Fallece Julio López, el escultor del alma

La Asociación Española de Pintores y Escultores quiere expresar su más sentido pésame por la triste pérdida de uno de los más grandes artistas de España, a sus familiares y amigos, especialmente a sus hijas y a Marisa y Miguel Ángel Codina, a quien unía una estrecha amistad.

José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, junto a Julio López y S.M. la Reina Doña Sofía, Presidenta de Honor de la Asociación Española de Pintores y Escultores, en el acto de entrega del 50 Premio que lleva su nombre

El escultor Julio López Hernández, perteneciente al grupo de los «Realistas de Madrid», falleció el pasado día 8 de mayo de 2018, en una clínica de Madrid, a la edad de 88 años,  donde estaba internado desde hace un mes tras sufrir un ictus.

Julio López pertenecía al grupo de grandes artistas, junto con Antonio López, y su propio hermano Francisco, fallecido en enero de 2017, que en la década de los 50 retomaron una alternativa de la tradición realista, con el llamado realismo mágico o transcendente, alejado del realismo más académico y del vanguardismo que en esa época cultivaron Saura, Tápies y Millares.

De hecho, defendía el realismo como una de las expresiones artísticas propias de la actualidad: «El realismo está hoy tan vigente como la abstracción.

Julio López formaba parte junto con su mujer, la pintora Esperanza Parada, del grupo histórico y generacional de pintores y escultores que vivieron y trabajaron en Madrid desde la década de 1950, unidos tanto por el vínculo de su formación y de su trabajo como por sus relaciones personales y familiares.

Además de por este matrimonio, el grupo estaba compuesto por Antonio López García, su esposa, María Moreno, el escultor Francisco López Hernández, hermano de Julio, su mujer, la pintora Isabel Quintanilla y Amalia Avia, casada con el artista Lucio Muñoz. Aunque no todos ellos habían nacido en Madrid, esta ciudad fue el lugar principal de residencia y trabajo.

Hijo y nieto de orfebres, nació en Madrid en 1930. Se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, y con 19 años ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde entabló amistad con otros artistas como Antonio López García y Lucio Muñoz. Obtuvo una beca del Liceo Francés y la Pensión de Bellas Artes de la Fundación Juan March, lo que le permitió ampliar su formación en Francia e Italia.

En 1962 contrajo matrimonio con la pintora Esperanza Parada (fallecida en 2011), con la que tuvo dos hijas, modelos de muchas de sus obras. Desde 1970, ejerció como profesor de Modelado en la Escuela de Artes y Oficios. A lo largo de su vida, recibió numerosos premios y distinciones, entre ellos, el Premio Nacional de Artes Plásticas 1982, el Premio Nacional de Medalla Tomás Francisco Prieto de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y la Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. En 1986, ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Julio López ha volado hoy en Madrid

Desde sus primeras tallas religiosas, evoluciona del expresionismo al realismo y sus obras van ganando cotidianeidad, con el bronce como material más empleado y una gran relevancia a las texturas. A principios de los 50, participó en el Proyecto de Escuela de Escultores de Coca, donde conoció a César Montaña y Eduardo Capa. Algunas de sus grandes obras públicas son el torso de Jorge Manrique, el monumento a Federico García Lorca o el busto de Fernando de los Ríos.

Desde su primera exposición individual en 1965, en la Galería Juana Mordó de Madrid, su obra ha sido expuesta en importantes salas de todo el territorio nacional, desde la Fundación Rodríguez Acosta de Granada a la Caja de Ahorros de Asturias, el Monasterio de San Francisco en Cáceres, el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, la Fundación Santillana o la Galería Leandro Navarro de Madrid.

Sus obras se pueden encontrar en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, Museo Nacional de la Moneda, Museo de Figueira de Foz, Museum Atheneum de Helsinki, Muzeum Sztuki Medalierskiej de Varsovia, British Museum, Museo Vaticano, Colección Fundación Juan March, Museo al Aire Libre de Hakone (Japón), Museo del Prado, Palais de l´Europe (Estrasburgo) y Chase Manhattan Bank (Nueva York), entre otros.

A los 88 años, continuaba trabajando incansable. El año pasado inauguró dos exposiciones en Madrid: fue uno de los protagonistas de la muestra que el Museo Thyssen dedicó al realismo madrileño y expuso en solitario en la Academia de Bellas Artes. “Mis esculturas se reencuentran y dialogan con los dibujos que las originaron. Yo hago dibujos muy acabados, que no son bocetos, y de grandes dimensiones. Son la esencia de la creación de un escultor».

Al quedarse viudo empezó también a escribir. Publicó además el libro «Notas a pie de obra», en el que hacía comentarios sobre «la médula de mis creaciones». Algunas de sus piezas más conocidas, como «El pintor del Prado» o los homenajes a Lorca, lucen en las calles y plazas de Madrid, como en la de Santa Ana, el Teatro Español o al pie del Museo del Prado.

Su relación con la Asociación Española de Pintores y Escultores comenzó en el año 2013, cuando el recién nombrado Presidente de la AEPE, José Gabriel Astudillo, le invitó a participar en el Jurado del que fue el 80 Salón de Otoño. Su amistad venía ya de lejos, y eso facilitó que quisiera participar en el proyecto.

De izquierda a derecha: Tomás Paredes, Julio López, Antonio López, Rafael López-Sors, Mª Dolores Barreda Pérez, José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, Alma Ramas y Lucas Ferreira, Jurado del 80 Salón de Otoño

 

El consejo de sabios que reunió José Gabriel Astudillo en mayo de 2014, en una  importante reunión de trabajo a la que asistieron el pintor manchego Antonio López, el escultor madrileño Julio López, el Catedrático de la Facultad de Bellas Artes de la UCM, José Mª Cuasante y el Doctor en Dibujo de la Facultad de Bellas Artes de la UCM, Luis Mayo, sentó las bases del que sería en nuevo Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura, fruto de las directrices de los “grandes maestros del arte actuales”, que desde hacía ya tiempo, mostraban una muy positiva disposición a colaborar con la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Esta actitud se vio muy pronto reflejada a través de su participación en los Jurados de los Salones de Otoño correspondientes a las ediciones número 80, 81, 82, 83 y 84, así como del 50, 51, 52 y 53 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura.

De izquierda a derecha: Mª Dolores Barreda Pérez, José Vicente Moreno, Rafael López-Sors, Eduardo Naranjo, Antonio López, José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, Tomás Paredes, Rafael Canogar, Javier Rubio y Julio López, en otro Jurado del  Salón de Otoño

 

El 21 de febrero de 2014, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores tenía el honor de entregar a Julio López la Medalla de Honor de la AEPE, en reconocimiento a su personalísimo estilo realista y fuera de los cánones académicos y a la revitalización lograda del espíritu clasicista.

Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la AEPE, Julio López y José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores

El homenaje espontáneo, nacido del corazón de todos los que formamos la Asociación Española de Pintores y Escultores, no sólo quiso recordar al genial escultor en su vertiente artística, sino que hizo especial hincapié en los valores humanos que siempre han rodeado a la persona de Julio López.

José Gabriel Astudillo lo reflejó muy acertadamente cuando expresó que este renovador de la escultura siempre se ha caracterizado por “el profundo respeto hacia la obra y estilo de los demás artistas y creadores, por su trato amable y cortés, por el profundo amor a su familia, por la honestidad reflejada en sus acciones y palabras,… todo ello no son más que la demostración tangible de la grandeza de su alma, de la generosidad de su corazón y de la rectitud de sus sentimientos”.

 

 

El emotivo acto de la entrega de la Medalla de Honor de la AEPE a Julio López

Y sobre todos estos valores, Astudillo destacó el del compañerismo, “del que sus propios amigos pueden dar buena fe y que junto a su cordialidad son los valores que más enriquecen su vida. Por eso, para esta Asociación Española de Pintores y Escultores es un honor otorgar esta distinción a un excelente escultor y a una extraordinaria persona”.

En el mismo acto, la Secretaria General de la AEPE, Mª Dolores Barreda Pérez, realizó una semblanza personal del homenajeado, en el que decía que …”Julio López ha sido siempre un artista lleno de nobles ideales. Lo que más me gustaría destacar de él es el hecho innegable, de que antes que escultor, antes que artista, es una buena persona que está llena de valores humanos… Me gustaría también poderles transmitir algo que no viene escrito en ninguna biografía, ni aparece en internet, ni encontramos en los libros que sobre él hablan: me refiero a su profunda humanidad, a los valores humanos que siempre le han caracterizado…. Los valores que atesora Julio López son las cualidades de su alma, son los principios que siempre le han impulsado a luchar por la vida, por su trabajo, por su estilo… Su profundo respeto hacia la obra y estilo de los demás artistas y creadores, su trato amable y cortés, el profundo amor a su familia, el reconocimiento de las virtudes de los demás, la responsabilidad que le otorga crédito y confianza, su esfuerzo y compromiso, la solidaridad que ha demostrado al sensibilizarse con las necesidades que esta Asociación le manifestó, la honestidad reflejada en sus acciones y palabras,… todo ello no son más que la demostración tangible de la grandeza de su alma, de la generosidad de su corazón y de la rectitud de sus sentimientos…

Con este motivo,  en febrero de 2014 se publicaron además la entrevista que al escultor realizó Mª Dolores Barreda Pérez, y el extracto de una tarde de diálogo compartida a tres bandas con el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, y que pueden verse en la web, en los siguientes enlaces: https://apintoresyescultores.es/entrevista-a-julio-lopez-hernandez/

y https://apintoresyescultores.es/a-tres-bandas-julio-lopez-astudillo-barreda/

 

Julio López siguió colaborando con la Asociación Española de Pintores y Escultores en otro tipo de actuaciones, como su participación en la exposición que bajo el título de “Tres siglos de escultura: Fundición Codina”, comisariadas por la AEPE, se llevaron a cabo en Alcorcón, Getafe y Leganés en el año 2014.

El pasado viernes 4 de mayo, inauguramos en Toledo la mejor exposición de escultura de todas las que se celebrarán en España en este año 2018. Una exposición que se acaba de convertir en el mayor homenaje que pudiéramos hacer al artista, puesto que Julio López está presente en “EScultura” con cuatro piezas, siendo la imagen de portada del catálogo la penúltima escultura que realizó, ya que la que es la última, se encuentra en la Fundición Codina, en donde Julio trabajaba con ella.

Este es el texto que nos ha hecho llegar una de sus hijas, “Queridos todos, mi padre falleció esta mañana tranquilo y sedado. Había empeorado mucho el domingo. Se ha ido luchando hasta el final y con la discreción y elegancia que le caracterizaban. Estamos seguras que ahora sostiene una conversación con sus grandes amigos Lucio y Amalia, que está con su hermano y sobre todo que se ha reencontrado con mi madre a la que echaba tantísimo de menos. Un abrazo a todos y mil gracias por el cariño y admiración que le teníais”.

D.E.P.

Las tres mujeres de la exposición «EScultura»

Un gran esfuerzo con un resultado insuperable

El 4 de mayo, la Asociación Española de Pintores y Escultores inauguró la exposición titulada “EScultura”, una magnífica muestra con obras de los mejores escultores de España de los últimos tres siglos y que incluye 150 piezas de 76 artistas, la mayoría de ellos socios fundadores y socios actuales de la Asociación Española de Pintores y Escultores, entre los que destacan Rodin, Degas, Archipenko, Picasso, Dalí, Julio Antonio, Benlliure, Blay, Venancio Blanco, Julio López, Francisco López, Clará, Capuz, Coullaut Valera, Juan Cristóbal o Victorio Macho.

Una magnífica exposición en la que también están presentes prestigiosos escultores actuales como José Luis Fernández, Chaparro, Coderch & Malavia, Javier de la Rosa y Fernando Suárez Reguera, así como jóvenes promesas ya conocidas de los medios especializados como Andrés Lasanta, Jorge Yunta, Victoria Arbeloa, Mónica Cerrada, José Manuel Martínez Pérez, Pedro Pozzo, Iria Groba y Pilar Vich.

Tres han sido las mujeres que han hecho posible la muestra. Dos de ellas comisarían EScultura: Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores y Crítica de Arte y Mª Luisa Codina del Amo, Gerente de la Fundición Codina. Itziar Zabalza Murillo, reconocida profesional artística que se suma así al trabajo de gestora cultural, ha llevado a cabo los trabajos de coordinación, una importante tarea que ha resultado ser especialmente eficiente, teniendo en cuenta que ha habido que organizar a más de 50 artistas.

Itziar Zabalza Murillo, Mª Dolores Barreda Pérez y Mª Luisa Codina del Amo

El esfuerzo realizado por las tres, ha supuesto el éxito de la muestra, tras ocho meses de intenso trabajo en las que ambas han colaborado estrechamente para lograr un recorrido articulado desde finales del siglo XIX hasta el momento actual y en los que está presente la creación artística desde los puntos de vista de la forma, el movimiento y la construcción.

Su trabajo es el resultado de la reunión de los estímulos del discurso crítico, la capacidad expresiva y el argumento expositivo que incita al visitante a compartir la experiencia en la iniciación al increíble mundo de la escultura, en un apasionante viaje que recorre lo más significativo de los últimos tres siglos del arte de la escultura.

Nunca antes un espacio había albergado las obras de los más grandes maestros de la escultura de finales del siglo XIX y XX en una síntesis artística excepcional, puesto que también presentan obras los escultores actuales, rebosantes de talento, que comparten la grandeza de su procedencia: las manos prodigiosas de los escultores más importantes de la historia de la escultura en España

Tal y como señala Mª Dolores Barreda Pérez, esta muestra es una gran exclamación, un grito de atención a la opinión pública para reivindicar que la escultura sufre una gran discriminación y ocupa un lugar menos destacado al ser vista como un arte menor, comparada con el resto de las bellas artes.

Para demostrar que no es así, se presenta una visión de la escultura de finales del siglo XIX y de todo el siglo XX, a través de los fondos de la Fundición Codina, y una visión contrastada, continuadora y tremendamente alentadora, de la escultura del siglo XXI, a través de mármoles, bronces, yesos y terracotas originales en un recorrido particular y asombroso que nos demuestra que no sólo es arte de primer orden la pintura.

También se hace una revisión de artistas que no merecen el olvido en el que se les ha sumido. Una exposición única que difícilmente podrá volver a verse en España  y que hace especial hincapié en el momento de gran esplendor que vive la escultura española en la actualidad.

Es una ocasión irrepetible y no se puede dejar pasar la ocasión de ver en Toledo las obras de los grandes maestros como Benlliure, Rodin, Picasso o Dalí… un gran y auténtico lujo que pueden disfrutar grandes y pequeños, nacionales y extranjeros, que visiten la ciudad en estos meses. Una oferta a la altura de cualquier gran urbe europea de la que Toledo puede presumir y hacer gala.

A todo ello hay que unir la ejemplar disposición, ilusión y trabajo que ha realizado el Centro Cultural San Clemente, cuyas espléndidas instalaciones y alto nivel de exhibición hacen posible esta grandiosa muestra, que hará de Toledo nuevamente, el centro artístico de España durante los dos meses que permanezca abierta la exposición.

Inaugurada la exposición “EScultura” de la AEPE en Toledo

El 4 de mayo en el Centro Cultural San Clemente de Toledo, quedó inaugurada la exposición que bajo el título de EScultura, ha organizado la  Asociación Española de Pintores y Escultores y la Diputación de Toledo.

El acto de inauguración estuvo presidido por la Vicepresidenta de Educación, Cultura, Turismo y Deportes de la Diputación de Toledo, María Ángeles García y por el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo López, a quienes acompañaron los responsables del Centro Cultural San Clemente, Enrique García Gómez, Dolores de Ancos Alonso-Barajas y Enrique Toledo, además de las Comisarias Mª Dolores Barreda Pérez, Mª Luisa Codina del Amo, la coordinadora Itziar Zabalza Murillo, así como toda la Junta Directiva de la AEPE, Juan de la Cruz Pallarés, Alicia Sánchez Carmona, Pedro Quesada, el Bibliotecario, Fernando de Marta y Sebastían y la Tesorera, Ana Martínez.

Asistieron además los máximos responsables de la histórica Fundición Codina, muchas de cuyas obras estarán presentes en la muestra y cuya colaboración con la Asociación Española de Pintores y Escultores viene siendo habitual, así como el Director de Comunicación de la Fundación Maxam, Lucas Ferreira, que para esta ocasión han colaborado con el préstamo de la obra de Isabel Quintanilla que fuera la imagen de su tradicional calendario en el año 2015 titulada “El paisaje de Alfred Nóbel”, y Juan Francisco Blanco, representando a la Fundación Venancio Blanco, incluida también en la muestra.

Fruto de la transformación que ha realizado la Asociación Española de Pintores y Escultores en los últimos cuatro años, y que la ha situado como una de las principales instituciones generadoras de cultura y arte en toda España, ve la luz ahora un proyecto nacido con el apoyo de la Diputación de Toledo, y al que se han unido la también histórica Fundición Codina y la Fundación MAXAM, y así, las tres centenarias entidades han encontrado en el Centro Cultural San Clemente, un espacio increíble para llevar a cabo la que ya es, la mejor exposición de escultura que podrá visitarse en España a lo largo de todo el año 2018.

Lo que comenzó siendo una exposición tímida y ambiciosa ha resultado ser una magnífica muestra que lleva a cabo un recorrido por la escultura de los últimos tres siglos y que incluye 150 piezas de 76 artistas, la mayoría de ellos socios fundadores y socios actuales de la Asociación Española de Pintores y Escultores, entre los que destacan Rodin, Degas, Archipenko, Picasso, Dalí, Julio Antonio, Benlliure, Blay, Venancio Blanco, Julio López, Francisco López, Clará, Capuz, Coullaut Valera, Juan Cristóbal o Victorio Macho.

Una magnífica exposición en la que también están presentes prestigiosos escultores actuales como José Luis Fernández, Chaparro, Coderch & Malavia, Javier de la Rosa y Fernando Suárez Reguera, así como jóvenes promesas ya conocidas de los medios especializados como Andrés Lasanta, Jorge Yunta, Victoria Arbeloa, Mónica Cerrada, José Manuel Martínez Pérez, Pedro Pozzo, Iria Groba y Pilar Vich.

Las labores de comisariado han corrido a cargo de Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores y Crítica de Arte, y de Mª Luisa Codina del Amo, de la Fundición Codina, coordinando los trabajos Itziar Zabalza Murillo, reconocida profesional artística que se suma así al trabajo de gestora cultural.

Itziar Zabalza Murillo, Coordinadora de EScultura, Mª Dolores Barreda Pérez, Comisaria y Crítica de Arte, Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores y Mª Luisa Codina del Amo, Comisaria de EScultura y Gerente de la Fundición Codina

Su trabajo es el resultado de la reunión de los estímulos del discurso crítico, la capacidad expresiva y el argumento expositivo que incitará al público visitante, sin ningún tipo de dudas, a compartir la experiencia en la iniciación al increíble mundo de la escultura, en un apasionante viaje que recorre lo más significativo de los últimos tres siglos del arte de la escultura.

A todo ello hay que unir la ejemplar disposición, ilusión y trabajo que ha realizado el Centro Cultural San Clemente, cuyas espléndidas instalaciones y alto nivel de exhibición hacen posible esta grandiosa muestra, que hará de Toledo nuevamente, el centro artístico de España durante los dos meses que permanezca abierta la exposición.

No cabe duda de que esta exposición será alabada por crítica y público, y será una excelente ocasión para contemplar las obras de artistas de gran peso en la historia del arte que no son accesible para el público en general.

La relación de artistas presentes en la exposición es la siguiente:

Juan Adsuara. Alejandro Aguilar Soria. Pedro Ania. Julio Antonio. Victoria Arbeloa. Alexander Archipenko. Angel Arribas. José Gabriel Astudillo. Anónimo 1. Anónimo 2. Anónimo (atribuido a Gargallo). Anónimo (atribuido a Brancusi). Carlos Ballesteros. Tomás Bañuelos. Emiliano Barral. Eduardo Barrón. Mariano Benlliure. Miguel Blay. Venancio Blanco. Eugenio Cabello. José Capuz. Lola Catalá. José Carrilero Gil. Mónica Cerrada. Ramón Chaparro. José Clará. Javier Clavo. Teddy Cobeña. Coderch & Malavia. Lorenzo Coullaut Valera. Federico Coullaut Valera. Juan Cristóbal. Salvador Dalí. Fernando de Marta. Santiago de Santiago. Javier de la Rosa. Edgar Degas. José Antonio de la Peña. Carmen Espinosa. José Luis Fernández. Angel Ferrant. Pedro Frías Alejandro. Félix Gala. Carlos García Muela. Daniel González. Francisco González Macías. Iria Groba. Manolo Hugué. Alicia Huertas. Andrés Lasanta. Francisco López. Julio López. Juan Manuel López Reina. Rafael Luque Ruiz de Luna. Victorio Macho. César Manrique. José Manuel Martínez Pérez. Sebastián Miranda. Ramón Muriedas. Antonio Navarro Santafe. Fructuoso Orduña. Gheorghe Postovanu. Pedro Pozzo. Pedro Quesada. Isabel Quintanilla. Auguste Rodin. Joaquín Rubio Camín. Pablo Ruiz Picasso. Gloria Santacruz. David Sagnier. Lola Santos. Pablo Serrano. Fernando Suárez Requera. Antonio Téllez. Cristóbal Toral. Pilar Vich. Jorge Yunta. Eduardo Zancada.

Para la vicepresidenta de Educación, Cultura, Turismo y Deportes de la Diputación de Toledo, María Ángeles García, encargada de inaugurar la muestra “hablamos del mayor acontecimiento artístico escultórico del año en nuestro país, y tenemos la enorme fortuna de que se produzca en la ciudad y la provincia de Toledo”.

La Asociación Española de Pintores y Escultores ha promovido, junto con la Diputación, esta muestra de relevancia internacional, gracias al excelente entendimiento entre las dos entidades, preocupadas de organizar una magna exposición al alcance de todos los ciudadanos y ciudadanas, algo que queda de manifiesto en la gratuidad de esta muestra.

Más información en esta misma web, pestaña «Certámenes y Premios», subpestaña «EScultura», en donde también se puede ver el catálogo digital y el dossier de prensa.

 

Exposición: EScultura

Del 4 de mayo al 14 de julio de 2018

Inauguración: viernes 4 de mayo, a las 19 h.

Centro Cultural San Clemente

Diputación Provincial de Toledo

Plaza de Padilla, 2

45002 Toledo

Horario:

De lunes a viernes: de 10 a 14 y de 16 a 19 h.

Sábados: de 12 a 19 h. Domingos y festivos: cerrado

Entrada gratuita

 

El perro de Goya (1820-1823)

Por Alfonso Calle García

– Que más da que alboree si me hundo. ¡Que más da lo demás!… ¿Nada mejor se le pudo ocurrir querido Don Francisco? ¿De aquesta perra vida tan solo este momento? ¿Para dejarme aquí para todos los siglos, en este instante previo de mi muerte? ¿Para venir a ver el inmediato tiempo al fatal desenlace y para congelar un solo sentimiento?…. Pero… ¡Ha salido mal! Casi todo está mal, señor pintor, jugador de ventaja, maestro sin escrúpulos. No recuerda Vd. bien o le miente a los siglos. ¡Termine Vd. el cuadro si se atreve! Le lanzo un desafío. ¿A que no puede pintar una verdad?… ¡Por supuesto que no! Si el medio en que me hundo dice que son arenas movedizas yo no sería un perro. Un perro jamás se metería dentro de esas arenas. Esa mirada estoica, resignada, no podría asomar nunca a mi faz. Tendría que pintarle usted luces o nieblas en los ojos, de rabia, de locura, de desesperación y casi seguro que las fauces abiertas, pero nada es así. Mi rostro tiene esa mirada plácida, serena y aún casi confiada de los místicos. Mirando hacia lo alto parece convencida de que alguien o algo le está esperando arriba. Y es que todo es mentira, una equivocación. La cara que ha pintado es aquella que pongo cuando nado, o la otra paciente y casi complacida, cuando doy de mamar a mis cachorros. Todo, el cielo, la luz, las sombras, esa línea borrosa amago de horizonte o la tierra confusa que me traga, no son nada, están sin definir, quizás para que el visitante, el curioso pensante que me observa, se reinvente el cuadro y le ponga él tierra o agua, alba u ocaso, en fin, circunstancias al cabo, y como el morbo y la desgracia alimentan la imaginación más que lo simple, que lo cotidiano, les ha dado a todos por decir que me hundo entre arenas movedizas. ¿Se puede imaginar muerte más tormentosa? ¡Toda la culpa es suya por el puro placer de contarles las cosas a su aire! ¡Por dejarles que inventen lo que Vd. por pereza se negó a definir! Pero… tergiversando todo ahora dicen que es un cuadro avanzado, moderno, magistral, fruto de un genio, el Dios de los pigmentos, el Dios de los pinceles, tan solo porque ellos son capaces, lo mismo que en un juego, de acabar este cuadro, poniéndole la arena, imaginando el cuerpo sumergido. ¡Hasta lágrimas llegan a ver algunos en mis ojos! ¿Y la luz?… Un sol que no es un sol pone luz en mi cráneo, en mis orejas lacias o en la cuenca del ojo, pero también se ha inventado mi mirada. A ese lugar que debe ser de sombras porque está tras el sol le ha puesto usted la chispa, reflejo misterioso de yo no sé que luces, artificio y mentira…. ¿No le da a Vd. vergüenza?

 

– ¿Acaso sabes tú, que osas juzgarme, aquello que es vergüenza? ¿Acaso sabes tú que es ser pintor?… ¿Acaso tú no sabes que soy libre, para hacer con la tierra, contigo o con la luz lo que yo quiera? ¿Y tú no sabes, can, que este puñado de pelos de marta cibelina, atados a un mango de madera al que llaman pincel, me acercan más a Dios que una oración, una limosna o un arrepentimiento? ¡Soy aprendiz de Dios y estoy en prácticas! ¡Eso soy y háblame con respeto! El hizo el universo, y la tierra, y la luz, como le dio la gana. ¡Pues yo hago el mío! ¡Hago mi propia luz, mi propia sombra y cuanto matiz quiero! Yo puedo hacer el mar y lo pinto de tierra ¿Porqué no? Lo hago porque es mío, y te he pintado así porque aquel momento tuyo lo apresé, lo aprehendí para mí, y aunque tan solo sea durante aquel momento, eras mi perro. ¿Que nadas?… ¿Que te hundes en fangos o arenas movedizas?… ¡Y a mi que me importa! ¡Yo hago lo que quiero con aquello que es mío! Ese es mi mundo, y lo mismo que Dios, ahí se lo he dejado a los demás, para que lo siembren, para que lo sufran, para que lo piensen, para que lo acaben, para que intenten hacer su propio mundo. ¿Qué la luz no es así?… ¡Ya lo sé! Pero ¿Por qué tiene que ser tal como fue? ¿Qué impide que otra nada, que es mi alma, cree otra nueva luz también apenas nada?… ¿Qué pasa si tu gesto, que pones cuando nadas, yo digo que es el de cuando te hundes en medio de la arena?… Tal vez has de ser tú el que deba revisar, desde ahora mismo, todo tu repertorio de gestos, y ladrar cuando penas, aullarle al sueño, mover el rabo durante la ventisca o hacerte el tonto ante un pescado fresco. ¿Qué no puedes hacerlo?… pues mi perro, el que pinto, él si que puede hacerlo. ¡Por eso soy pintor! ¡Soy aprendiz de Dios!… casi todos lo saben menos tú.

– ¡No estoy de cuerdo! ¡Yo no estoy de acuerdo! No es vuestro el perro, tampoco lo es el mundo, ese que presumís haber creado. ¡Es nuestro! Lo afirmo en representación de los pensantes, de los espectadores. ¿Quien ha creado “El Perro”?… ¿Cuántos días tardasteis en hacerlo?… ¿Diez?… ¿Tal vez veinte?… ¿Cuarenta días y otras cuarenta noches, los que duró el castigo que nos mandó Yahvé?… ¿Qué más da? ¿Desconocéis acaso, D. Francisco, las infinitas horas que millones de hombres lo hemos contemplado? ¿Conocéis cuantos ríos de tinta han corrido por el papel en blanco para hablar de ese perro? ¿Cuántos lectores invirtieron su tiempo, tiempo de reflexión, en leer sobre “El Perro”?. ¡Entre todos nosotros lo hemos hecho! Vos solo lo empezasteis. A los veinte años de ejercer el dominio sobre una cosa, la propiedad pasa al dominador por usucapión, y vos lo terminasteis hace ya ciento y ochenta años, pero además de ello: ¿Qué sería de ese mundo vuestro sin estar habitado por nosotros? ¿Qué clase de mundo sería entre nuestro desprecio, nuestra ignorancia? Nuestro mundo es aquel en el que residimos, la Tierra. No lo hacemos ni en Saturno ni en Plutón, por eso ambos son apenas nada, apenas un misterio al que ignoramos. Igual sucedería con todo vuestro mundo si no fuera porque nosotros hemos tomado posesión de él, porque nosotros lo hemos completado… aún os diría más: nosotros lo hemos hecho y por lo tanto es nuestro y vos solo y en todo caso algo así como… su abuelo. Nosotros somos vuestro mejor pincel.

 

– ¿¡Su abuelo!? ¿¡Cómo es posible que oséis atribuiros la paternidad de aquello que todo el mundo sabe fue creado por mí!? ¡Consta en los documentos! ¿Es que ya no hay Notarios? ¿De que perro hablaríais si el mío no lo hubiese pintado tal como lo pinté?

 

– Tal vez de ninguno, pero… ¿Qué falta nos haría? Solo se puede amar aquello que se conoce y solo se echa en falta aquello que se tuvo. Si no existiera el vuestro, tendríamos un pájaro, o un mono narigudo. ¿Qué tal una papila gustativa atormentada por una gota de limón? ¿Creéis que no seríamos capaces de generar un mundo al ver a esa papila y a sus células, a los ojos de sus células, si los tienen, desorbitados, y ellas retorciéndose de dolor agredidas por el terrible ácido? Si tan solo necesitamos una excusa para elucubrar, para filosofar, para crear un mundo artificial como el que aseguráis vuestro.

 

Señor pintor. Nosotros somos los autores. ¿Cuantos “artistas” han muerto en medio de la ignorancia nuestra voluntaria? ¿A cuantos hemos resucitado porque nos dio la gana? ¿Quién hizo las pirámides o quién el Taj Mahal? Entre el tiempo y nosotros los vamos deteriorando y sin embargo cada vez son más nuestros. ¿Qué falta nos hace el autor?

 

– Para desgracia vuestra se desconoce el nombre del genio creador de esas dos obras, pero ese no es mi caso. En el mío se sabe, y no es otro que Francisco de Goya y Lucientes, aragonés y sordo, que ambas circunstancias son ventajas, la primera para que me obstine en mi convencimiento y la segunda para poder no oírte en cuanto quiera. Pero al margen de ello: ¿Quién de entre vosotros hubiera sido capaz de haberlo hecho?… Un lienzo, unos pigmentos, un pincel y mi mente. ¿Resultado?… Una composición sencilla en la que las líneas maestras convergen en la testa del can. En la zona inferior, con todo el peso, la tres cuartas partes del cuadro, del mundo, sobre ella. Con una sola línea de horizonte que se empina buscando el imposible hacia la derecha para dificultar aún más la hipotética salvación.

 

Con el color se ha reafirmado la simplicidad. Solo tres cosas, cielo, tierra y una cabeza de perro atormentada. El negro pesado en la base del cuadro. Un negro opaco, denso, abigarrado, inaccesible. Un cielo que así mismo busca el negro en las alturas, negro de noche oscura o de tormenta terca, preñado de presagios. También a la derecha se oscurece para añadir misterio a la dificultad, anunciando aún más sombra a la derecha, destino inalcanzable, y ¿en medio?… En el medio la luz que no es tal luz, o quizás que lo es más porque se abre entre sombras para iluminar el centro, la cabeza,  y que se acentúa aún más encima de ella insinuando un sol, un ojo vigilante de la angustia del perro, y en el centro, ¡si, en el centro!, una cabeza sola mostrando un infinito desamparo en la mirada, aferrada a un destino que se antoja imposible. El sufrimiento físico, el dolor, la soledad, el sentimiento de impotencia y las últimas fuerzas que navegan en la mirada en busca de un último refugio, consuelo necesario para morir luchando. Son tantas cosas que nadie de vosotros lo pudiera haber hecho.

 

– Querido don Francisco. La pintura, al igual que la música o la poesía, se explica por sí sola, o no se explica, porque, en general, todo comentario respecto a una pintura, a una poesía, se refiere a elementos al servicio de ellas, técnica, estilo, luz, color, lenguaje, sentimiento, aspiración, pero no a la poesía o la pintura mismas, porque únicamente y nada menos son lo que son, un viaje espiritual hacia lo trascendente. Decía Dámaso Alonso, al que Vd. no llegó a conocer, que “Un poema es un nexo entre dos misterios, el del poeta y el del lector”, pues lo mismo pasa con la pintura, un nexo mágico entre el pintor, la obra y el observador, porque en ambos casos cada uno aporta a la obra sus propias vivencias y su propia sensibilidad. Don Francisco… todo arte habita en el sentimiento, el cuadro, el poema, la partitura, solo son instrumentos, técnicas incapaces de registrar la verdad de una emoción en toda su intensidad y magnitud, por eso el cuadro que me acabáis de describir, es el vuestro, el mío es otro distinto, más trágico o menos, tal vez cómico ¿Por qué no?… Desde arriba, desde el cielo cuelga un enorme pene que orina sobre el perro y la sombra del dueño, que ya ha huido, se queda a la derecha. El perro resignado aguanta el aguacero. ¿Qué no vale?… ¿Por qué? ¿No puedo ser trivial, o es que este mundo es solo de solemnes?.

 

Al final, para poder aferrarnos a algo tangible, señor Goya, lo mismo que existe un Norte-Sur y un Este-Oeste, son imaginación-inteligencia y sensibilidad-amor, los puntos cardinales del arte y, o son de todos o no son de nadie. Están ahí.

 

-¡Vale! ¡Vale!… ¡Coño… vale! ¡Vete a hacer puñetas, pero el cuadro es mío!…. ¡Pues no te jode éste con lo que viene ahora!…

 

– ¿Qué te pasa Francisco? Dime: ¿Por qué te enfadas? – Rasgándose la luz en las alturas, la voz de Yahvé se dejó oír.

 

– ¿Qué que me pasa?… ¡Este gilipollas!

 

– En mi presencia habrás de contener tu genio desbordado. ¿Cuál es el problema?

 

– Nada… Vos sabéis que yo pinté este cuadro. ¿No? – el ojo del señor se movía dentro de su triángulo en gesto afirmativo, de arriba abajo a lo largo de la mediatriz – Pues ahora viene éste… este… – cerraba los puños estirando los brazos mientras el pintor miraba amenazante a aquel intruso – Este de aquí, y dice que lo ha pintado él, y lo peor no es eso, lo peor es que intenta convencerme de que así fue, y aún peor es que yo ya casi me lo estaba creyendo. ¡No te fastidia!… Pero… además…. ¿Y el sinvergüenza del perro?…. Que me dice que lo he pintado mal… ¡Que está todo mal hecho!… Hace uno su trabajo con la mejor intención y luego… solo críticas o apropiaciones indebidas. Para que luego digáis Vos que ¡amor al prójimo! ¡Amor al prójimo! ¡¡A la mierda los prójimos!!… Pues a mi me va a convencer éste sabelotodo, por mucha oratoria que se gaste, de que lo pintó él. ¡Solo faltaba eso! ¡Además de sordo, necio!

 

– Ya no te aguanto más. ¡Me has faltado al respeto! ¡El perro es mío! – Yahvé, de alguna parte del triángulo sacó no se qué, agarró al perro de una oreja, lo saco del fango y mientras aullaba lastimeramente se lo llevó consigo para dejarlo en la constelación del Can Mayor, cerca de Sirio. Desde entonces, entre las estrellas de ese Can se deja oír un aullido de perro que a veces pone los pelos de punta a todos los habitantes de Libra y Sagitario por ejemplo.

 

– Soy un perro de Dioooos, de él somos tooooodoooos ¡¡aauuuuuuu!!

 

Marzo del 2001

Balthus, pintor del Misterio

Por Constanza L. Schlichting

Hasta el 6 de mayo hemos tenido la oportunidad de ver en la Fundación Mapfre de Madrid la exposición “Derain, Balthus, Giacometti”. El hilo de la exposición es la amistad entre estos tres artistas y su visión común sobre el arte.

Frente a los movimientos abstractos y al surrealismo vigentes en la época, entre los años 20 y 60  los tres artistas vuelven a la figuración,  y ésta con una clara mirada al pasado y más concretamente al clasicismo. Composiciones, temas y estudios de modelos clásicos pueden verse en esta exposición.

Pero voy a hablar sólo de la obra de uno de ellos, Balthasar Klossowski , pues sus obras tienen una atracción misteriosa. Su pintura cautiva.

El pintor franco-polaco (1908-2001) indiferente a las críticas sobre sus “niñas eróticas” , dice tan sólo que él siempre ha querido permanecer siendo niño. En efecto sus niñas tienen esas posturas descuidadas de la infancia unas veces y otras son expresión de nuestra naturaleza tantas veces atribulada, de la vida de los sentidos y las pasiones.

Durante un tiempo trabajó como escenógrafo y siempre estuvo rodeado de literatos.  Algunos de sus cuadros son como escenarios, pero no cuentan historias, son momentos detenidos, tardes de juego y lectura, momentos de ensoñación y siestas.

En la perfecta unión de forma y significado, Balthus descubre la unidad entre Piero della Francesca , a quien copia y admira, y de quien proceden sus formas escultóricas y las estructuras de sus cuadros, y el arte oriental, querido por él desde pequeño. Una similitud que se da entre el arte de Oriente y Occidente y que es mayor cuanto más nos adentramos en la Edad Media. Pero no quiero desviarme.

Lo apasionante de Balthus, y en esto se alza contra la pintura “moderna”, es que no se considera creador de nada. Con palabras suyas: sigue el misterio de los maestros, encuentra la gracia de los paisajes.

El misterio siempre está fuera,  y se coloca ante él con devoción. De igual modo, frente a la velocidad de la vida moderna, para él la pintura es el arte de la lentitud. Hay una humildad, una pobreza obligada para los que se dedican a ella.

Balthus, copió a los maestros antiguos del Louvre, no asistió a ninguna escuela, pero siempre estuvo rodeado de pintores de los que aprendió.

Él pretende “acariciar” una idea de la belleza. En ese intento, dijo una vez que todos sus cuadros eran un fracaso rotundo.

Pintor de la luz, su pintura suele ser empastada, sus figuras casi como esculpidas (herencia de la monumentalidad de Della Francesca). Paisajes que por su luz y color trascienden la mera apariencia.

En su pintura también han dejado huella Poussin, Courbet, Delacroix y otros  grandes maestros.

Estudiar a los pintores del renacimiento fue para él como trabajar con ellos y éstos fortalecieron su vocación, asegura el pintor..

«Acercarse pues al oscuro misterio de la pintura, cuya revelación es algo lento y aleatorio».  Esto, está muy lejos del movimiento febril de la modernidad y de las modas.  Y por eso sus cuadros son atemporales, llenos de misterio, pensados, rumiados, trabajosamente ejecutados.

Para Balthus, el pintor es mero transmisor, debe despojarse, dejar a un lado su pequeño yo. Hombre culto, conocedor de la tradición occidental y del arte cristiano, estas reminiscencias aparecen en sus obras. Figuras en interiores, personajes asomados a las ventanas, tensiones y miradas. Conectamos así con los grandes pintores del siglo XVII, que colocan a sus personajes en los interiores de las casa, redescubierta en lo que tiene de misterioso.

Balthus habla de “resonancias de un paraíso perdido”. Y es dentro de este paraíso cotidiano donde hay que situar a algunas de sus jóvenes adolescentes_a veces de carácter casi totémico_ aunque muchas otras captadas con evidente intención erótica. Algunos de los cuadros de Balthus que se pueden ver en la muestra son “Los días felices” “Retrato de Andre Derain “, “La merienda” o “La habitación”.

Elegimos uno “Joven chica con blusa blanca” en la planta superior, encontramos una figura femenina sentada, la luz sólo ilumina un tercio. Tan sólo tonos verdosos y ocres esculpen sus formas. El rostro apenas se adivina y una tela de un blanco luminoso es casi protagonista del cuadro.  En sus cuadros no hay algo ya sabido, cada uno es una aventura nueva. «El lenguaje ha de reinventarse en cada lienzo».

Entrevista a Marisa Codina, Gerente de la Fundición Codina

Por Miriana Quiel y María Priego Sánchez

  

Entrevista a la Gerente de la Fundición, que representa la cuarta saga de los fundidores

¿Cuál es la Historia de la Fundición Codina?

La historia de la Fundición se remonta a la primera noticia de obras fundidas en 1888, cuando nuestro antecesor Federico Mas Riera le encargaron hacer la estatua de Colón de Barcelona realizada ese mismo año.  A partir de ahí monto un taller de fundición y luego en 1904 se jubiló y su parte se la compró mi bisabuelo y la traslado a Madrid. Y a partir de ahí hasta hoy.

¿Qué obras fundidas son las más destacadas?

Muchas en Madrid casi todas, todos los monumentos grandes de Madrid se han fundido en Codina. Como las de la Plaza Cascorro, el monumento de Alfonso XII, El ángel que se encuentra sobre el edificio Metrópolis de Gran vía, las estatuas de Goya y Velázquez de la puerta del Museo del Prado.

¿Habéis fundido algún premio?

Todos los años realizamos los Premios Cervantes de Julio López, los premios de la música…

¿Habéis recibo como empresa algún premio?

El ayuntamiento de la Comunidad de Madrid nos dio un premio por ser una empresa tradicional y antigua.

¿Se trata de una sociedad anónima?

No, fue sociedad anónima, sociedad limitada y ahora mi hermano aparece como profesional.

¿Cuántos trabajadores tiene actualmente la Fundición?

Ahora somos siete, mi hermano y yo, mi hijo que sería la quinta generación y luego contamos con cuatro especialistas más.

¿Cómo llega uno a ser artesano?

Esto no se estudia, se entra de peón, de aprendiz y se aprende el oficio de un maestro. El trabajo es artesano es manual las maquinas influyen poco.

¿Cómo sobrevivió la Fundición en tiempos de entre guerras?

En la guerra civil la incauto una célula anarquista que estaban en Madrid en la calle Cartagena, incautaron la fundición para hacer bombas. Durante la época de la guerra, se fabricaron bombas que no funcionaban, por ello a mi abuelo le metieron en la cárcel porque las hacia mal, pues no tenía ningún interés en hacerlas. Todos los trabajos que estaban en proceso se fundieron para hacer las carcasas de los obuses.

Durante la dictadura se fundieron muchos retratos de Franco y esculturas ecuestres colocadas por toda España y muchas otras como los ángeles del Valles de los Caídos.

¿Cómo surgió la colección?

La colección surgió porque yo tengo mis propias piezas de escultores que acaban siendo amigos, aparte de clientes se establece una relación muy estrecha y muy entrañable. Unas veces le compras la pieza o se la cambias por trabajo o te la regalan, esto pasaba desde comienzos de la Fundición y se han ido conservando.

¿Qué clientes de renombre habéis tenido?

Españoles, la gran mayoría desde los primeros tiempos de Mariano Benlliure, Miguel Blay todos los catalanes de la época modernista importantes como Agapito Vallmitjana, Jacinto Higueras, Aniceto Marinas. Y luego Pablo Serrano, Julio López Hernández y Francisco su hermano, Antonio López y artistas de hoy en día y no solo importantes sino todo aquel que quiera tener una pieza de bronce y la haya modelado.

¿Puede venir cualquiera a fundir su obra?

Si y para nosotros están importante hacer una pieza de Julio López Hernández como si tú te modelas una cosa que te guste y te la fundimos.

 

Pilar Huguet Crexells

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

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Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

Pilar Huguet Crexells

 Pilar Huguet Crexells. Artes Decorativas. 1910.  Madrid.

Alumna del curso permanente de Dibujo «con objeto de prepararse como Maestros especiales de Dibujo en las Escuelas primarias.

Fue profesora de las famosas Escuelas Aguirre de Madrid, auxiliar de la Escuela Superior de Magisterio.

Directora de la Escuela de Artes y Oficios de Toledo que fundara Matías Moreno, escuela que contaba hasta «con su nota propia, o sea el estilo árabe y mudéjar», que inspiró un soberbio tapiz, verdadera joya del arte moderno español.

El Globo 26/1/1912, n.º 12.572, página 2

Escribió el libro “Historia y técnica del encaje”, lo que le valió gran mérito.

En el prólogo del mismo, Pilar Huguet declara:

«A mi querida madre dedico este libro por justo reconocimiento. Ella es la que hace más de cincuenta años trajo a la Corte los finos encajes catalanes. Hechos por su mano ofreció algunos (velo toalla, mitones y caídas para vestido) a la que fue espléndida Reina de España doña Isabel II, que, amante de la industria del encaje, la protegió y nombró a doña Rosa Crexells encajera de la Real Casa, con derecho a usar armas reales en su establecimiento».

La tradición encajera de Pilar y de sus hermanas, provenía de su madre Rosa Valls, que de niña trabajaba en el taller de blondas de su hermana.

Rosa Valls era hermana de los industriales Baldiri y Francisco Crexells y Valls, y tía de Joan Crexells. Nació en la masía de Can Crexells, en la Marina, (Hospitalet de Llobregat, 1840 – Madrid, 1914). En 1856, con sólo 16 años, se casó con el dibujante de encajes, Josep Huguet Casamitjana, y dos años más tarde decidieron trasladarse a Madrid que era el mercado de blondas y encajes más importante de España, con la intención de crear un negocio propio, manteniendo, sin embargo, los vínculos con el taller de Hospitalet.

Can Crexells

El matrimonio tuvo tres hijas, Josefa, Pilar y Rosa, y todas ellas siguieron los pasos de su madre.

En Madrid, Rosa consiguió que su tienda contara entre sus clientes varias familias de la nobleza y la propia casa real. Una parte de los encargos que recibía los traspasaba a encajeras de Hospitalet que trabajaban para ella. La calidad y el estilo de las puntas eran del gusto de la reina y de la aristocracia y sus trabajos se valoraban tanto que la Duquesa de Montpensier pagó 2.500 pesetas por un velo de sombrero.

Entre sus bolillos consta un pañuelo o velo de bautizo de punta de Arenys, que Rosa hizo a partir de un dibujo francés estilo Luis XVI modificado, así como unas ondas de seda negra de crespón, con cuello, pieza que debía formar parte de una capa de forma redonda para asistir al teatro, que hizo para la Duquesa de Medinaceli en punta de Chantilly, técnica en la que la encajera era extraordinariamente hábil.

Rosa Creixells se presentó en exposiciones, en una de las que aportó una punta de Chantilly donde figuraban los reyes de España con sus hijas y otros nobles, en el salón del Trono con los embajadores de Marruecos. Esta obra, de un metro por un metro, era la copia de lo que Rosa Creixells había regalado al rey Alfonso XII con ocasión de su boda con Mercedes de Orleans. Algunos de sus trabajos se conservan en el Museo del Traje de Madrid.

Rosa no sólo se dedicó a la producción de puntas sino que también formó maestros de primera enseñanza.

En esa tradición, sus hijas y especialmente Pilar, continuaron con el buen hacer de los padres, y si bien Pilar se inscribió en la Asociación de Pintores y Escultores en 1910, especificando que lo hacía como pintora de miniaturas y Artes Decorativas, consiguió reunir en el libro “Historia y técnica del encaje”, de obligada consulta aún hoy en día, toda la ciencia y saber de este difícil arte.


Encaje duquesa Withof

 

Así comentaron las publicaciones de la época este libro:

La Lectura (Madrid). 9/1914, página 483

HISTORIA Y TÉCNICA DEL ENCAJE, por Pilar Huguet Crexells. «Renacimiento». Madrid, 1914.

Si algún libro merece los calificativos horádanos «utile dulcí», es, sin duda alguna, el que, con el título Historia y técnica del encaje, acaba de publicar la culta profesora doña Pilar Huguet y Crexells. Bello y útil es, en efecto, el contenido de su obra que, además de enseñar deleitando, entraña altos fines sociales y patrióticos. Las Escuelas Normales que, por ser en España los únicos centros de cultura superior femenina, realizan frecuentemente finalidades asignadas en otros países a las escuelas profesionales y a las escuelas menagéres, contribuyeron en el último tercio del pasado siglo a generalizar la enseñanza del encaje en las escuelas primarias, convirtiendo en trabajo manual educativo, por ser eminentemente estético, lo que antes era un oficio, y un oficio regional, desconocido en multitud de comarcas españolas. Pero toda habilidad técnica debe basarse en los conocimientos teóricos, que prestan vida de espíritu a la materia inerte, y mucho más si se trata de un trabajo que, por ser estético, merece el nombre de trabajo liberal, como lo merece el encaje. De aquí la utilidad pedagógica de este libro, encaminado a transformar el oficio en arte, a metodizar las prácticas sancionadas por la experiencia, a desterrar inveteradas rutinas, a educar el gusto de las obreras, no sólo de un modo intuitivo mediante las preciosas láminas que le ilustran, sino con el relato de la historia de este arte de hadas, con la descripción y el elogio de los más célebres encajes del mundo. Y no es tan sólo el gusto de las obreras el que requiere en nuestros tiempos esta educación, sino el gusto de las damas aristocráticas que, debiendo distinguir y apreciar un encaje hecho a mano de un encaje hecho a máquina, no sienten por éstos últimos la aversión que les inspiraría una «joya falsa». No menos útil e imprescindible es el libro para las alumnas de las Escuelas Normales ó de Artes e Industrias, y, especialmente para las opositoras a plazas de Labores, que son las oposiciones; en que se exigen más conocimientos de Bellas Artes y de Estética* aplicada, desde el análisis literario de obras selectas hasta la clasificación de estilos, trajes y muebles. Por eso, de igual modo que deberían publicarse manuales breves, modernos, cuidadosamente ilustrados y escritos en español sobre la historia del traje, del calzado, de las joyas, del mobiliario,… de los tapices y, en suma, del decorado del hogar, debe celebrarse la aparición de un libro acerca del encaje, el adorno más estético y más típicamente español, del tocado femenino. Pero a estos fines pedagógico-profesionales se unen finalidades más altas: el espíritu patriótico y el sano y práctico feminismo que inspiran la obra. Ambas finalidades aparecen íntimamente unidas, pues si la autora, secundando los ideales de Ruskin, aboga con; entusiasmo por la resurrección y difusión de esta industria doméstica, si anhela redimir a la mujer de todas las esclavitudes, incluso de «la esclavitud del ocio», mediante el trabajo estético que siendo recreo del espíritu para burguesas y aristócratas, pueda «abrir a la mujer caminos… para bastarse a sí misma, sin someterse a la penosa existencia del parásito», demanda enérgica y razonadamente el apoyo oficial que «prestan otros países a la industria del encaje, aun en aquellos en que se empezó más tarde este trabajo, como Alemania, que fabrica un encaje especial, teniendo escuelas de aprendizas para favorecer su desarrollo y perfección, estando dichas escuelas amparadas por el Estado», y cita el patriótico ejemplo de Colbert, que «adelantó ciento cincuenta mil francos para que se estableciese la fabricación en su villa natal», intrigando para «introducir en Francia dibujos y obreros de Venecia» a cambio de abrir «una mina de riqueza» para su país con el establecimiento de la fábrica de Alençon en su castillo de Lorray. Escudándose con tan irrebatibles ejemplos y con el de la reina Margarita de Italia, fundadora de la Scuola Técnica Femenile, de Roma, «se propone conquistar para el trabajo nacional» los cuatro» millones de francos en que se valúan los encajes extranjeros importados anualmente, y solicita la creación de una Escuela Nacional de encaje, de la cual pudo haber sido la célula germinativa la clase de encaje fundada en la Escuela de Artes y Oficios de Toledo por don Matías Moreno, y dirigida por la autora de este libro, escuela que contaba hasta «con su nota propia, o sea el estilo árabe y mudejar», que inspiró un soberbio tapiz, verdadera joya del arte moderno español. Los centros de producción regional diseminados en Andalucía., Almagro, Galicia, Aragón, Baleares y, sobre todo, en Cataluña; el alto aprecio que desde el Renacimiento—época originaria del encaje—mereció en el extranjero el punto de España, que, según Mme. Pellicer, era «un lindo y original punto de rosa»; la tradicional suntuosidad de los encajes de oro y plata, tejidos por obreras españolas que enriquecieron los templos y los equipos de reinas y princesas, abogan, como aboga la señorita Huguet, por la creación de escuelas de encajeras, reclamando la protección oficial para esta industria artística por excelencia, ya que «el encaje español puede competir con los hechos en los centros industriales de más fama y aún presenta una especialidad típica: la blonda, de superior Belleza». Y como si la materia del libro no garantizase de por sí lo estético de su contenido, la autora, enamorada de su arte, le ensalza en párrafos tan inspirados como los que dedica a la lenta evolución del bordado hada el encaje, a la enumeración de retratos célebres avalorados por la primorosa copia de los encajes prodigados por las modas de otros tiempos y a la nostalgia que en todo espíritu de artista produce la desaparición de nuestros trajes regionales, por encajes ornados, y de la airosa mantilla de blonda que exhibieron, con orgullo de diadema real, reinas y princesas retratadas por nuestros grandes pintores. Esmaltan el libro frases felicísimas, fervorosas, semejantes a jaculatorias artísticas, como las que ensalzan el trabajo a mano, «que tiene algo de espiritual», el encaje-joya y los encajes dedicados al culto «que fueron, por el espíritu, obras de amor». Pero no son extraños los múltiples y singulares aciertos de esta obra; Pilar Huguet pertenece a una de esas dinastías de artistas que, como los Pisa del Renacimiento italiano o los Arfe y Villafañe del Renacimiento español, vincularon en una familia el culto a un ideal estético y los secretos de una técnica prodigiosa. Tanto es así, que si Hubert, el casullero de Le revé, de Zola, repetía, orgulloso de descender de una familia de «maestros bordadores del rey», regidos por ordenanzas y estatutos: «Teníamos nuestro blasón: sobre azul, con franja matizada en oro, tres flores de lis, dos tendidas y una en punta», la madre de Pilar Huguet, la venerable doña Rosa Crexells, que «hace más de cincuenta años trajo a la corte los finos encajes catalanes», aquí desconocidos, mereció de Isabel II, «amante de la industria del encaje», el ser nombrada «encajera de la Real Casa, con derecho a usar armas reales en su establecimiento». MAGDALENA S. FUENTES.

 

Shingo Oe participó en la feria de arte de Art Dubai

El artista japonés Shingo Oe participó en la feria de arte de Art Dubai 2018 que se celebró  del 18-21 de marzo. La feria que lleva celebrándose desde 2007 y une a artistas internacionales venidos de todos los continentes, cada uno con su estilo, para poner al alcance del público una gran cantidad de arte que adquirir. Se estima que el presente año la feria ha recibido más de 20.000 visitantes que llenaron Dubai de color y frescura artística.

La muestra, que contó con la participación de diversos artistas internacionales, incluyó una serie de obras del pintor Shingo Oe. El artista, que colabora desde hace años con la galería de Miami, Nina Torres Fine Art, ha querido volver a formar parte de la presente feria, en la cual ya participó en 2016, con gran éxito.

En esta edición exhibió una serie de obras de carácter minimalista de medio formato realizadas con su propio cuerpo, creando así un diálogo íntimo obra-autor, que transmite mucha fuerza y pasión.

El arte de Shingo Oe puede tener distintas lecturas dependiendo de las emociones que despierte en el espectador. La observación de su arte transmite paz en algunos de los espectadores, o energía en otros. Una cosa sabemo,s y es que su obra no deja indiferente a nadie, y fascina a muchos por su sencillez a la par que energía, plasmada en la tela.

El artista se encuentra ahora inmerso en un proyecto cultural que mezcla arte, teatro y nuevas tecnologías. Shingo Oe investiga y experimenta el impacto de la tecnología en el arte; a la vez que crea sus obras con materiales naturales ( madera, pintura natural…). Se trata de intentar encajar extremos cual piezas de puzzle: tradición con modernidad, tecnología con materiales naturales, danza con reflexión.

De dichas combinaciones improvisadas pueden salir resultados sorprendentes que nos invitan a pensar, o más bien a reinterpretar nuestro presente a partir de otra mirada, como observadores del aquí y ahora.

 

 

Beatriz de Bartolomé Díez, Mención de Honor en el Premio Sarmiento de La Seca de Valladolid

El Ayuntamiento de La Seca de Valladolid, convocó el pasado mes de abril el XI Premio Sarmiento de Pintura. Pretende ser la extensión del pincel al lienzo, del trabajo del viticultor, del pedregal a la uva, o del enólogo, del mosto al vino. La Seca, cuna del verdejo, lugar de reposo de la piel del terruño hecha pedregal y suelo embriagado del Duero, sumado a la sabiduría de hombres y mujeres, viticultores, que de generación en generación, durante siglos, han escuchado la tierra y han mirado al cielo, como el artista capta la imagen y el concepto para plasmarlo sumando destrezas y saberes. De esta manera, quieren celebrar la fusión del vino y el arte unidos en brindis en la Fiesta del Verdejo.

La artista y socia Beatriz de Bartolomé con su acuarela EL TRACTOR DE PACO ha obtenido MENCIÒN DE HONOR en el Premio Sarmiento de Pintura 2018 otorgado por el Ayuntamiento de La Seca, Valladolid.

El Jurado, habiendo un único premio y ante la calidad de las obras presentadas en su conjunto, con el ánimo de premiar el esfuerzo y los elementos cualitativos sujetos a calificación, decide otorgar una mención honorífica a la acuarela de Beatriz de Bartolomé.

La exposición con todas las obras seleccionadas se presentó en el marco de la Fiesta del Verdejo de La Seca, en el patio interior de la Casa Consistorial.

El jurado ha estado formado por Myriam Anllo (Artista, diseñadora y gerente del espacio artístico Di-Lab en Urueña –Villa del Libro-), Concha Gay (Artista Visual y coordinadora de la Sala de Exposiciones del Palacio de Pimentel de la Diputación de Valladolid), Alberto Sobrino (Ilustrador y diseñador), Manuela Revuelta (Técnica del Ayuntamiento de La Seca), David Rivera (Concejal del Ayuntamiento de La Seca), Cristina Hernández (Técnica de Turismo del Ayuntamiento de La Seca) y Gregorio Bayón Piñero (Alcalde de La Seca) como presidente del jurado, en el que ha actuado como secretario Óscar Carranza (Animador Sociocultural del Ayuntamiento de La Seca)

El tema a tratar en las obras participantes era el vino verdejo en toda su expresión, viñedos, vendimia, uvas, bodegas, vino… para así ayudar a potenciar la faceta artística de la Fiesta del Verdejo en su celebración en esta comarca.

Celebrada la Asamblea General y el 108 cumpleaños de la AEPE

El pasado viernes 13 de abril de 2018 en la sede social de la Asociación Española de Pintores y Escultores se celebró la Asamblea General Ordinaria en la que se presentó la memoria y balance del ejercicio económico del año 2017, ante un numerosísimo grupo de socios interesados en el funcionamiento de la centenaria entidad.

El Presidente resaltó que el objetivo principal de su actuación es siempre el beneficio y servicio que se brinda a los socios, fruto del cual y ante la grave crisis económica que toda España ha atravesado, no se han subido las cuotas societarias en más de cinco años.

Por eso, resultó una tremenda sorpresa que algunos socios presentes pidieran la palabra para proponer que ante el esfuerzo más que notable que la Junta Directiva está haciendo, se subieran las cuotas, y que para que no fuera una subida muy acusada, se planteara que en el próximo semestre se hicieran efectivas.

De esta forma, se acordó por unanimidad una subida de cinco euros al semestre, lo cual representa 0,80 céntimos de euro al mes, y diez euros anuales.

Durante la sesión ordinaria se aprobaron las cuentas y la gestión realizada durante 2017, así como los presupuestos para 2018.

Los numerosos socios presentes aprobaron por unanimidad todos los puntos del orden del día.

En el turno de ruegos y preguntas los socios se interesaron por distintas actividades programadas para el presente año, y plantearon algunas iniciativas que el Presidente se comprometió a estudiar.

José Gabriel Astudillo agradeció a su Junta Directiva la gran labor realizada el pasado año y felicitó expresamente a la Secretaria General, Mª Dolores Barreda Pérez, por el gran trabajo que lleva a cabo y que demuestra en cada ejercicio ser tan eficaz, teniendo en cuenta que el volumen de consultas y de gestión se ha incrementado en más de un 100%.

Al finalizar la reunión de la Asamblea, todos los presentes brindaron y compartieron un momento especial al festejar juntos los 108 años de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

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