliografía y webgrafía

Revilla, Miguel Ángel, en AA.VV. (2014) Museo Carmen Thyssen Málaga Colección, Málaga., p.376 ISBN 978-84-941565-0-2

https://www.culturandalucia.com/Jos%C3%A9%20Mar%C3%ADa%20L%C3%B3pez%20Mezquita.Biograf%C3%ADa.principal.htm

López Mezquita, su personalidad en la pintura española. Antonio Nogales y Marquez de Prado. 

López Mezquita. Francisco Javier Pérez Rojas, Catedrático de Historia Univesal de la Generalitat Valenciana.

https://www.jmlopezmezquita.es/bibliografia.htm

https://www.culturandalucia.com/Jos%C3%A9%20Mar%C3%ADa%20L%C3%B3pez%20Mezquita.Biograf%C3%ADa.principal.htm

https://dbe.rah.es/biografias/12334/jose-maria-lopez-mezquita

https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/lopez-mezquita-jose-maria/483f2a01-a66f-40c8-9f05-5549f2eba9ca

https://www.arte.sbhac.net/Plasticos/Mezquita/Mezquita.htm

Necrológica de don José María López Mezquita por José Francés

Archivo Histórico “Bernardino de Pantorba” de la Asociación Española de Pintores y Escultores

www.gacetadebellasartes.es

www.salondeotoño.es

 

Las Medallas de la AEPE: Fructuoso Orduna

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Después de ver cómo y cuándo nació la Medalla de la Asociación de Pintores y Escultores, vamos a seguir conociendo más acerca de su creador y en qué galardones se otorga actualmente, con sus correspondientes denominaciones.

 

FRUCTUOSO ORDUNA LAFUENTE

ORDUNA LAFUENTE, Fructuoso    E    1922   23.ene.1893    RONCAL(Na)    MADRID    27.ago.1973

 

El escultor Fructuoso Orduna era el séptimo de ocho hermanos, y ya desde muy temprana edad manifestó su habilidad para trabajos de carpintería y afines.

Tras pasar su infancia en su localidad natal de El Roncal, en 1906 emprendió su carrera en Zaragoza primero en un taller marmolista que abandonó a los pocos días por el estudio del también escultor Dionisio Lasuén, quien fuera director de la Escuela de Artes e Industrias de Zaragoza, publicista de temas artísticos y que implantara en Zaragoza la fascinante arquitectura modernista.

El Sol, 10 de junio de 1922

Con Lasuén aprende los rudimentos artísticos del oficio, compaginando su labor de aprendiz con estudios, primero en la Escuela Elemental de Artes Industriales y más tarde, en la Escuela Superior.

En 1914, con veintiún años, se trasladó a Madrid para proseguir su formación en la Escuela de Artes y Oficios, entrando a trabajar en el estudio de Mariano Benlliure, con quien permanecería durante tres años.

Montó su estudio en la calle Atocha de Madrid, consiguiendo en mayo de 1917 de la Diputación de Navarra, una pensión de cuatrocientos duros con la que comenzó a realizar bocetos y estudios previos.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1920 logró una de las medallas de tercera clase por el bronce “Busto de Roncalés”, un retrato de su padre, con el que la Diputación de Navarra amplió su ayuda, logrando trasladarse a Italia y establecerse en Roma.

Busto de Roncalés

Allí modeló el grupo Post nubila Phoebus, con el que logró en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1922, una primera medalla.

Post nubila Phoebus

Establecido definitivamente en España, al finalizar 1923 expuso individualmente en el Palacio de Bibliotecas y Museos, Salón del Museo Moderno, una muestra de su labor, con carácter de auténtica selección y estenográficamente concebida por Mariano Benlliure, con la que obtuvo una gran acogida por parte de la crítica.

En 1924 contrajo matrimonio con Carmen Ballestero, momento que fue todo un acontecimiento en la Asociación, y con quien tuvo a Pilar, su única hija, aunque desgraciadamente quedó viudo muy pronto.

Monumento funerario de la familia Fierro

En los años treinta, dosificó su presencia en exposiciones celebradas dentro y fuera de España y recibió multitud de encargos de esculturas urbanas y algunas piezas de imaginería popular en distintas ciudades repartidas por toda España.

Busto de Julián Gayarre

Fotografía del Busto de Julián Gayarre con dedicatoria de Fructuoso Orduna a su amigo Valerio Labari. Roncal 1917

Monumento a Julián Gayarre

 

Cuando en diciembre de 1935 Orduna realizó una exposición en su propio estudio, era ya un maestro pleno, no ajeno a lo moderno, pero firmemente vinculado al clasicismo aprendido en Roma.

Relieves del Instituto Ramón y Cajal donde se puede apreciar el parecido en cuanto a posturas y poses del personaje femenino con el de la Medalla de la AEPE

Aunque aún participó en algunas muestras, se dedicó a atender encargos y asumir honores, formando parte de jurados en certámenes y exposiciones.

Busto del Doctor Medinaveitia

 

Antes de 1936 se había presentado a las oposiciones de profesor numerario de figuras de la Escuela de Cerámica. En 1939 reunió los nombramientos de vocal del Patronato de la Criptoteca y Museo de Reproducciones Artísticas, Presidente de la Junta Directiva de la Asociación de Pintores y Escultores y vocal del Patronato del Museo Nacional de Arte Moderno. Desde 1940 fue profesor de la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado, de Madrid. En 1942 el Círculo de Bellas Artes de Madrid le distinguió como Socio de Honor y fue nombrado Académico de Número de la Real Academia Española de Bellas Artes de San Fernando en mayo de 1962.

Retrato de mi esposa

En los años 40 fueron muchos los encargos oficiales de estatuas ecuestres y otros bustos para distintos organismos oficiales así como una ecuestre de Alfonso XIII para la Ciudad Universitaria de Madrid que no llegó a realizarse o como el encargo de labrar seis estatuas en piedra para el campo de deportes del Instituto “Ramiro de Maeztu” de Madrid, que representan respectivamente al Pelotari, Arquero, Discóbolo, Remero, Hondero y Corredor. También en 1947 repetiría el tema del Discóbolo para el estadio del Real Madrid, a la vez que estampó en lámina de bronce el perfil de su presidente, Santiago Bernabéu.

Después llegarían el monumento a Julián Gayarre, la imagen de Jesús Nazareno de la Catedral de Huesca, una Inmaculada, otra de San Fermín de los Navarros, San Francisco Javier…

Su producción final, situada en la década de los sesenta, se centró en bustos de bronce, como el de Sarasate, el de José María de Huarte, o el del Duque de Ahumada, realizado en 1969, que es su última obra y se conserva en Pamplona.

Cabeza de niña

Fructuoso Orduna fue un escultor tenaz, laborioso y perfeccionista. Abordó todos los temas y no desdeñó ningún material, piedra o madera, bronce o mármol.

Busto de Guillermo Schultz

En sus retratos practicó una marcada fidelidad al personaje. Fue un realista expresivo, aunque con perfectible evolución, que va desde la minuciosidad y detallismo de sus primeros trabajos hasta una integrada suavidad formal.

Parco en el movimiento, se mostró especialmente preocupado por la corporeidad y la arquitectura constructiva de las figuras. La acentuación de músculos, tendones y huesos, y en general de las formas, especialmente en los años veinte y aún treinta, se puede atribuir a su formación en el clasicismo italiano, pero sin olvidar su tierra de origen, ya que en Navarra es muy acusada la huella que en las postrimerías del siglo XVI y buena parte del XVII, dejó el romanismo miguelangelesco.

A su muerte, la RABASF dedicó un homenaje que protagonizó Juan Luis Vassallo, quien dijo de él que: “Fue Orduna un hombre de llana sencillez y verdadera modestia, sin que ello debilitara su recio temperamento, que le hacía expresarse rotunda y claramente y siempre con absoluta fidelidad a su sentir. En su obra ha quedado bien patente la impronta de su carácter, tesón y honradez profesional. Su ecuanimidad y rectitud inspiraban a todos la mayor confianza. No es extraño, por tanto, que entre nosotros gozase de general simpatía, que él supo ganarse con su amor a la Corporación y respetuoso afecto a sus compañeros Académicos”.

Cristo de la Hermandad de la Pasión de Pamplona

De él también habló Enrique Pérez Comendador, Director de la Escuela Española de Bellas Artes de Roma, en estos términos: …”irrumpe Orduna con su navarra contextura física y moral, sólida, noble y fuerte como todos lo habéis conocido…pese a su carácter entero, reacio a la sumisión, al halago y a la intriga… Ante el modelo vivo estudiaba la forma humana con fidelidad y buscaba una sumaria concisión característica del todo y las partes. Ponderaba y equilibraba las masas, percibiéndose en todo un dibujo afirmativo, tanto que a veces las formas quedaron como desposeídas de esa envoltura vital que las da morbidez y tibieza. En esta línea ardua llegó Orduna a un academicismo con voluntad de equilibrio en la composición, de nobleza y estatismo en las actitudes…A través de la diversidad técnica y temática civil o religiosa, monumental, imaginera o de retratista, ya trátese de la materia pétrea o de la dúctil arcilla que la pericia artesana y el fuego metamorfosean en broncínea presencia tensando y revivificando las formas, podemos percibir, si abarcamos en conjunto la obra de Orduna, unidad en el concepto, continuidad en la técnica y la inalterable serenidad que la anima desde su primera obra laureada  hasta sus últimas producciones”…

Fructuoso Orduna vestido de gala en su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

 

Fructuoso Orduña y la AEPE

Tercera Medalla en la Exposición Nacional de 1920.

Primera Medalla en la de 1922 con la obra Post Nubila Phoebus.

En enero de 1924 recibió un banquete homenaje en el Palace Hotel.

Designado Jurado en la Exposición Nacional por la Asociación de Pintores y Escultores en 1924, 1930 y 1940. También en el Concurso para la Medalla de Madrid convocado por el Ayuntamiento en 1935.

Jurado en la Exposición de la Asociación en 1930, y en mayo de 1935.

Socio de Honor en el Salón de Otoño de 1925.

En 1926 modeló la Medalla de la Asociación para la Exposición Nacional.

Vocal de la Junta directiva en 1926 y 1927, 1934 y 1935.

Tesorero en 1939.

Presidente de 1940 a 1943. Bajo su presidencia se trató con el Gobierno un sistema de pensiones que resolviera el problema de muchos artistas y entre otros proyectos estaba el pedir una pensión para los artistas galardonados en las exposiciones nacionales, proyecto bastante laborioso para el que la junta se entrevistó repetidas veces con el Ministro y el Director General, para subsanar la injusticia que suponen la indigencia de muchos artistas en los últimos años de sus vidas y desveló la necesidad de que todos los artistas medallados al cumplir los sesenta y cinco años cobraran del Estado una pensión y formando un comité que diera patente de profesionalidad a los artistas no medallados que soliciten las pensiones citadas.

En 1932 formó parte del comité de estudio de la Federación de Artistas promovida por la Asociación.

Participó en dos ediciones del Salón de Otoño:

En el VI Salón de Otoño de 1925, su inscripción rezaba: “natural de Roncal (Navarra); reside en Madrid, Modesto Lafuente, 39”, y presentó dos obras, un mármol bajo el título de “Retrato” y un bronce titulado “Cabeza (Juez de Roncal).

En el XI Salón de Otoño de 1931 figuraba su domicilio en la calle Ríos Rosas, 31, y se hacía constar que era Socio de Honor de Salones anteriores. Para éste, participó presentando un “Relieve dedicado al Instituto Ramón y Cajal”, un “Retrato del escritor Ezequiel Endériz” y otro “Relieve dedicado al Instituto Ramón y Cajal”.

 

El grupo escultórico «Los Atletas» 

En la plataforma de acceso al polideportivo Antonio Magariños, proyectado por los arquitectos Antonio Vázquez de Castro y José Luis Íñiguez de Onzoño en 1957 y acabado de construir en 1965, se colocaron en esta última fecha agrupados sobre un pedestal único los Atletas que Fructuoso Orduna Lafuente había labrado hacia 1942 para puntuar el perímetro del campo de baloncesto del Instituto Ramiro de Maeztu, obra de Carlos Arniches y Martín Domínguez realizada entre 1926 y 1933 para la Institución Libre de Enseñanza, y reconvertida en «instituto modelo» tras la Guerra Civil.

Estas seis esculturas (1,80 x 2,60 x 1,70) responden a las influencias de la estatuaria fascista italiana, inspirándose especialmente en las figuras de sesenta atletas que rodean el llamado Estadio de Mármol del Foro Mussolini, construido en Roma entre 1927 y 1932 según un proyecto del arquitecto Enrico del Debbio.

Grupo de atletas del Instituto “Ramiro de Maeztu” de Madrid

El grupo es una agrupación de seis esculturas independientes sobre un pedestal prismático común, que estaba situado a la derecha de la rampa escalonada de acceso al polideportivo Antonio Magariños. Las figuras, de piedra arenisca blanca, representan a seis atletas ejerciendo seis modalidades deportivas diferentes, y en distintas posturas.

En la cara frontal, de izquierda a derecha, se representaban: un lanzador de piedra con honda, un remero y un saltador de pértiga, mientras que en la cara posterior, y en el mismo orden parecen hallarse representados un lanzador de peso, un lanzador de martillo, y un jugador de pelota.

Todas las figuras se representaban desnudas y en posturas que armonizan el movimiento con cierta serenidad clásica, estando talladas con un modelado realista pero idealizado, que delata su época de ejecución en las expresiones de los rostros y cortes de pelo, que recuerdan a los atletas que inmortalizó la cineasta del régimen nazi, Leni Riefenstahl, en su película Olympia sobre las olimpiadas de Berlín de 1936.

Las estatuas se encontraban ya muy deterioradas a principios del siglo XXI por la calidad deleznable de la piedra arenisca, pero sobre todo, por las agresiones vandálicas, que produjeron múltiples roturas y desperfectos en todas las figuras. En el plinto de una de ellas aún se apreciaba casi borrada la firma del escultor en letra romana incisa: ORDVNA.

El grupo escultórico fue destruido el 17 de julio de 2013, al parecer de forma accidental, durante la realización de unas obras, quedando cuatro de las seis estatuas originales seccionadas en varios trozos.

En la Gaceta de Bellas Artes de marzo de 2015, en la biografía que sobre los Presidentes de la AEPE hiciera su director, Juan de la Cruz Pallarés, ya se hablaba del grupo escultórico Los atletas y de su destrucción parcial accidental, pero nada más se supo del mismo hasta que hace pocos días, y tras mantener una conversación con José Asensio Laguna, Director General del Club Estudiantes de Baloncesto en donde su ubicaba el grupo, nos confirmó que el mismo fue retirado hace un par de años por el Departamento de Patrimonio de la Comunidad de Madrid para su restauración, puesto que la propiedad del conjunto corresponde a esta administración.

Sólo esperamos que dichos trabajos culminen lo antes posible y devuelvan a su emplazamiento original al menos las cuatro esculturas sobrevivientes del grupo.

 

Estatua de Papiniano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Proyecto de banco decorativo

Boceto del monumento irrealizado a Fray Diego de Estella

Cristo en la Cruz

Desnudo, «Sorprendida»

Obras de Fructuoso Orduna en la ciudad de Madrid

Además del grupo Los Atletas, en Madrid se conservan otras esculturas del autor como la Estatua a Alfonso XIII, situada en la Avda Complutense de la Ciudad Universitaria, como homenaje del Ministerio de Educación Nacional y la Junta de la Ciudad Universitaria al rey en agradecimiento al esfuerzo e interés del monarca en la creación de la misma.

Con este fin en 1943 fue encargada la realización de la estatua al escultor Fructuoso Orduna, quien entregó dos originales en yeso tres años más tarde, uno de los cuales fue rápidamente descartado por sus descomunales dimensiones y destruido poco después por las dificultades que presentaba para su almacenaje; el otro original entregado corresponde a la estatua que existe actualmente, que durante muchos años permaneció almacenado por la paralización del proyecto hasta que, en 1988, el rector de la Universidad Complutense, Gustavo Villapalos, retomó la propuesta y, gracias a una subvención, consiguió que se realizara el vaciado en bronce de la estatua.

Su inauguración tuvo lugar el 28 de septiembre de ese mismo año, y a la misma acudieron, entre otros, los Condes de Barcelona, quienes presidieron el acto con sus hijas Dª Pilar y Dª Margarita, la hija del ya fallecido escultor, Pilar Orduna, el rector de la Universidad Complutense, que leyó un pequeño discurso, y otras personalidades universitarias.

La escultura está realizada al más puro estilo clásico y reproduce la figura completa del rey Alfonso XIII, de pie, con la cabeza erguida mirando al frente, el rostro serio, la mano derecha abierta con un ademán de ofrenda y la izquierda sobre el torso sosteniendo un cetro rematado con una flor de Lis y vestido con una túnica y una capa larga que se pliega sobre los brazos y en la parte trasera, abierta en la parte frontal y cerrada sobre el pecho con una cinta ornamentada.

En el cinturón que frunce la túnica, se lee la inscripción: AXIII, y en el suelo, y frente a la estatua, una pequeña placa metálica incluye la inscripción: FRUCTUOSO ORDUNA / S.M. El Alfonso XIII. La pieza central del pedestal contiene en su cara frontal una inscripción grabada, apenas perceptible, en la que se lee: LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE / A DON ALFONSO XIII / MCMLXXXVIII.

Como propietario de la obra, figura la Comunidad de Madrid, igual que la escultura Escosura, situada en la Escuela de Ingenieros de Minas de la Calle Ríos Rosas, 21 (obra del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, que data de 1925 y fue erigida al ingeniero de minas madrileño Luis de la Escosura Morrogh (1821-1904).

Sobre un pedestal cúbico de granito con el apellido ESCOSURA inscrito en el frente seguido por una placa metálica moderna, grabada con la siguiente leyenda; LUIS DE LA ESCOSURA (1821-1904) / Ingeniero de Minas y Profesor de Química Analítica. / Director de la Escuela de Minas de Madrid (1882-1900), / periodo en el que construyó este edificio / del que fue su principal artífice. Y coronado por una cornisa moldurada de piedra caliza, aparece la figura en bronce del homenajeado vestido con camisa, chaleco y corbata de lazo, y cubierto con una bata de laboratorio desabrochada, sentado con las piernas cruzadas sobre un banco de granito en el que apoya la mano derecha, mientras que con la opuesta sostiene un libro que descansa en su pierna izquierda, con el título QUÍMICA / ANALÍTICA escrito en relieve en la portada; pudiendo leerse la firma del escultor F.Orduna / 1925, incisa en el extremo inferior derecho de la bata.

  

En el mismo emplazamiento pero a la izquierda de la puerta principal, se ubica la escultura erigida en 1925 al ingeniero de minas alemán Luis Guillermo Schultz Schreizer (1800-1877), también sobre un pedestal cúbico de granito con el apellido SCHULTZ inscrito en el frente seguido por una placa metálica moderna, grabada con la siguiente leyenda; LUIS GUILLERMO SCHULTZ (1800-1870) / Ingeniero de Minas que contribuyó al conocimiento geológico / de Asturias y Galicia. / Impulsó la reforma de las Escuelas de Minas / de Almadén y Madrid, de las que fue Director (1853-1857) / y la creación de la Escuela de Minas de Mieres (1854) y coronado por una cornisa moldurada de piedra caliza, descansa la figura en bronce del homenajeado, vestido con traje y corbata de lazo, sentado sobre un banco de granito, mirando al frente, y sosteniendo una piedra en la mano izquierda, y el martillo con que va a golpearla en la diestra; pudiendo leerse la firma del escultor: F.Orduna / 1925, incisa en el borde inferior de la chaqueta.

Y ya por último, y esta vez de propiedad municipal, encontramos una lápida situada en la Calle Pavía 2, en los Jardines del Cabo Noval.

En diciembre de 1953, una asociación denominada «Tertulia Navarra» encargó a Fructuoso Orduna, la realización de una lápida a Gayarre para instalarla en la casa donde murió en la plaza de Oriente, número 6. La dueña del inmueble no permitió su instalación, y fue el Ayuntamiento de Madrid quien propuso su instalación en los jardines del Cabo Noval, cerca de la casa donde nació, adosada a un monolito.

En el año 1990, se instaló una lápida al mencionado músico en la casa donde nació, patrocinada por el pueblo de Navarra.

Se trata de un monolito de granito con una lápida adosada en bronce, termina por la parte central superior en semicírculo donde aparece el busto en perfil del tenor en bajo relieve y en un tondo,  en la parte inferior lleva la inscripción tallada en la que se lee: JULIAN GAYARRE / NACIO EN RONCAL – NAVARRA / Y / MURIO EN ESTA VILLA / MDCCCXC / HOMENAJE DEL / EXCELENTISIMO / AYUNTAMIENTO DE MADRID, se remata por los laterales con pilastras que sujetan los escudos de El Roncal  a la izquierda y el de Madrid antiguo, a la derecha. Está firmada y fechada en el ángulo inferior derecho: Orduna / 1954.

 

 

Bibliografía y webgrafía

Arahuetes, El escultor Fructuoso Orduna, (Pamplona, 1986). F. Orduna Lafuente, La necesidad de las Bellas Artes en la vida humana. Discurso leído en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la recepción pública de don…, (Madrid, 1963).

A. Gaya Nuno, Arte del siglo XX, “Ars Hispaniae” Vol XXII, (Madrid 1977), p. 85-88.

https://dbe.rah.es/biografias/7306/fructuoso-orduna-lafuente

https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/orduna-y-la-fuente-fructuoso/05be23f2-b81f-4390-bd0e-a4daa53dbc59

Roncalés (el padre del artista), mármol, 50 x 20 x 24 cm (en dep. en el Consulado de España en Tánger, adscrito al MNCARS) [E895]

https://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/en/orduna-lafuente-fructuoso/ar-111310/

ANTOLÍN PAZ, Mario. Diccionario de pintores y escultores españoles del siglo XX. Madrid: Forum Artis, 1994.

AZANZA LÓPEZ, José Javier … [et al.]. Guía de escultura urbana en Pamplona. Pamplona: Ayuntamiento de Pamplona. 2010.

PRECKLER, Ana María. Historia del arte universal de los siglos XIX y XX. Madrid: Complutense, 2003.

https://www.esculturaurbana.com/paginas/ord.htm

Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, núm. 37, segundo semestre (1973), pp. 25-29. Edición digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes por cortesía del editor

Gaceta de Bellas Artes

Inventario del Ayuntamiento de Madrid

Mundo gráfico

El Globo

El Liberal

El Heraldo de Madrid

La Acción

La Correspondencia de España

La Libertad

Revista de bellas artes

El Sol

La Esfera

La Voz

Nuevo mundo

ABC

Blanco y Negro…

Ángeles Santos Torroella

Por Mª Dolores Barreda Pérez

.

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

.

SANTOS TORROELLA, Angeles   P    7.nov.1911    PORT BOU     S.SEBASTIAN/VALLADOLID MADRID 3.oct.2013

Ángeles Santos Torroella nació en la localidad gerundense de Portbou, el 7 de noviembre de 1911. Hija de Julián Santos Estévez, funcionario de aduanas y de Aurelia Torroella y Rodeja, es la mayor de ocho hermanos (de los que sobrevivieron seis) entre los que destaca Rafael, el gran intelectual, poeta, historiador y crítico especialista en Dalí. El cambio de residencia familiar es contante, llevándoles a vivir en Ripio, La Jonquera, Le Perthús, Fregeneda (Salamanca), Valladolid y Andalucía.

Internada en el colegio de las Esclavas Concepcionistas de Sevilla, se inicia así en dibujo y la pintura, afición que continúa en Valladolid (Calle Alonso Pesquera, 11), en donde recibirá clases del pintor italiano Cellino Perotti, un experto en el arte de la restauración.

Ángeles Santos en su adolescencia
Calle Alonso Pesquera, de Valladolid, que pintaba desde su ventana

En octubre de 1929 la artista participó en el IX Salón de Otoño, celebrado en el Palacio de Exposiciones del Retiro en Madrid, con tres obras: Autorretrato, Niñas y Un mundo, su obra más conocida que representa un extraño planeta surrealista (expuesto en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía) y que causó sensación entre las élites de intelectuales del momento en autores como Jorge Guillén, Ramón Gómez de la Serna, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, o Guillermo Díaz-Plaja entre otros, con quienes mantuvo desde entonces correspondencia, y finalmente acudieron a Valladolid a conocer en persona a la artista. 

Ángeles Santos en su juventud

Ramón Gómez de la Serna le dedicó estas palabras:

En el Salón de Otoño, que es como submarino del Retiro, náufrago de hojas y barro, ha surgido una revelación: la de una niña de diez y siete años. Ángeles Santos, que aparece como Santa Teresa de la pintura, oyendo palomas y estrellas que le dictan el tacto que han de tener sus pinceles”.

Ángeles Santos en la inauguración de su exposición en el Ateneo de Valladolid en 1929

El surrealismo autodidacta de Ángeles Santos reflejado en Un Mundo era poco menos que un milagro, teniendo en cuenta la temprana edad de la artista y el poco contacto con las nuevas tendencias artísticas y culturales que vivía en Valladolid. Un surrealismo que murió con ese cuadro, pues Ángeles no volvió a pintar ya nada parecido.

Un Mundo

Tras el éxito obtenido la artista fue invitada a exponer en el Lyceum Club y, en febrero de 1930, en una exposición celebrada en el Círculo de Bellas Artes.

En esta época ya se aprecia su giro al arte expresionista, con obras donde la pincelada adquiere textura y pierde concisión, alejándola de los sueños de sus primeras obras y con un mayor interés por la expresión y la realidad.

El Mundo

En el X Salón de Otoño de 1930, y cuando contaba con 19 años, fue honrada con una sala propia en la que presentó 34 obras realizadas tan solo en dos años.

Posiblemente debido a un proceso depresivo, Ángeles empezó a adoptar una perspectiva pictórica radicalmente distinta, produjo un tipo de obra llena de personajes fantasmagóricos, una pintura tenebrosa e inquietante pero de magnífica fractura y en ese contexto su carrera, posiblemente suspensa en la obsesión, se interrumpió dramáticamente.

Abatida, enferma y ante las presiones familiares, huyó de su casa pero unos agricultores la encontraron y la devolvieron a su casa; como consecuencia de aquella escapada, su padre la internó en un manicomio de Madrid y muchos de sus cuadros fueron destruidos como pago por su rebeldía.

La reclusión duró dos años gracias a que Ramón Gómez de la Serna protestó públicamente en un artículo. Desde ese momento algo se rompió en su interior y ni Ángeles ni su pintura volvieron a ser las mismas.

En 1931 se establece con su familia en San Sebastián, donde expuso en el Salón de Té Yacaré y preparó una individual para la Galerie Charles-August Girard de París.

A partir de ese momento, participa en exposiciones como la de la Sociedad de Artistas Ibéricos, en San Sebastián, Copenhague, París, en el Carnegie Institute de Pittsburgh (EEUU)…

La Tertulia

En 1933 se traslada a Portbou en un periodo fructífero a título personal, pero en el que su faceta artística pasa a un segundo plano.

En 1935 expone en las Galeries d’Art Syra, una muestra que tenía una estética alejada del novecentismo catalán imperante en el momento.

En 1936 contrae matrimonio con el también pintor e ilustrador catalán Emilio Grau Sala, pero al estallar la Guerra Civil el matrimonio se separa, exiliándose él en París y trasladándose ella a Huesca, con sus padres, ciudad en la que nacerá su hijo Julián y en la que dará clases de dibujo en un colegio de religiosas.

Niña

En 1941 expone en la Sala Libros de Zaragoza y un año más tarde presenta su obra como artista invitada en la Exposición Nacional de Bellas Artes realizada en Barcelona.

En 1945 lleva a cabo dos muestras en Madrid, una en la Galería Estilo y otra en el Colegio Mayor de Santa Teresa de Jesús de la Universidad Complutense.

En 1955 es invitada a exponer en la III Bienal Hispanoamericana celebrada en Barcelona.

A partir de 1969, fecha en la que se reconcilia con su esposo, la artista se interesa por la temática de paisaje, pintando ciudades como París, Barcelona, Cadaqués, Sitges… que llegó a exponer en la Sala Parés en 1974.

Habitación. 1930

En 1975 Ángeles conoció el éxito de su obra gracias a las exposiciones en la Sala Nonell, en la Galería Dau al Set y en la Galería Multitud, lo que la llevó a realizar en el Museo de Ampurdán una exposición antológica y otras muestras más o menos importantes que conformaron su importancia en el mundo de las artes plásticas.

En los años 90 publicó junto a su hijo Julián Grau Santos y su sobrino Antonio Santos, una soberbia carpeta de serigrafías y en el año 2003 realizó una exposición homenaje en Valladolid, en el Museo de Arte Contemporáneo Español Patio Herreriano, donde se exhibió una selección importante de sus obras.

Posando junto a su Autorretrato, realizado en 1946

En el año 2003 se la distinguió con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

Con 101 años, falleció en su casa de Madrid, el 3 de octubre de 2013.

Aunque reconocida como pintora, su vida es discreta y sus sucesivos cambios de estilo han difuminado su trayectoria. Tras los resplandores de su obra inicial, marcada por furia surrealista, le sobrevino una crisis espiritual que le llevó a cuestionarlo todo y a adoptar una perspectiva pictórica radicalmente distinta. El viraje no cuajó del todo y entre 1931 y 1932 abandonó la creación, aunque sus obras estuvieran presentes en exposiciones colectivas.

Su historia personal y su recorrido pictórico parecen fundirse de forma fascinante: su producción pareció apagarse en la posguerra y renació en las postrimerías del franquismo y la transición. Su carrera se inició con el surrealismo y el cubismo y vivió con intensidad el esplendor de ser una promesa de la vanguardia. Luego evolucionó hacia la dirección opuesta en la segunda parte de su vida, convertida ya en una corredora de fondo. De la ruptura inicial pasó, sencillamente, a resistir. Con obras como Un mundo, tiene asegurado un hueco en la historia de la pintora.

Con La Tertulia anticipa que su vocación por la vanguardia no fue un sueño. Ahí está condensado un tiempo de cambios y anhelos, una bandera de rebeldía y libertad que coincidió plenamente con su juventud.

Ángeles Santos pintando en su residencia madrileña en el año 2008

Ángeles Santos Torroella y la AEPE

Participó en el IX Salón de Otoño de 1929, en el que aparece inscrita como “Santos (Srta. Angeles), natural de Port-Bou. Reside en Valladolid, Alonso Pesquera, 11”. Como hemos visto, presentó tres obras:

179. “Autorretrato” (óleo), 0,51 x 0,44.

Autorretrato

180. “Niñas” (óleo), 1,39 x 1,10

181. “Un mundo” (óleo), 3,20 x 3,40

Un Mundo
Lilas y calavera
Niñas haciendo música
Niños y plantas
Nita y las muñecas
Un muerto
Catálogo del X Salón de Otoño

En el X Salón de Otoño de 1930 la pintora contó con una sala propia que exhibió 34 obras: Habitación (óleo), Un muerto (óleo), Niñas haciendo música (óleo), Habitación (óleo), Cuerpos desechos (óleo), Vaso (óleo), Familia cenando (óleo), Amanecer (óleo), Bodegón con flores (óleo), Bodegón con naranjas, Un sueño, Naturaleza muerta, Niña, Niña comiendo, Niñas jugando, Niñas cantando, Niña, Mujeres, Seres de una misma especie, Persona abierta, La Gloria, Niñas, De paseo, El cabaret, Niños bañándose, Niña durmiendo, Habitación, Niñas, Cabeza de niña, Cabeza de niño, Niña, Bodegón, Niña y Niña.

Era la primera vez que el Salón de Otoño dedicaba una sala a una pintora y la octava ocasión en la que se rendía homenaje a un artista en solitario.

Al XIII Salón de Otoño de 1933 concurrió inscrita como “Santos (Srta. Ángeles). Residen en San Sebastián, Prim, 39”. Presentó cuatro obras que se exhibieron en la Sala IX: Niño de las muñecas, Retrato de señora, Niña dormida y Bodegón.

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

www.gacetadebellasartes.es

www.salondeotoño.es

“Historia de la Asociación Española de Pintores y Escultores. 1910 – 1993. Fernando de Marta Sebastián”

Agenjo, Rosa (1986). La pintora Ángeles Santos y su obra anterior a la guerra civil española. Catalogación y estudio. Tesi doctoral dirigida per Rafael Santos Torroella. Barcelona: Universitat de Barcelona, Facultat de Belles Arts

Bonet, Juan Manuel (1995). «Santos, Ángeles o Angelita». Diccionario de las vanguardias en España (1907-1936). Madrid: Alianza Editorial.

Capella, Anna (2011). Ángeles Santos, entre la vida i la pintura. Dones il·lustres de les comarques gironines, núm. 3 (en catalán). Bellcaire d’Empordà: Edicions

Casamartina i Parassols, Josep (2003). Ángeles Santos, un mundo insólito en Valladolid. Valladolid: Patio Herreriano Museo de Arte Contemporáneo Español. 

VV.AA. (1987). Santos, Ángeles o Angelita. Cuadernos Guadalimar, núm. 28. Madrid.

Huici, Fernando; de Diego, Estrella (1999). Fuera del orden. Mujeres de la Vanguardia española. Madrid: Fundación Cultural Mapfre Vida.

Prado, Mercedes; Gómez de la Serna, Ramón (2003). Ángeles Santos. Bilbao: Fundación Bilbao Bizkaia Kutxa. 

Rivas, F. (1987). Ángeles Santos. Madrid: Cuadernos Guadalimar. 

Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Ángeles Santos Torroella.

Obras de Ángeles Santos en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

Las Medallas de la Asociación Española de Pintores y Escultores

La Medalla de Fructuoso Orduna

Por Mª Dolores Barreda Pérez

La Junta Directiva de la Asociación de Pintores y Escultores celebrada el 10 de febrero de 2017, aprobó la propuesta planteada por el Presidente de la centenaria entidad, José Gabriel Astudillo López, relativa a la reorganización de los premios y galardones que otorga la institución en los distintos certámenes y concursos habituales.

     Los análisis realizados por la Junta Directiva sobre el más que positivo aumento del número de esculturas que se presentan en cada convocatoria, hacían necesario distinguir definitivamente las secciones de pintura y escultura, dotándolas con premios bien diferenciados, de forma que no compitan entre sí dos elementos tan distintos y cuyo contenido da nombre a la Asociación Española de Pintores y Escultores.

     Ante esta situación, se hizo imprescindible revisar y reformar las bases de las distintas convocatorias que lleva a cabo la AEPE, y teniendo en cuenta que algunas de ellas tenían medalla propia, aunque sin especificar si era de pintura o de escultura, se hacía del todo necesario analizar los premios y distinciones que hasta la fecha otorgaba la institución, planteando una propuesta justificada del por qué y del cómo hacer bien las cosas.

     Es triste y descorazonador pensar que las distinciones y los premios, más allá de la pura anotación que nos queda en la actualidad, no tienen ningún tipo de soporte documental ni histórico. Más descorazonador aún pensar que hay medallas con reglamento específico del que no sabemos nada pese a haber visto la luz en nuestra entidad.

     El extravío de la documentación que se custodia en la institución, en el transcurso de los años, de forma cotidiana y habitual, nos priva de archivos históricos más completos en los que apoyarnos y poder entender mejor el cómo y por qué de cada acción.

     Partiendo del documento base de la Asociación Española de Pintores y Escultores que nos proporciona un mínimo soporte histórico como es el libro de la Historia elaborado por el Bibliotecario, Fernando de Marta y Sebastián, vamos a tratar de saber cómo y cuándo nacieron los premios y distinciones, y sobre todo, por qué y con qué fin, nacen los nuevos para cubrir la necesidad planteada de distinguir entre disciplinas artísticas.

Pero antes de nada, debemos saber más acerca de la Medalla de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Fructuoso Orduna, Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores y autor de la Medalla de la AEPE

Creación de la Medalla

Bajo la presidencia de Pedro Poggio y siendo Secretario General Pedro García Camio, se reúne la Junta Directiva, informándose de ello en la Gaceta del 15 de junio de 1926, en donde aparece publicado textualmente, bajo el título de “Una Medalla de Oro”: “La Asociación de Pintores y Escultores, y por acuerdo de la Junta Directiva, ha creado una “Medalla de Oro” que, al igual que la del Círculo de Bellas Artes de Madrid, será otorgada en las Exposiciones Nacionales, y por primera vez en la actual Nacional que se celebra en el Retiro. Ha movido a ello, no sólo el deseo justificadísimo de que nuestra Asociación, a este respecto, no fuera menos que cualquier otra entidad, sino, además, el afán de acuciar la creación de premios especiales, de que tan faltas están nuestras Exposiciones. Da grima, en verdad, comparar cómo se estimula a los artistas, por los particulares, en otros países y lo muy poco que en España se hace en este aspecto. Esta nueva “Medalla de oro” será obra del escultor Fructuoso Orduña, que se ha ofrecido a modelarla gratuitamente».

«Su valor no será inferior a 500 pesetas, cantidad que se recaudará por suscripción, agradeciendo mucho que los que deseen suscribirse lo hagan rápidamente, pudiendo dirigirse para ello a esta Secretaría, Jovellanos, 8, Madrid. (La tan repetida Medalla será otorgada en las mismas condiciones que la de Honor, y firmando el votante la candidatura)».

El día 12 de junio se celebró la votación de la Medalla de Oro de la Asociación de Pintores y Escultores en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1926, otorgándose a Martínez Vázquez por su cuadro “La Rondeña”. La Gaceta de Bellas Artes del 1 de junio de 1927 (Año XVIII, Núm. 313) publicó en su portada una fotografía original de Moreno, (Pl. de las Cortes, 8), del Anverso de la Medalla de Oro creada por la Asociación de Pintores y Escultores, para ser concedida en las Exposiciones Nacionales, obra del escultor Fructuoso Orduna.

Medalla de la AEPE obra original de Fructuoso Orduña

La Medalla en el Salón de Otoño


Portada de la Gaceta de Bellas Artes del 1 de junio de 1927 (Año XVIII, Núm. 313)

El I Salón de Otoño de 1920 nació …“Sin recompensas, sin presiones, sin apasionamientos, sin envidias ni prejuicios, el próximo Salón Otoñal ha de ser, no el campo de batalla de odiosas comparaciones, sino el santuario en el cual cada manifestación, cada destello tenga su propio altar, su merecido respeto y sus creyentes, todo en un ambiente de paz, de dulzura y compañerismo, que haga de ella en los años sucesivos el lugar consagrado a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad de los artistas y sus admiradores”…”Íntegro, sin prejuicios, en apretado haz, los artistas españoles inaugurarán, entregando al juicio público, al de la Prensa y a los altos poderes de toda clase, de quienes esperarán tranquilos el fallo”…

Como vemos, el Salón de Otoño nació con la idea de exhibir solo las obras, pero no otorgar ningún tipo de recompensa ni distinciones.

Sin embargo, en el III Salón de Otoño de 1922, y con la aprobación de la Junta General de 25 de mayo de ese mismo año, ya se hicieron propuestas de socio para los que no lo eran, propuestas que incluían la exención de la cuota de entrada, y para los que ya eran asociados se proponía que se les pudiera nombrar Socio de Mérito o Socio de Honor.

De esta forma, las primeras recompensas en un Salón de Otoño se otorgaron en el III Salón de 1922 y fueron el nombramiento de Socios de Honor, que según resaltaba el Reglamento, se acordaron por mayoría de votos, y que recayeron en José Moreno Carbonero, Julio Moisés, Jaldón, José Gutiérrez Solana y Miguel de la Cruz.

Así transcurrieron los salones hasta el año 1936, en que la actividad de la Asociación de Pintores y Escultores se vio interrumpida por la contienda civil.

En mayo de 1939, el Secretario de la entidad, José Prados López, envió una carta a los socios, que se difundió en los distintos medios de comunicación de la época, en la que rogaba a los artistas que poseían la Medalla de Oro de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, para que la entregasen en un acto altruista que ayudara a la reconstrucción de la España de la posguerra.

Toda la prensa recogió esta solicitud y la generosidad de los artistas que finalmente la entregaron, insistiendo en la voluntariedad del acto, y a quienes se les ofreció recibir otras medallas fundidas en inferior metal, para recuerdo.  

El plazo inicial fue hasta el 31 de mayo, pensando poder entregarlas al Vicepresidente del Gobierno el día 2 de junio, pero esta audiencia no tuvo lugar hasta el día 17, cuando el Conde de Jordana recibió en Burgos a la Junta Directiva de la Asociación y aceptó para el Tesoro Nacional las primeras 15 Medallas recibidas.

Entre quienes desinteresadamente las aportaron, y cabe recordar que dichas Medallas eran ciertamente de oro, figuran Mariano Benlliure, Aniceto Marinas, José Garnelo y Alda, Fructuoso Orduna, Daniel Vázquez Díaz, José Gutierrez Solana, Julio Prieto Nespereira, José Bueno Gimeno, Jacinto Higueras Cátedra, Eugenio Hermoso, Eduardo Chicharro Chicharro, José Ortells…

En la Junta Directiva del 15 de marzo de 1940, bajo la presidencia de Fructuoso Orduna y siendo Secretario José Prados López, se decidió que la leyenda de las medallas de bronce que sustituían a las medallas de oro entregadas por los artistas fuera: «España, por tu oro, te devuelve este honor -1940», y de ellas se hicieron cincuenta ejemplares, aunque en una Junta anterior se habían aprobado 30, que fueron hechas por la Casa Teu, sobre el modelo realizado por José Ortells. Dichas medallas fueron entregadas por Juan de Contreras y López de Ayala, más conocido como el Marqués de Lozoya, que ocupaba el cargo de Director General de Bellas Artes, en su despacho oficial el 17 de junio de 1940.

Como veíamos anteriormente, hasta este momento, las recompensas del Salón de Otoño se limitaban a los nombramientos honoríficos de Socios de Honor y de Mérito.

En 1942, para el XVI Salón de Otoño, se establecen por primera vez premios económicos, que conviven con los honoríficos: el Ministerio de Educación Nacional aportó 10.000 pesetas, y 1.000 pesetas el Ayuntamiento de Madrid y la Diputación Provincial de Madrid otras 1.000.

Para el XIX Salón de Otoño de 1945 la Dirección General de Bellas Artes concedió 10.000 pesetas para premios-adquisición de obras con destino al Museo de Arte Moderno.

También hubo premios de 5.000 pts del Banco de España, de 2.500 del Duque de Alba y del Marqués de Aledo, así como los ofrecidos por el Ayuntamiento y la Diputación de Madrid.

En principio, los premios del Salón los votaban los mismos expositores, pero en Asamblea Extraordinaria del 14 de enero de 1946 se llegó al acuerdo de nombrar un jurado que quedó formado por Daniel Martínez Vázquez y José Prados López, en representación de la directiva y por los pintores Joaquín Valverde y Gregorio Toledo, y el escultor Juan Adsuara, designados por la Asamblea General. Finalmente Adsuara fue sustituído por José Ortells.

Los premios a otorgar fueron, además de los de la Dirección General de Bellas Artes, otros dos de 2.500 pesetas del Marqués de Aledo y del Duque de Alba, y se había establecido que los primeras medallas presentados al salón no obtasen a premios.

El hijo de Martínez Vázquez pidió ser considerado fuera de concurso al haber sido designado su padre como jurado, y Planes decidió no aceptar el cargo para el que, al parecer, fue votado, por la misma razón de que se presentaba su hijo.

Para el XXII Salón de Otoño de 1948, y por acuerdos de la Asamblea General, se establecían por primera vez medallas de primera, segunda y tercera clase, para pintura, escultura, grabado y dibujo y arte decorativo en general, distinguiéndose en pintura entre figura y paisaje. La acuarela estaba incluida en la pintura.

El número de medallas para pintura fue de dos, cuatro y seis respectivamente para primera, segunda y tercera clase y fueron concedidas por voto escrito y firmado de los expositores y, posteriormente, los premios en metálico asignados por el mismo procedimiento de voto entre los medallados, recayendo entre ellos mismos.

Las medallas así establecidas se dejaron de adjudicar a principios del siglo XXI, siendo retomadas en el año 2014 por el Presidente de la AEPE José Gabriel Astudillo López, si bien no de la misma forma.

Simultáneamente, continuaban los nombramientos de Socio de Honor y de Socio de Mérito entre 1942 y 1963, a artistas dentro del Salón de Otoño, pero sin tener acreditada su participación en ellos.

A partir de 1963 y para su concesión exclusiva en el Salón de Otoño y fuera de las bases, se creó la Medalla de Honor, formándose para ello expresamente un jurado especial. La última otorgada de esta manera lo fue en el Salón de 1978.

Coincidiendo con la celebración de la última Exposición Nacional de Bellas Artes, la Medalla de Oro que concedía la Asociación de Pintores y Escultores deja de tener sentido, por lo que es muy probable que se decidiera hacer de la Medalla creada por Fructuoso Orduna la pieza “estrella” de los Salones de Otoño, quedando ya para siempre unida a la centenaria entidad y a su más prestigioso galardón.




El Heraldo de Zamora 4 mayo 1939
Anverso de la Medalla de José Ortells para quienes entregaron su Medalla de Oro al Tesoro Nacional

Reverso de la Medalla de José Ortells

Lo que encierra la Medalla

Más allá de lo que formalmente representa, la Medalla de la AEPE constituye la seña de identidad de la centenaria institución. En ella se muestra claramente la capacidad del autor para el estudio anatómico y su excelencia como retratista, con simbología simplificada y líneas en las que las figuras sobresalen con una fuerza y energía acentuadas siempre por su excelente complexión física. Una obra que muestra rotundidad en la composición y un modelado de gran potencia y maestría.

Antes que la recompensa en metálico, que bien es verdad que a nadie le amarga un dulce, obtener la Medalla de la AEPE significaba lograr el reconocimiento del artista, pero no un reconocimiento cualquiera, sino la aprobación y afirmación de otros artistas, y entre iguales, esa hazaña alcanzaba aún más importancia y repercusión.

Que quienes se dedican a la pintura y la escultura, con conocimientos propios de la materia y experiencia personal acerca del mundo de las bellas artes, del difícil mundo del arte, de sus penas y alegrías, sinsabores y vanaglorias, sean quienes reconozcan que el trabajo realizado es digno de una medalla, va más allá de cualquier otro tipo de distinción, puesto que dice mucho a favor de quienes hacen de la creatividad y la calidad, el oficio de los artistas con todos los valores que ello encierra. Por todo ello, lograr la Medalla de la AEPE es un gran honor que quizás pocos artistas puedan aún comprender, pero por el que merece la pena intentar conseguirla.

Sujetamedallas de la AEPE, obra de José Gabriel Astudillo López, Presidente de la AEPE

Mariana López Cancio

Por Mª Dolores Barreda Pérez

.

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

.

MARIANA LOPEZ CANCIO

 

LOPEZ CANCIO, Mariana     P       1932      19.oct.1909        GIJON   MADRID     16.jun.1996

 

Domiciliada en Madrid: Claudio Coello, 22

Nace en Gijón el 19 de octubre de 1909, aunque desde que tenía seis años la familia se traslada a Madrid, donde residió toda su vida.

En 1928 comienza su formación con Manuel García Romero y más tarde con el pintor Julio Moisés, que entre 1930 y 1936 presidió la Asociación de Pintores y Escultores.

 

 

Además, asistió a las clases de dibujo que Julio Moisés impartía en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.

En 1932 se presentó a la Exposición Nacional de Bellas Artes con el cuadro titulado “Naturaleza muerta”. Y a partir de entonces, estaría presente en sucesivas convocatorias.

Su primera exposición la realizó en 1940.

El 20 de diciembre de 1943 apareció una reseña en la Hoja Oficial del lunes relativa a la exposición de la artista en Madrid, en la Sala Macarrón, que se inauguró el 18 de diciembre y permaneció abierta hasta el 2 de enero de 1944, y firmada por A. de las Heras:

“Exposición López Cancio. En pocas exposiciones siente el visitante como en esta de Mariana López Cancio, una tan grata impresión de poesía, y a medida que pasa el tiempo contemplando las treinta obras de que consta el catálogo, la sensación que se adquiere es la de respirar un vivo perfume que llega a embriagar los sentidos… Hay demasiada claridad en los lienzos para que no se vea rápidamente, y en realidad no es otro sino un oficio bien adquirido, donde nada se ignora como técnica y al que se le presenta ese auxiliar que es todo en arte y que comúnmente se conoce por sensibilidad.  Con estos dos elementos, Mariana López Cancio pinta sus flores, que se iluminan y se hacen más sutiles y fragantes por el milagro de un temperamento…. la obra que expone esta pintora… que huye de grandilocuencias para concentrarse más en su propio espíritu, y en su propia vida interior. Porque sólo así se comprende que hayan sido producidas esas “rosas blancas”… con las flores y los bodegones ha entrado en la sala donde expone luz a raudales, tamizada por una exquisita sensibilidad y ha entrado también una buena lección de cómo se deben pintar cosas poco importantes para la vida material y tan imprescindibles para la vida del espíritu, como son las flores. Esta exhibición que marca un triunfo decisivo en la carrera de esta pintora es al mismo tiempo una gran promesa, dado el talento y la juventud que posee Mariana López Cancio, pintora sutil de cosas ilusionadas. Todas y cada una de las obras colgadas llevan en sí una gran fuerza como de ensueño. Pero hay un cuadro titulado “Ventana murciana” de un tan poderoso atractivo y de una luz tan apasionante, que su título debería ser “Nostalgia del Sur” porque en realidad no es otra cosa que una luz mediterránea conseguida  a través  de un sentimiento nostálgico en que la realidad pasa a segundo término dejando el campo a la fantasía”…

Bodegón de crisantemos

 

En enero de 1944 realizó una exposición en los Salones Macarrón, que recogió Imperio: Diario de Zamora, en un artículo titulado: El escultor Mateo Inurria y las pintoras Mariana López Cancio y Aurora Lezcano. Por J. Navarro Cruz.

En los Salones “Macarrón” expone Mariana López Cancio una apretada manifestación a base de bodegones y sobre todo de floreros, de su exquisito arte pictórico, en el que tan claramente queda patente su fina sensibilidad femenil…. sutil pintora de bellos cuadros… que hace con tanta soltura y delicadeza… sacrificando otras orientaciones que pudieran extraer de sus amplios conocimientos artísticos. Su técnica, dulce y ligera, con vaga fórmula impresionista muchas veces… el gusto secundario que pone la artista en los trastos accesorios… que lo consigue con armonía y fineza… claramente su firmeza de ejecución y ensamblaje… en otras obras se nos presenta muy resuelta y dura en la plasmación, vigorizando su mundo poético…. a base de tintas levantadas de tonalidad y marcadamente limitadas, como ocurre con –a nuestro juicio la mejor obra del conjunto expuesto- “Cacharros y telas”. La exquisita pintora se consagra con esta Exposición como una agraz intérprete del mundo botánico, endulzándolo con sumo gusto y no menos divina inspiración, consagrándola como una relevante artista que hay que tener en cuenta en adelante”

Bodegón con frutas

 

En marzo de ese mismo año expuso también en las Galerías Atenea de Barcelona.

En 1945 la Revista Aragón de marzo-abril 1945, en la sección Notas de arte, comentaba así la “Exposición de Mariana López Cancio: La pintura de floreros y bodegones ejercitada por manos femeninas no tiene para nosotros un crédito ilimitado; nos fundamos en que generalmente hay en su ejecución un virtuosismo que resulta molesto porque no alcanza la calidad que tienen los floreros de escuela flamenca, por ejemplo. Pero en este caso nos presentó en la Sala Macoy Mariana López Cancio veinte lienzos de una técnica briosa y resuelta en la que toda minuciosidad está sacrificada en aras de lograr un acorde de color o un efecto de luz. Esta artista, con una juventud de la que cabe esperar muchísimo y en la que su temperamento dulcemente femenino parece anunciar una pintura tranquila y recoleta, nos sorprende cómo simplifica los detalles y de la forma en que logra los mayores efectos cromáticos y luminosos con una pincelada amplia y llena de intención que sólo vemos en los grandes maestros. Mariana López Cancio no es una pintora cerebral en que cada línea o cada mancha de color va llena de prejuicios y que hacen que la obra carezca de espontaneidad; el suyo es arte logrado sin violencia, grato a la vista y que al decorar una estancia la llena de esa fác i l alegría tan lejana de las elucubraciones con que nos vienen torturando tantos «genios» actuales. El arte de Mariana López Cancio es pintura sana, bien orientada, alegre y distinguida, en la que los problemas de la técnica están resueltos con esa difícil facilidad que sólo vemos en los maestros de la pasada generación, tan denigrados por la juventud alegre y despreocupada. Como digno colofón al éxito de esta pintora se le dedicó un homenaje en el Centro Mercantil, al que asistieron gran número de artistas y distinguidas personalidades zaragozanas”.

Bodegón con perdiz

 

En noviembre de 1946 participó en la Primera Exposición Femenina, celebrada en los salones de Publitecsa, en Madrid.

En 1947 obtuvo el Premio Banco de España.

De la huerta

 

En 1947 fue seleccionada para la exposición de artistas de Europa organizada por el Women´s International Art Club de Londres.

También en 1947 y para la Exposición de Arte Español de Buenos Aires, de un total de ciento cuarenta y ocho artistas presentes en la exposición, sólo diez mujeres fueron seleccionadas por las autoridades con competencias en el ámbito artístico tanto por su enraizamiento con la tradición más conservadora como por su adscripción a las posiciones de la nueva figuración de la modernidad: M.ª del Carmen Álvarez de Sotomayor, María Gutiérrez Blanchard, Teresa Condeminas, Menchu Gal, Carmen de Legísima, Magdalena Leroux de Pérez Comendador, Mariana López Cancio, Julia Minguillón, Marisa Röesset y Delhy Tejero.

En 1948 consiguió la Segunda Medalla del Círculo de Bellas Artes de Palma de Mallorca y la Segunda Medalla de Pintura del XXII Salón de Otoño de 1948.

A la Exposición Nacional de Bellas Artes 1952, celebrada en mayo-Junio en los Palacios del Retiro, presentó las obras: “Reflejos en el agua” y “Dalias”.

Hortensias

 

En el ABC del 22 de marzo de 1953 y firmado por José Camón Aznar, aparece la reseña: “La exposición de Mariana López Cancio, en la Sala Macarrón, los temas de flores no presentan una definida personalidad. Hay, sí, delicadezas de luz de un grato timbre. Pero donde esta pintora nos ofrece las muestras mejores de su sensibilidad es en esos cuadros que están entre el florero y el paisaje. Un fresco encanto vegetal emanan estos lienzos, donde las hierbas más menudas están pintadas con ingenuidad y recorridas por la libre savia de los campos”.

En 1954 participó en la Exposición de Artistas Asturianos en homenaje a Evaristo Valle.

Crisantemos

 

En octubre de 1957 realizó una exposición en el Museo Zea de Medellín, actual Museo de Antioquía y segundo en importancia en Colombia.

En noviembre de 1960 expuso en París, en la avenida Matignon, resaltando el diario ABC que “Al “vernissage” de la Exposición de pinturas de Mariana López Cancio, concurría lo más destacado de la crítica de arte de París. Mariana López Cancio es a estas alturas un valor internacional. Sus flores y jardines dan la suprema claridad y contienen la emoción de su amor por la Naturaleza. En 1950 sus obras eran admitidas por la Royal Academy, de Londres, y aquel honor le abrió las puertas de muchos certámenes y museos. Ha expuesto en Italia también, y en la Argentina, y en otros países hispanoamericanos. Sus petunias, dalias, geranios y rosas azules de Aranjuez figuran en innumerables colecciones particulares. Las 26 obras que expone ahora son como una primavera fragmentada, con verdes tan jugosos como fondo, y matices tan puros, que hasta su delicado oficio parece derrotado por la atmósfera vegetal que crea. La Exposición de Mariana López Cancio es uno de los acontecimientos artísticos más finos de París: el remanso de la batalla entre lo clásico y lo abstracto a que asiste París todos los días; entre la Academia y el penúltimo “ismo”.

Flores

 

En 1961 recibe el Premio Marqués de Aledo del XXXII Salón de Otoño y en 1962 obtiene el Diploma de Primera Clase (Dibujo) del XXXIII Salón de Otoño.

En 1967 y posteriormente en 1970 y 1972 expuso en la Sala Cailuzán, situada en la Calle Don Jaime I, de Zaragoza.

Pintó bodegones y paisajes, siendo su estilo de marcado carácter tradicionalista.

Magnolias

 

Su obra está presente en colecciones particulares de toda Europa y América.

Prados López, Secretario de la Asociación de Pintores y Escultores, realizó un artículo sobre la obra de la pintora Mariana López Cancio con motivo de la presentación de treinta cuadros, la mayoría con temática de flores, en la Sala Macarrón de Madrid: “…son otras tantas expresiones de feminidad y delicadeza en lo que a los temas se refiere, porque si hablamos de su técnica tendríamos que decir que tiene la fortaleza, el empuje y la concepción amplia de un pintor que pintara muy bien…Esto de la feminidad en el arte no es cosa que deba atañer al sexo…Pero basta que sea una mujer quien pinta para que se hable en seguida de pintura femenina, con ese desdén que tiene mucho de preocupación mortificante…No hay pintura femenina ni masculina, sino pintura buena o mala…

Rosas y celindas

 

 

Mariana López Cancio y la AEPE

Al XIV Salón de Otoño de 1935 presentó una pintura inscrita con el número 136, titulada “De la huerta”, óleo de 1,25 x 1,12

Al XVI Salón de Otoño de 1942 presentó tres pinturas tituladas “Magnolias”, “Gladiolos y azucenas” y “Bodegón”

Al XVII Salón de Otoño de 1943 presentó una pintura titulada “Tulipanes”

Al XVIII Salón de Otoño de 1944 presentó tres pinturas tituladas “Bodegón con perdiz”, “Composición” y “Rosas”

Al XIX Salón de Otoño de 1945 presentó tres pinturas tituladas “Ventana” y “Flores y “Flores”

Al XX Salón de Otoño de 1946 presentó una pintura titulada “Rosas y celindas”

Al XXI Salón de Otoño de 1947 presentó una pintura titulada “Flores y frutas”

Al XXII Salón de Otoño de 1948 presentó tres pinturas tituladas “Flores”, “En el bosque” y “Flores”

Al XXIII Salón de Otoño de 1949 presentó una pintura titulada “A la sombra”

Al XXXII Salón de Otoño de 1961 presentó una pintura titulada “Contraluz”

Catálogo de la exposición de 1943 en la Sala Macarrón

Tulipanes

Ventana

 

 

Bibliografía y webgrafía

https://tematico.asturias.es/imujer/upload/documentos/MUJERES_ASTURIANAS_DESTACADAS_Base_de_datos.pdf

https://www.elistas.net/lista/tekhne/archivo/indice/331/msg/347/

Y (Madrid). 1/1/1942. La obra de la mujer en la Exposición Nacional de Bellas Artes.

ABC 28 noviembre de 1942; 22 de marzo de 1953; 19 de noviembre de 1960

Hoja Oficial del lunes: editada por la Asociación de la Prensa: Época Tercera Número 248 – 1943 diciembre 20

Imperio : Diario de Zamora de Falange Española de las J.O.N.S.: Año IX Número 2187 – 1944 Enero 14 Zamora : FET, JONS, 14/01/1944

Rosa Tristán. “El arte y los artistas. Las exposiciones actuales”. Nº 24193, 17 Marzo 1944.

Hoja oficial de la provincia de Barcelona: Época Tercera Número 263 – 1944 Marzo 13

La Vanguardia 12 de marzo de 1944.

Revista Aragón. Nº 193. Zaragoza, marzo-abril 1945. Notas de arte.

Exposición de Floreros y Bodegones de Artistas Españoles Contemporáneos del Museo Nacional de Arte Moderno. Abril de 1945.

Madariaga, Luis de. Plástica en Madrid. Pintura femenina N9 10, 1 Noviembre 1946, p. 9.

Noticias del extraniero. N2 15 1 Abril 1947.

Vida artística. Artes plásticas. Conferencies. Nº 14. 1 Marzo 1947.

Vida artística. Artes plásticas. Conferencias. Nº 12, 31 Diciembre 1948.

La Exposición Nacional de Bellas Artes, por Manuel Prados López. 1950

Exposición Nacional de Bellas Artes 1952. Mayo-Junio Palacios del Retiro

“Escritores y artistas asturianos”, de Constantino Suárez. Madrid, 1936, Oviedo, 1959.

Diario Ofensiva. Cuenca. 10 de junio de 1960

“La pintora Mariana López Cancio”. Víctor Alperi. 1989 – 15 páginas

Tesis doctoral. Matilde Torres López: “La mujer en la docencia y la práctica artística en Andalucía durante el siglo XIX”. Dirigida por la Dra. Rosario Camacho Martínez. Universidad de Málaga. Facultad de Filosofía y Letras Departamento de Historia del Arte Málaga, 2007

Tesis doctoral. Ana Isabel Álvarez Casado: “Bibliografía artística del franquismo: publicaciones periódicas, 1936 1948”. Tomo III Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Geografía e Historia. Historia del Arte III (Contemporáneo). Bajo la dirección de: José Álvarez Lopera. Madrid. 2003

Serie VII Historia del Arte. Revista de la Facultad de Geografía e Historia. Espacio, tiempo y forma. 3 Año 2015. Nueva época. Pilar Muñoz López.

La Estafeta Literaria Nº 64

Revista Javierana. Revista católica de cultura general número extraordinario dedicado a la cultura española contemporánea. Octubre 1957

Fotos (San Sebastián). 24/10/1942; 18/12/1943

Falange (Las Palmas de Gran Canaria). 16/12/1944

La Nueva España. 11/3/1949; 15/6/1955; 18/6/1955; 25/3/1961; 29/9/1989; 5/1/1993; 17/1/1993;  23/5/1998; 12/3/1999

La Nueva España de Gijón. 10/4/1999; 26/4/2004;  8/5/2004

La Voz de Avilés. 23/5/2003

La Voz de Asturias. 23/12/2003; 18/2/2008

El País 18/6/1996: Falleció a los 86 años; 10/11/1998; 12/11/1998

Elvira Medina de Castro

Por Mª Dolores Barreda Pérez

.

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

.

ELVIRA MEDINA DE CASTRO

MEDINA CASTRO, Elvira   E.P               1968     1911                 SERRADA (Va)            MADRID

Elvira de Medina de Castro, retratista y paisajista.

Hija de César de Medina Bocos, Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid, y de Ulpiana de Castro Rueda, hermana del también Académico de Honor y de Número, el escultor José Luis de Medina, del Teniente de Artillería Antonio de Medina Castro, que murió heroicamente en el Desastre de Anual, de los poetas Ernesto y José Luis de Medina Castro y de la también pintora Fuensanta.

Nacida en Valladolid en 1912, en el seno de una familia culta y sensible a las Bellas Artes, formada por el matrimonio y los trece hijos.

Autorretrato de Elvira Medina presentado al Salón de Otoño de 1968

Desde su infancia mantuvo el contacto íntimo con la tierra castellana, escenario preferente de su obra. El paisaje se convierte en un tema con el que estudiar y aprender mientras practica incansablemente el dibujo, con sanguinas y lápices como base de su técnica.

De forma autodidacta, gracias a la dirección y consejos de su padre, el autor de “Espigas y racimos”, acude al Museo de Escultura de Valladolid y realiza cursos de modelado, influida sin duda por la obra del gran escultor José Luis de Medina, su hermano.

En 1942 será premiada como escultora, con Medalla de Plata y beca de viaje de estudios por Italia.

Concurre a concursos y certámenes de pintura y escultura, siendo seleccionada en la Primera Exposición Bienal Hispanoamericana de Arte, celebrada en el Museo de Arte Moderno de Madrid en 1951.

En 1956 celebra su primera exposición de pintura en el Rincón de Arte de la Librería Meseta de Valladolid, con interesantes retratos, género por el que siente especial predilección.

Elvira Medina en una imagen de La Estafeta Literaria

Con este motivo, Francisco de Cossío escribió en El Norte de Castilla “…Demuestra unas condiciones personales relevantes, puesto que lo que pinta y modela no responde a ningún prejuicio de escuela, sino a pura espontaneidad. Esta casualidad presta a sus producciones un valor personal indiscutible, ya que recogiendo los efluvios de las tendencias modernas, no aparecen sus obras encasilladas en una fórmula definida, sino que se deja llevar por lo espontáneo y fluido, sin que en sus lienzos veamos esfuerzo ninguno de realización…”

Como Cossío, el crítico Alfredo Marqueríe afirmaba que “…Elvira es una gran artista que ha sabido poner en sus esculturas y en sus lienzos la mejor virtud de la artista que es la sinceridad…”

Participó en la Exposición Nacional de 1966, donde seleccionaron una de sus obras, y en la 1968, la última que se realizó, en donde obtuvo muy buenas críticas por un bello cuadro de una niña, verdadero prodigio de encanto y sencillez.

En abril de 1967 participó en una exposición en la galería de la Editora Nacional, en plena Gran Vía, colgando treinta y dos óleos en los que destacaban los retratos, paisajes y bodegones, recibiendo una inmejorable acogida por el público y la crítica.

Ese mismo año repitió el éxito de Madrid en Valladolid, en la Galería Castilla, donde llamaron la atención sus delicadas y franciscanas interpretaciones de los animales de granja y los admirables bodegones, repletos de armónicos colores y gran riqueza espatular.

Casona de los Medina en Serrada

Dos años después expuso en el Club de Arte Norteamericano de Madrid, pintando numerosos retratos de encargo, entre ellos el del Conde Albert Thuill, actualmente en el Museo de Filadelfia.

En 1967 fija su residencia en Madrid, acudiendo a dibujar asiduamente al Círculo de Bellas Artes, en la especialidad de “desnudos del natural”, mientras continúa realizando exposiciones individuales y participando en colectivas.

En noviembre de 1978 expuso sus obras en la Art-Galery de Madrid, con un juicio muy favorable de la crítica de la época. Para esta muestra contó con el prólogo del Marqués de Lozoya, quien dedicó a la pintora varios comentarios en los que decía que “… Elvira es pintora y no puede ser otra cosa. Y el ambiente no altera su personalidad, pero la perfila y la adapta al sentir de un determinado mundo. Elvira puso su nota de un arte personal y bello en el ambiente vallisoletano. Contaba además para enriquecer su estilo con su herencia rural, que le permitía un contacto directo con la tierra castellana y con sus abnegados y heroicos cultivadores, y que engendró en la artista un amor franciscano hacia nuestros hermanos inferiores, que se había de reflejar en su Arte. Esta vocación, esta herencia, este ambiente explican la calidad artística admirable de su obra…”

En 1975 es nombrada Académica de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid.

Bodegón

A partir de entonces despliega una gran actividad en el campo del retrato, que se convierte en su dedicación preferente cuando en 1987 decide regresar a su Valladolid natal junto a su hermana Fuensanta o “Santica”, como solían llamarla, trasladando su estudio y el piso de la calle del General Mola a un luminoso apartamento de la vallisoletana calle del Duque de la Victoria.

Los veranos sigue acudiendo a la casa familiar de Serrada, donde se reencuentra con los paisajes castellanos de su infancia, que tan felices la hacen.

De su amplia producción son testimonio las numerosas obras que se conservan en colecciones particulares de Norteamérica, Cuba, Italia y por innumerables poblaciones y capitales de España.


Esculturas de Elvira Medina de Castro

Desde el inicio de su vida artística, Elvira quiso ante todo ser una pintora de retratos, género al que mayor atención dedicó y el que cultivó con más fidelidad y agrado. En ellos vuelca el sensible humanismo con el que recrea a quienes la rodeaban. Son retratos trabajados con pulcritud, estudiados a conciencia, surgidos de poderosas dotes de observación, fieles al parecido, etéreos, vaporosos, poéticos, evanescentes, repletos de serenidad y delicadeza. Obras de fuerza expresiva que logra con pinceladas seguras, diestras, desflecadas y transparentes.

De ellos se ha dicho que son reflejos del ama, llenos de sensibilidad y naturalidad con los que no pretende alagar, sino que buscan la sinceridad y la intimidad del retratado.

En los retratos de Elvira predominan el color, armonioso de tintas y delicadas transparencias, con un cromatismo sutil y refinado, fieles al dibujo de trazo flexible y definidor.

Retrató a numerosas personalidades de la época, pero de entre todos ellos, destacaron especialmente los que realizó a personas entrañables y muy queridas para ella y las gentes sencillas del pueblo de Serrada, en los que capta el encanto y la magia infantil y la agudeza intuitiva de sus ingenuos y asustados rostros.

Distintos retratos realizados por Elvira Medina

El paisaje fue otro de sus principales motivos pictóricos, sobre todo el de los campos castellanos de su Serrada natal, en los que las lejanías infinitas abren la amplitud de las escenas, alejándose de los tópicos de aridez y aspereza que se convierten en color y poesía con sugestivas pinceladas de color y tonalidades armoniosas aplicadas con calidades nacaradas.

Es una pintura empastada, de factura casi abstracta, aplicada con espátula, pero sin llegar a ser desgarrada ni expresionista, sino con transparencias logradas con la superposición de ligeros toques.

Pero lo más original y personal de la pintura de Elvira de Medina son los deliciosos óleos de animales, llenos de amor a los habitantes de la granja familiar, que trata de una manera sensible en escenas inquietas y pacientes repletos de una sensación de viveza y ternura infinitas. La agilidad de ejecución está presente en los pequeños lienzos concebidos con el encanto y la magia de los cuentos infantiles.

Familia de leones

Los bodegones acercan la obra de Elvira a la abstracción, con un trazo vigoroso, casi expresionista, de toques líricos colmados de juegos de formas, planos y volúmenes en los que la sencillez refleja la espontaneidad y soltura de la autora.

La obra de Elvira es moderna, clásica, íntima, poética, sincera y natural. Pero más allá de su obra, la propia artista es una excelente persona de una excepcional calidad humana que marcaron su vida y la de quienes la rodearon.

Niña con perro

Consagró su vida a la pintura sin sentirse vinculada a escuela alguna, ya que siempre quiso seguir su propio camino, buscando su libertad y estilo propios, pero que trascienden la sinceridad y amor con el que están realizadas todas sus obras.

Falleció en 1998.

Elvira Medina y la AEPE

* En el XXXVIII Salón de Otoño de 1967 participó con dos obras tituladas “Niño” y “Naturaleza”.

* Al XXXIX Salón de Otoño de 1968 presentó también dos obras, un “Autorretrato” y “Naturaleza”. Tercera Medalla de Pintura.

* Al XLIII Salón de Otoño de 1973 concurrió con las obras “Retrato” y “Llanura”.

* En el XLVII Salón de Otoño de 1979 estuvo presente con tres obras, “Naturaleza viva”, “En el bar” y “Desnudo de niña”. Tercera Medalla de Escultura.

* El 51 Salón de Otoño de 1984 fue el último al que presentó obra, que en esta ocasión tituló “Una niña con perro”.

Paisaje

Vino

BIBLIOGRAFÍA:

Brasas Egido, J.C., Catálogo de la II exposición de pintores y escultores de la Real Academia de BB. AA de la Purísima Concepción.Valladolid, 1993; Brasas Egido, J.C.,

Contestación en nombre de la corporación La recepción pública como académica de Honor de la pintura de Doña Elvira de Medina de Castro. Real Academia de BB. AA. de la Purísima Concepción. Valladolid, 1993

https://www.pedrajas.net/pedrajas/NOTICIAS/2002/INVIERNO/cesarmedina.htm

La Estafeta Literaria: Nº 564 – 15 mayo 1975. Elvira Medina con Castilla al fondo

La Estafeta Literaria: Nº 637 – 1 junio 1978

SERRADA: UN PASEO POR EL ARTE

Leonardo da Vinci y su relación con la Iglesia

Por Marta Nieto Perea

Por su quinto centenario hemos decidido dedicar unas líneas a este artista tan importante a lo largo de la historia para el cual hemos realizado una búsqueda de misterios encontrados en algunos de sus cuadros siendo el más destacado su relación con la Iglesia.

Es bien sabido que Da Vinci no era un gran seguidor de la Iglesia, aunque si creara obras de ámbito religioso. No sin razón, a mi parecer, puesto que, sin socavar mucho en la información sobre da Vinci, de las primeras curiosidades que conocemos es que fue acusado y perseguido por sodomía, incluso se le acusaba de escoger a sus alumnos según lo atractivos que le resultaran. Es por esto que en numerosas obras religiosas encontramos detalles que nos muestran la falta de fe de Da Vinci.

La última cena

 

En cuanto a su obra La última cena, encontraremos varias de estas:

Lo primero que destacamos está relacionado con las figuras: Si observamos con atención veremos a Judas con su cuerpo inclinado hacia atrás provocando la caída de un salero hecho asociado con la mala suerte; tras él, Pedro, destrozado y con un cuchillo en la mano derecha pudiendo hacer referencia a la frase que cita el evangelio “Pedro sacó la espada en defensa de Jesús contra el enemigo quien en ese momento entregaba a dios con un beso” a lo que su hermano Tomás reacciona con sorpresa; y Juan, del cual se sospecha que su femineidad sea debido a que su verdadera identidad sea la de María Magdalena.

 

Otro hecho curioso de dicha obra es que no hay copas de vino en la mesa contradiciendo la creencia del consumo del pan y el vino para simbolizar el cuerpo y la sangre de Cristo en la última cena.

Como vemos, la sutil repulsión de Leonardo por la iglesia, es bastante evidente, pero en esta obra aún nos quedan dos detalles más: Leonardo omite los halos sobre la cabeza de los personajes, lo cual es inusual en la época y la tradición de los pintores de su tiempo; esto nos informa de que el pintor consideraba a Jesús y sus discípulos como personas comunes, no divinas.

Por último, de esta obra, destacamos una teoría no comprobada que nos dice que Da Vinci encontró a su Jesús en el coro de la iglesia. Años después, el maestro no encontraba una persona que le sirviera para hacer de Judas hasta que vio a un hombre borracho con rastros de una vida decadente y deteriorada y le pidió ayuda. Cuando hubo terminado, el modelo se dio cuenta de que conocía esa pintura ya que hacía cuatro años (la obra tardo siete años en acabarse) había trabajado como modelo para la imagen de Cristo.

En la obra la virgen de las rocas también encontramos una referencia de la crítica de Leonardo a la Iglesia puesto que coloca un perro en lo alto del árbol que hace referencia a la corrupción de dicha institución.

La Virgen de las Rocas

 

La virgen de las Rocas: alusión a la corrupción de la iglesia con un perro

 

https://aweita.larepublica.pe/magazine/8002-mas-mensajes-ocultos-descubre-un-nuevo-secreto-en-una-pintura-de-leonardo-da-vinci

https://genial.guru/admiracion-curiosidades/5-secretos-de-las-famosas-pinturas-de-leonardo-da-vinci-608760/

https://www.laprensa.hn/mundo/noticiasinsolitas/985512-410/revelan-el-secreto-oculto-en-la-%C3%BAltima-cena-de-da-vinci

https://milenigmas.com/?load=enigmas&enigma=la_ultima_cena_la_mano_con_el_cuchillo

 

Restauración de la escultura «Retrato de José Prados López»

Por Marta Nieto Perea

 

Busto original en el estado que se encontraba, previo a la intervención y conservación

Busto original en el estado final tras su intervención

La pieza sobre la que se llevó a cabo la restauración está creada en piedra caliza con unos acabados perfectamente pulidos y unas medidas de 20×24’5x34cm. Se trata de un busto realizado por el artista Francisco González Macías datado a finales de los años 40 titulado José Prados López.

Francisco González Macías (1901- 1982) fue un escultor procedente de Béjar (Salamanca) quien amplió sus estudios de escultura tanto en la Escuela de Artes y oficios como en la escuela de Bellas Artes de San Fernando; ambas en Madrid, lugar donde pasó la mayor parte de su vida. Durante este periodo conoció al personaje que decide plasmar en su obra llegando a entablar una relación de amistad por la cual considera oportuno retratarle dotándole de una sensación de vida impactante.

Su relación de amistad no fue la única causa que llevo al escultor a realizar dicha escultura sino también la devoción de José Prados López por AEPE, lugar donde estuvo trabajando como secretario de la asociación desde la guerra civil hasta su fallecimiento en 1972[1].

Como publica María Dolores Barreda (Secretaria General de AEPE) en su artículo sobre Belleza serena en la revista Descubrir el Arte, número 234; la pieza preside el despacho del presidente de esta asociación estando colocada en lugar seguro y óptimo para su conservación; sin embargo, esto no evita la total aparición de los deterioros.

Nos encontramos la obra con una suciedad superficial evidente que no permite apreciar los detalles de la pieza y con la aparición de algunas manchas de pintura; a su vez, destaca una grieta que nos aporta información referente a una intervención anterior posiblemente debida a una caída o golpe que provocara la rotura del cuello de esta. En lo que a soporte se refiere encontramos salpicaduras y restos de cinta adhesiva en la zona inferior de la parte frontal de la base y en la superficie sobre la que está colocado el busto.

Muestra del proceso de limpieza

 

A la hora de comenzar con el tratamiento realizamos pruebas tanto físicas, utilizando únicamente una goma, como químico-físicas utilizando agua en cantidades minúsculas de forma que evitáramos al máximo la absorción de la pieza de este material, pero dándonos la posibilidad de retirar la suciedad superficial para, posteriormente, utilizar una goma retirando la suciedad mecánicamente. Nos decantamos por la limpieza químico-física puesto que realizando la limpieza de forma física no se nos retiraba la suciedad superficial. Las manchas de pintura serán retiradas mecánicamente con bisturí.

Una vez tenemos retirada toda la suciedad superficial del busto procedemos al soporte. Para este aplicaremos acetona sobre la superficie de los restos de cinta adhesiva facilitándonos la desadhesión de esta y permitiéndonos una retirada posterior con bisturí mucho menos dañina. Una vez extirpada toda la cinta adhesiva procedemos a la retirada de las salpicaduras ubicadas en la cara frontal y lateral derecha mecánicamente con bisturí.

Retirada del adhesivo mecánicamente

 

Finalizada la restauración dejamos unas pautas que indican que, a la hora de la conservación, la obra debe encontrarse en unas condiciones óptimas no expuesta a un calor extremo ni tampoco a factores ambientales externos como lluvia, sino que se aconseja que sea resguardada en un lugar aislado de estos agentes ambientales. En caso de limpiarla se recomienda que únicamente se pase un paño, totalmente seco, para retirar la suciedad posada sobre la obra.

La piedra, al ser un elemento bastante resistente no requiere medidas de conservación exhaustivas más que las ya mencionadas además del cuidado en su manipulación y la colocación de la pieza en un lugar estable que evite su rotura o fragmentación por caída o roce.

En el caso de seguirse estas indicaciones la obra quedará en un estado óptimo que permitirá su completa legibilidad y el alcance de su visualización a futuras generaciones.

Busto original previa intervención por el reverso

Busto original tras la realización de la intervención por el reverso

 

 

[1] Para más información sobre la historia de la fundación visitar: https://apintoresyescultores.es/historia/

Adelina Labrador González

Por Mª Dolores Barreda Pérez

.

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

.

ADELINA LABRADOR GONZALEZ

LABRADOR GONZALEZ, Adelina   P.G         1948          1910 MADRID              MADRID

 

Pintora, restauradora, miembro de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Adelina Labrador González nació en Madrid en 1910. Abulense de corazón, mantuvo una estrecha vinculación con Ávila y con Zorita de los Molinos.

Hija del militar José María Labrador Santos (Ávila), nieta del general Enrique Labrador y de la Fuente (Málaga), y de Adelina Santos Pérez. Su madre, María de la Concepción González Rodríguez-Arce (Ávila) era hija de Claudio González Llorente (Ávila), farmacéutico y político y de Juana Rodríguez-Arce Blanco (Villacastín). Esa rama de la familia emparentaba además con el político abulense Celedonio Sastre, que llegara a ser alcalde de Ávila y a quien se debe la creación de una comisión que llevó a la Santa Sede la petición de nombrar a Santa Teresa de Jesús Doctora de la Iglesia.

Estudió en el madrileño Colegio de monjas de San José de Cluny antes de pasar a la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Amplió sus estudios en el Instituto Superior de Bellas Artes de París, donde fue la primera mujer que obtuvo la categoría de «Muy Excelente».

Pasó la Guerra Civil en Barcelona, junto a su madre, en donde realizó distintas colaboraciones meteorológicas, dibujando mapas del tiempo junto al también abulense, Arturo Duperier.

Tras la contienda, y ya en Madrid, ingresó en la Asociación de Pintores y Escultores, donde fue reconocida como Socia de Mérito.

Adelina Labrador, que se autodefinía como «impresionista simplemente», fue discípula, entre otros grandes maestros, del abulense Eduardo Martínez Vázquez.

Desarrolló su obra pictórica por numerosos países europeos, como Austria, Italia, Francia, Bélgica, Escocia y Holanda.

Realizó distintas exposiciones a lo largo de su vida, como la que presentó en la Sala Caja de Ahorros de Vitoria en abril de 1946; en la Sala Vilches de Madrid en febrero de 1947 y en las Galerías de Arte Macoy de Zaragoza en abril de 1948.

El Diario de Burgos publicaba el 2 de mayo de 1948 un artículo bajo el título de “Dos cuadros de Burgos expuestos por Adelina Labrador”, en el que se hablaba así de la pintora: “Adelina Labrador, la joven pintora madrileña, ha expuesto sus obras este mes en Zaragoza y el éxito artístico y de venta ha sido extraordinario, esplendoroso. La Prensa local ha hablado encomiásticamente de los lienzos y de su autora que, al regresar a Madrid, ha reunido en su domicilio a un grupo de amigos, críticos, artistas y escritores. La reunión fue acogedora, familiar, y los allí presentes han sido obsequiados exquisitamente, las atenciones …. Si el cronista no pudo acudir a la ciudad del Pilar para deleitarse en la contemplación de los cuadros expuestos por Adelina Labrador, ha visto, la otra tarde, parte del envío efectuado a Zaragoza, pues bastantes obras pasaron a ser propiedad de los amantes de la estética aragonesa…. y la visita ha encerrado además la sorpresa de que había allí dos paisajes de nuestro amado Burgos, que resplandecen como un viril sobre patinados oros cincelados por Arte: “Monasterio de las Huelgas” dice la robustez de la torre emergiendo sobre un mar de trigales, bajo transparente cielo azul y “Santa Clara” nuestros silenciosos claustros en una tarde plácida, llena de encanto callado, su gerente, en esas horas en que las sombras son dulces y la paz indeciblemente fascinadora. Las dos pinturas, que también figuraron en la capital que baña el Ebro, tienen firmeza de dibujo y de ejecución, captación de calidades cromáticas inherentes a Castilla –que no es sólo la parda y desabrida del tópico inventado por la generación del noventa y ocho- y la seguridad de pincelada muestra a una notabilísima artista, cuya originalidad y técnica no son, por fortuna, relamidas y buscadas, como en ciertas pinturas femeninas que vimos últimamente, donde todo era blando, vulgar, débil, sin atractivos de ninguna clase. Hay unos bodegones de colorido discreto, sin estridencias, de composición acabadísima y fortaleza de ejecución, plenos de calidades y claroscuro perfecto. Acaso exista alguna influencia de Solana en la joven artista y ello es su mejor elogio. Y la ponderación de su estética equilibrada y serena, fundidas las pinceladas en un todo armónica, indica una vida dedicada íntegramente al arte y a desentrañar los misterios de la técnica, pues no rehúye los problemas, sino que se los plantea para resolverlos valientemente. … Paisajes de Segovia, de Ávila, de Bilbao, armonías de luz y color junto a las piedras de sus monumentos. Y una cabeza de mujer donde la profundidad psicológica corre parejas con la corrección de dibujo, los difíciles escorzos y las calidades conseguidas sin aparente esfuerzo… José María Zugazaga.

Obtuvo la Segunda Medalla del Salón de Otoño de 1948, como así lo recoge la Hoja Oficial del lunes del 15 de noviembre de ese año.

Concurrió a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1950, tal y como detalla Manuel Prados López en su obra así titulada, en la que comenta:  …”Ya se comprende que en un comentario general a una Exposición como esta es forzoso omitir nombres y títulos. Pero por muy obligado que ello sea, no queremos dejar sin cita obras que justifican esencialmente el prestigio del certamen. Así, recordamos:…. «Tierras doradas», de Adelina Labrador” …

En la Hoja Oficial del lunes del 19 de febrero de 1951, encontramos una reseña firmada por Sánchez-Camargo, en la que se lee: “Adelina Labrador….esta pintora traduce en muchos de sus lienzos lo que le impone el sexo: sensibilidad”…

En los siguientes años, presentó su obra en las exposiciones que tuvieron lugar en el Salón Cano de la capital en los años 1954, 1956 y 1958.

En 1960 publicó el libro titulado “Ávila: fuente de inspiración para todos los artistas”, publicado por la Fundación Gran Duque de Ávila y realizó las pinturas murales al fresco de la cúpula de la Iglesia de San Antonio de Ávila, así como los sótanos del Torreón del Palacio del Marqués de Velada.

Realizó además distintas labores de conservación y restauración en el Monasterio de El Escorial y en la Catedral de Santiago de Compostela, además de la Catedral de Ávila, la Basílica de San Vicente y otras muchas iglesias de aquella ciudad.

Como conservadora, cabe destacar especialmente su trabajo en el Museo del Marqués de Cerralbo, el Museo Sorolla y en El Prado de Madrid, donde intervino distintas obras religiosas.

Así lo corrobora la Revista de archivos, bibliotecas y museos de 1958: …”Mención especial merece la restauración de los lienzos murales del denominado Salón Chaflán, uno de los más expresivos del gusto decimonónico, decorado todo él por los artistas Juderías Caballero y Soriano Fort. La parte más afectada, no sólo por la metralla, sino por constantes filtraciones de agua, fue el ángulo sudeste, decorado con el lienzo de Máximo Juderías, titulado «Invierno», el cual requirió una delicada y paciente labor de restauración, escrupulosamente llevada a cabo por la pintora Adelina Labrador, entonces alumna de la clase de restauración de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, dirigida por el profesor de dicha clase Sr. Núñez Losada (véase fotos núms. 7 a 10)”…

En la revista Casas Reales en Monasterios y Conventos Españoles, escrito por Fernando Chueca también leemos: “Clara y sucintamente traza Quadrado la historia del convento de Santo Tomás. Adelina Labrador González, la completa así: “En Ávila hicieron los Reyes Católicos para los Dominicos un convento, que fue también residencia real. En él platicaron largamente con Torquemada, y se fraguó, tras lo del niño de la Guardia, la expulsión de los judíos de España”…

En los años sesenta, estudia enfermería en la capital y se vincula al Instituto Católico de París en Madrid, donde impartirá clases de francés, así como en el Colegio San José de Cluny de Pozuelo de Alarcón, en Madrid, en las que compaginará con las de dibujo.

Una de sus últimas muestras fue la que tuvo lugar en la Sala de Exposiciones de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia, en el Torreón de Lozoya, junto a Rosario de Novales Mantilla de los Ríos, en agosto de 1980.

 

Tras su jubilación estableció su residencia en Ávila, ciudad en la que falleció el 7 de septiembre de 1999.

Gran admiradora de Velázquez, El Greco y los grandes pintores españoles, siempre los tuvo presentes en su obra, que destaca por su costumbrismo y el paisaje, especialmente de Ávila en sus últimos años.

Sus obras están expuestas en edificios y entidades oficiales, así como en colecciones privadas de Estados Unidos, y Alemania.

Adelina Labrador y la AEPE

* Al XVI Salón de Otoño de 1942 presentó dos óleos titulados “La Maliciosa” y “Pinos del Guadarrama”.

* En el XVII Salón de otoño de 1943 participó con las obras que tituló “Oriental”, “Lectura” y “Otoño”.

* Al XVIII Salón de otoño de 1944 sólo llevó un óleo titulado “Bazar”

* En el XIX Salón de Otoño de 1945 concurrió con las obras tituladas “Día gris”, “Atrio de las Descalzas”, “Hoz del Júcar”, “Nocturno” y “Labrador castellano”.

* En el XX Salón de Otoño de 1946 encontramos también una obra suya titulada “Virgen”.

* Al XXI Salón de Otoño de 1947 presentó un único óleo titulado “Bodegón Serrano”.

* Presente también en el XXII Salón de Otoño de 1948, al que lleva tres obras: “Puerta de Alfonso VI (Toledo)”, “Claustro de San Juan de los Reyes” y “Barrio de Toledo”.

* Al XXIII Salón de Otoño de 1949presentó una única obra titulada “Bodegón”.

* Con el óleo titulado “Barrio de la Sinagoga” concurrió al XXIV Salón de Otoño de 1950.

* En el XXV Salón de Otoño de 1952 presentó la obra titulada “Ávila”.

* Tras un paréntesis, presentó el óleo “Plaza de la Alberca” al XXXI Salón de Otoño de 1960.

* Al XXXIII Salón de Otoño de 1962 llevó dos óleos: “Estío” y “Desnudo”.

* El XXXIV Salón de Otoño de 1963 fue el último en el que participó, con el lienzo “La antigua fragua”.

 

Exposiciones:

Sala Caja de Ahorros de Vitoria. (2 de abril de 1946).

Sala Vilches, Avda. José Antonio, nº 22, Madrid. (Del 31 de enero al 15 de febrero de 1947): Bodegones: Serrano (Ávila); Música antigua; Libros y candelabro; Romántico; De la verbena (Madrid); Frutas; Manzanas; Bazar; Oriental; Luz de velón; Rosas blancas; Gladiolos; Contraluz; Queso de Urbia; Florero; Retablo. Paisajes: Castilla (Ávila); Calle de la Muerte y la Vida (Ávila); Fuente del Teso (Ávila); Sta. María de Gracia (Ávila); Los Cuatro Postes (Ávila); Santa Clara (Burgos); Recogiendo la mies (Burgos); San Lesmes (Burgos); Santa María (Vitoria); Armentia (Vitoria).

Galerías de Arte Macoy, D. Alfonso I Nº 1, Zaragoza. (Del 6 al 16 de abril de 1948): Paisajes: Pinares de Gredos; Contraluz; Santa María (Vitoria); Camino de Lacua (Vitoria); Santa Ana (Ávila); Plazuela castellana; Paseo de Ronda; La Catedral; Murallas; El Júcar (Cuenca); Lluvia en el Júcar (Cuenca); El Cristo del Amparo (Cuenca); Día Gris (Cuenca); Las Huelgas (Burgos); Atardecer (Burgos); Somo (Santander); Alrededores de Madrid; Ría de Bilbao; Arrechavaleta (Álava) Bodegones: Romántico; Frutas; Azulón (pato); Manzanas; Castañuelas y abanicos; Rosas; Margaritas; Crisantemos; Libros y candelabro; Vino; Oriental; Cabeza de mujer.

Salón Cano, Carrera de San Jerónimo nº 38, Madrid. (Del 22 de diciembre al 2 de enero de 1954): Puente de San Martín (Toledo); Ciudad Amurallada (Ávila); Contraluz; Otoño en el Acueducto (Segovia); Paisaje; Arco de San Andrés (Segovia); Río chico; El Alcázar (Segovia); Luz de mañana (Ávila); Desde los Cigarrales (Toledo); Rincón Teresiano (Ávila); Mirando a la Sierra (El Pardo); Puerta de San Juan (Segovia); Arco de San Vicente (Ávila); Majuelo en otoño; Niebla en El Pardo; San Justo (Segovia); Barbechos; La viña.

Salón Cano, Calle San Jerónimo nº 38, Madrid. (Del 30 de abril al 12 de mayo de 1956): Barbechos y rastrojeras; Campos de trigo; Cigüeñales en el valle; El espantapájaros; Era castellana; Niños en la era; “Tinás” Plazuela del pueblo; Horno (Pedro Bernardo); Pueblo serrano (Pedro Bernardo); Casa del correo (Serranillos); El covacho (Serranillos); Casas (Serranillos); La Pedriza; Por tierras de Santa Teresa; Cigüeñas en la torre; Invierno; Arco de San Vicente; Calle de los Telares; Arroyo Vacas; Cubos y árboles; Murallas; Arco de la Santa; Cabreras; Perdices.

Salón Cano, Carrera de San Jerónimo nº 38, Madrid. (Del 21 de abril al 3 de mayo de 1958): Plaza de La Alberca; Las Espeñitas; Peña de Francia; Peña del Huevo; Desde mi huerto; Barrio Nuevo; Entrada el pueblo; Hórreos Combarros; Tierra de morenas; Jardín en otoño; Campo de Castilla; Atardecer en la fuente; Lejanía en las murallas; Siembra; Campo de amapolas; Crucero castellano; Amanecer; Encinas.

Sala de Exposiciones de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia, Torreón de Lozoya, junto a Rosario de Novales Mantilla de los Ríos (Del 12 al 14 de agosto de 1980).

 

Encinas

Árboles

Bodegón con sombrero abulense

Bodegón con motivos abulenses

Boceto del Convento de Gracia

Ávila. Vista de la ciudad

Ávila. Convento de Santa Ana

Fuente del Teso

Las murallas

Molino de la Losa

Molino del Adaja

San Pedro de madrugada

Sierra del zapatero

Vista de las murallas desde el norte

Vista de Ávila

Bibliografía y webgrafía

Labrador González, Adelina. “ÁVILA: fuente de inspiración para todos los artistas. Diputación Provincial e Institución “Gran Duque de Alba”, Ávila, 1964. Col. Temas abulenses.

Pensamiento Alavés. 3 de abril de 1946 

Prados López, José. Revista Mujer, nº 134. Año 1948 – Adelina Labrador.

Ruiz-Ayúcar, Juan. Diario de Ávila. Octubre de 1999.

Diario de Burgos de avisos y noticias: 31 de marzo de 1948; 2 de mayo de 1948

Hoja Oficial del lunes: 1948 noviembre 15  22 enero de 1951, 19 de febrero de 1951, 4 de enero de 1954

www.flickr.com/photos/avilas/5071852427 

Eduardo Duque en internet

José Luis Pajares https://www.avilas.es/ 

https://www.facebook.com/Adelina-Labrador-168331229928081/

https://esacademic.com/dic.nsf/eswiki/37465

https://www.flickr.com/search/?text=%22Adelina%20Labrador%22

Francisco González Macías

Autor de la escultura “Retrato de José Prados López”

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

GONZALEZ MACIAS, Francisco    P.E          1952    1901         BEJAR(Sa)  MADRID/SALAMANCA

 

Escultor e imaginero, socio de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Nació en Béjar, Salamanca, el 19 de diciembre de 1901.

De sus padres heredó el pequeño Francisco su sensibilidad artística. Su padre –Emilio González Gosálvez–, tejedor de pañería fina, pensionado por el Gobierno con una beca para ampliar estudios en París, y su madre –Josefa Macías–, que había asistido en su juventud a la clase de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios, estaba considerada como una de las mejores modistas de Béjar.

Siendo Francisco muy niño, comenzó a sentir vocación por el dibujo y la escultura y a los 9 años inicia su aprendizaje en la Escuela de Artes y Oficios de Béjar, con Ángel Nevado.

Trabajando como ebanista, su vocación le llevan a tallar esculturas que expone en los escaparates de Béjar y que son muy bien recibidos por el público y autoridades.

En 1924 contrajo matrimonio con Florencia Hernández Calvo.

 

La Diputación Provincial le otorgar una modesta pensión con la que marcha a Madrid, en donde frecuenta el estudio de Victorio Macho, asiste a la Escuela de Artes y Oficios y tiene a José Capuz como profesor en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.

Fascinado por los clásicos, admirador de Victorio Macho y Juan Cristóbal, en él dejan huella otros artistas como Clará, Planes, José Capuz, Ivan Mestrovic y Antoine Bourdelle.

En 1930 se presentó por primera vez a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de Madrid e ingresa como ayudante del escultor Juan Cristóbal, en donde se ocupa de reproducir en piedra las obras modeladas en barro por el escultor almeriense. Además, comienza a realizar trabajos escultóricos originales en la Casa “Santa Bárbara y Vila”, dedicada a la industria decorativa.

En enero de 1933 celebró su primera exposición en la Casa Charra de Madrid. Los críticos no dejaban de reconocer sus cualidades, llamando la atención su proyecto de mausoleo funerario en madera de caoba, obra de clara inspiración Art Déco.

El 4 de noviembre de 1933 se inauguró su segunda muestra en el Círculo de Bellas Artes, que le dio a conocer definitivamente en el panorama artístico madrileño y supuso la consolidación del artista como “uno de los positivos valores jóvenes del arte nacional”.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1934 obtuvo una Tercera Medalla.

En enero de 1935 expuso en la prestigiosa Sociedad de Amigos del Arte, en el Palacio de la Biblioteca Nacional y la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas le concede una beca para ir a París y completar su formación.

En febrero de 1936 participa en la Exposición de Arte Ibérico al lado de otros escultores españoles de prestigio como Capuz, Clará, Adsuara, Casanova, Rebull, Apeles Fenosa, Granyer, Llauradó, Pérez Mateo, Viladomat y Eva Aggerholm, y en el Salón de los Artistas Independientes, en Toulouse, y en la exposición “L’Art Espagnol Contemporaine”.

El 23 de julio de 1936 aún en Madrid, en su estudio de la barriada de la Prosperidad, parte a París, en donde permanece durante la contienda hasta que el inicio de la Segunda Guerra Mundial lo anima a abandonar la capital francesa y regresar a España.

De vuelta en su estudio de Madrid, acuciado por la maltrecha economía, inició su actividad de imaginero.

En 1941 ganó una pensión de la Fundación Conde de Cartagena que le concedió la Academia de Bellas Artes de San Fernando, beca que él mismo pidió que fuese para Salamanca donde pensaba dedicarse a estudiar el arte del Renacimiento, con el fin de adentrarse en la escultura en madera policromada y poder así trabajar obras de imaginería religiosa. Poco después obtuvo por oposición el título oficial de profesor de Dibujo expedido por la Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando, dedicación a la enseñanza que también constituía por esos duros años de la posguerra otra de sus aspiraciones.

Trasladado a Salamanca, en su estudio trabajaban también su sobrino Agustín, con otros operarios que sacaban de puntos los vaciados de escayola del maestro. Juanita, su hija mayor, que siempre merodeaba por el estudio, le servía en algunas ocasiones como modelo, como sus otras hijas, Asunción (“Chon”), Pepita y Flori.

Su principal ocupación se centra en la imaginería, que le llevará a desarrollar un intenso trabajo por muchas localidades españolas, si bien continúa también por entonces cultivando el retrato.

A comienzos de los años 50 el escultor decidió regresar definitivamente a su domicilio de Madrid y a su taller de la Carretera de Aragón, entregándose a la labor del retrato y a la ejecución de esculturas decorativas.

Numerosos trabajos le hicieron marchar durante dos años a Bilbao, manteniendo su estudio de Madrid, y a Gijón, donde recibe muchos encargos y en la que deja huella su notable virtuosismo en su casi decena de obras públicas y abundante obra privada. Afincado en Gijón, el Ayuntamiento le compra distintas obras que deposita en el Parque de Isabel la Católica. También para la villa, y dando prueba de su polifacético trabajo, realiza una maqueta de Gijón, hoy en el Museo Casa Natal de Jovellanos.

El 6 de octubre de 1982, a los ochenta años de edad, falleció el escultor en su domicilio de Madrid rodeado del cariño de sus hijas. Su último deseo fue que algunas de sus más características esculturas fuesen a parar a Béjar, lo que cumplieron sus hijas donando al Museo Municipal “Mateo Hernández” un importante conjunto de sus obras.

En el mes de octubre de 1984, se inauguró una completa muestra antológica de sus esculturas y dibujos en la Galería Varrón, en Salamanca, exposición que quiso ser, sobre todo, un recuerdo y un homenaje póstumo a la vida y la creación artística del inolvidable escultor bejarano.

Francisco González Macías y la AEPE

* En el XII Salón de Otoño de 1932, aparece inscrito como Francisco González Maciás, natural de Béjar (Salamanca). Reside en Madrid, Agustín Durán, 7, y presentó la obra en escayola “Desnudo de niña”.

* Al XV Salón de Otoño de 1935 concurrió con la escultura en escayola titulada “Niña dibujando”.

* Al XX Salón de Otoño de 1946 presentó las obras tituladas “Lechuza” (piedra) y ”Juani” (escayola).

* Al 24 Salón de Otoño de 1950 llevó las esculturas “Pío Baroja” (barro cocido) y “El Maestro Bretón” (escayola).

* Al 25 Salón de Otoño de 1952 concurrió con dos: obras “Niña” (piedra, con número de inscripción 11), y con otra “Niña” (piedra y número de inscripción 13).

* Al 26 Salón de Otoño de 1954 presentó la obra “Retrato de José Prados López” (“piedra de Escobedo”, nombre que recibe el excelente material calizo sacado en las canteras del Monte Collado, situado entre Camargo y Escobedo, en Cantabria).

* El 29 Salón de Otoño de 1957 fue especial para el escultor, puesto que como Invitado de Honor, dispuso de la Sala I, llamada “Sala de Francisco González Macías”, en la que expuso un total de 25 obras: “Pequeña madre” (piedra negra), “Niña dibujando” (piedra negra), “Niña del puchero” (piedra), “Niña en la arena” (piedra), “Niño travieso”, “Fraternidad” (mármol), “Clavileño” (barro cocido), “Florina escucha un cuento” (madera), “Interpretación de un dibujo infantil” (madera), otra “Interpretación de un dibujo infantil” (madera), “Dos hermanos” (madera), “Maternidad” (escayola), “Proménade” (escayola), “Juani” (escayola), “Chica del botijo” (escayola), “Retrato de don Tomás Bretón” (escayola), “Retrato de José Prados López” (piedra), “Retrato de don Francisco Enríquez y González Olivares” (barro cocido), “Pio Baroja” (barro cocido), “El pintor Abraido del Rey” (barro cocido), “Mr. Maurice Legendre” (barro cocido), “Lechuza” (piedra negra), “Gallo” (madera), “Cristo yacente” (escayola) y “Entrada en Jerusalem” (madera).

Capricho

 

Tomás Bretón

 

Pío Baroja

 

Desnudo de niña

          

Niña dibujando

Bibliografía

BRASAS EGIDO, José Carlos: Francisco González Macías. Vida y obra de un escultor bejarano. Centro de Estudios Bejaranos. 2010.

BLÁZQUEZ, Francisco Javier y MONZÓN, Luís: Semana Santa salmantina. Historia y guía ilustrada, Amarú Ediciones. Salamanca, 1992.

BRASAS EGIDO, José Carlos: El Arte Contemporaneo en Salamanca, en Salamanca, Ciudad Europea de la Cultura 2002, Caja Duero, Salamanca, 2001.

MORALES IZQUIERDO, Francisco: La ermita de la Vera Cruz de Salamanca. Arte y Arquitectura, Centro de Estudios Salmantinos. Salamanca, 2007.

Exposición Las Edades del Hombre. El contrapunto y su morada, Catálogo de la Exposición, Catedrales de Salamanca 1993-1994.

El Adelanto, 18-I-1933, 16-II-1933, 20-I-1933 , 31-V-1933, 21-IX-1933

PRADOS LÓPEZ, “Una visita al estudio del escultor González Macías”, La Gaceta Regional, 20- VIII-1954

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver Política de cookies
Privacidad