Rafael Botí Torres recibe la Medalla de Honor de la AEPE

En un acto celebrado el pasado día 21 de diciembre en la sede institucional de la AEPE, el benefactor y altruista madrileño Rafael Botí Torres recogió la “Medalla de Honor”, que le fue otorgada de manos de su Presidente José Gabriel Astudillo, en reconocimiento a su labor de coleccionista, mecenas, y emprendedor que ha dedicado toda una vida al fomento del arte y la cultura.

Momentos antes de comenzar el acto, en el despacho presidencial, de izquierda a derecha: Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la AEPE, junto a Rafael Botí Torres, José Gabriel Astudillo, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores y Juan Manuel López-Reina, Vicepresidente de la AEPE

                            

Repleta de asistentes, entre los que se encontraban numerosos socios y amigos, así como diferentes personalidades del mundo del arte y la cultura como Tomás Paredes, el Director del Museo de Bellas Artes de Córdoba, José María Palencia, el que fuera director del Instituto Cervantes, crítico de arte, comisario y poeta Juan Manuel Bonet Planes, numerosos socios, amigos y público en general, transcurrió un acto emocionado en el que a modo de introducción, la Secretaria General, Mª Dolores Barreda Pérez, realizó un breve recorrido por la biografía casi desconocida del mecenas, especialista en la obra de Rafael Botí Gaitán y de Daniel Vázquez Díaz, y que sigue realizando actividades culturales en las que difunde a estos y a otros muchos artistas.

El homenaje espontáneo, nacido del corazón de todos los que forman la Asociación Española de Pintores y Escultores hizo especial hincapié en los valores humanos que siempre han rodeado a la persona de Rafael Botí Torres.

José Gabriel Astudillo lo reflejó muy acertadamente cuando expresó que Rafael “une a su cualidad de mecenas y benefactor, la de académico: su vida ha sido una perseverante investigación de toda aquella  manifestación artística relacionada con la obra de su padre, que le apasiona, logrando la excelencia y la fama por sus estudios al respecto. Como promotor cultural, ha depositado todo su talento y su energía en detectar, impulsar y hacer brillar las obras de los demás”

Y sobre todos estos valores, Astudillo destacó que “en realidad, su trabajo constituye también toda una auténtica obra de arte, porque sin él, sin su empuje e iniciativa, muchos talentos permanecerían ocultos toda la vida y nos privarían, a quienes disfrutamos a diario de la cultura, del placer de conocerlos.

Tras la imposición de la Medalla de Honor, el homenajeado quiso también dirigir unas palabras a los asistentes, pero la emoción lo embargó hasta el final y sólo pudo agradecer el honor de un reconocimiento de una institución tan prestigiosa como la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Tras recibir la Medalla de Honor de la Asociación Española de Pintores y Escultores, Rafael Botí Torres firmó en el Libro de Honor de la AEPE, bajo la atenta mirada del Presidente, José Gabriel Astudillo.

Y finalmente, firmó el acta de donación del cuadro titulado «Desde mi ventana», de Rafael Botí Gaitán, que ha donado a la AEPE y figura ya inscrito e inventariado en el patrimonio de la entidad.

Como en otras ocasiones, por lo entrañable de las palabras que a modo de introducción realizó Mª Dolores Barreda Pérez, palabras que emocionaron no sólo al homenajeado, sino a todos los asistentes, y por la encendida defensa de su perfil humano, reseñamos a continuación la intervención de la Secretaria General:

Rafael Botí Torres (1930) nació en Madrid, aunque no puede olvidar la Córdoba natal de su padre a la que ama como a una hija.

Hijo único del músico y pintor Rafael Botí Gaitán y de Isidra Torres Lerma, naturales de Córdoba.

Durante los primeros días del conflicto, su casa de Madrid, situada en la Calle Gobernador, 21, frente al Jardín Botánico, es semidestruida en un bombardeo.

La familia Botí se desplaza a Manzanares, en Ciudad Real, donde su padre ejerció como Profesor de Dibujo y como Bibliotecario en un Instituto de Segunda Enseñanza.

Terminada la Guerra Civil, la familia regresa a Madrid, en donde aunque pequeño, nuestro Rafael comparte el ambiente artístico y cultural que rodea a su padre, acercándose a figuras como Vázquez Díaz, José Caballero, la Duquesa de Alba, Sáez de Heredia, Micaela Amaya “La Chunga”, José Camón Aznar, Antonio Manuel Campoy, Marino Gómez-Santos, Elena Flórez,….en tertulias y visitas en las que acompañaba a su padre, que de niño lo llevaba a todas partes, yendo de su mano a los estudios de todos sus amigos.

Así, tuvo la dicha de ser un niño que jugaba entre los lienzos y pinceles de Vázquez Díaz, los hermanos Solana y otros grandes artistas amigos de la familia.

Según él mismo ha declarado, posó mucho para Vázquez Díaz entre los años 50 y 55. Lo hacía en su estudio, los domingos por la mañana y allí lo pasaba de maravilla.

Por este motivo, ha vivido toda su vida rodeado de arte y de artistas.

Por eso, podemos decir que lleva el arte dentro.

Desistió de pintar desanimado por su progenitor, ya que según ha declarado en alguna ocasión, su padre le dijo: «Mira, niño, dedícate a otra cosa que Dios no te ha llamado por ese camino»…

A fuerza de batallar por reivindicar la figura paterna, de invertir trabajo y dadivosidad a favor de Rafael Botí padre y de Vázquez Díaz, muy poco sabemos en realidad de Rafael Botí hijo.

Rafael Botí Torres estudio Economía y trabajó en la Banca, con categoría de Director de Sucursal.

Agente de la Propiedad Inmobiliaria, empresario y emprendedor, editor de numerosas obras sobre el arte, director de la Sala del Banco de Córdoba en Madrid, promovió la difusión del arte de los andaluces y, en general, del arte español comisariando exposiciones y escribiendo textos para catálogos.

Miembro de la Asociación Madrileña de Críticos de Arte

Miembro de la Asociación Española de Críticos de Arte

Miembro de la Asociación Española de Escritores y Artistas

Ha luchado incansablemente, y lo sigue haciendo, por la difusión y trascendencia de la obra de su padre, el músico y pintor Rafael Botí Gaitán.

Lucha que se materializó en la adquisición de parte de sus obras por la ciudad de Córdoba, a través de su Diputación provincial, ya que había apoyado al artista en vida con la concesión de diferentes becas.

La necesidad de gestionar este legado es el germen para la creación de la Fundación provincial de artes plásticas Rafael Botí, de la que nuestro Rafael es Miembro del Consejo Rector, además de Miembro de su Comisión Técnica.

Sus desvelos y trabajos culturales y artísticos le llevaron a la Vicepresidencia de la Academia Libre de Arte y Letras de San Antón.

Es además Socio de Honor de la Asociación Española de Pintores y Escultores

En el año 2010 fue nombrado Hijo Adoptivo de Torrelodones (Madrid), donde organiza el “Certamen de Pintura en Directo Rafael Botí”

En el año 2012 fue nombrado Académico de Honor de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba

En 2016, y coincidiendo con la celebración del día de Andalucía, recibió la insignia de oro y plata y Diploma de Honor del Real Círculo de la Amistad, Liceo Artístico y Literario de Córdoba.

Como coleccionista de obras de arte, con predilección por las de Vázquez Díaz, y José Caballero, Rafael Alberti, Antonio Cobo y otros muchos pintores maestros en los que ha centrado su difusión, es el máximo especialista, experto  y conocedor de la obra de Vázquez Díaz y de Juan Antonio Morales

Su generosidad es bien conocida por la donación de obras de Vázquez Díaz y de Rafael Botí, y por el préstamo de otras muchas para su exhibición en importantes exposiciones pictóricas.

En la actualidad, colabora siempre que es convocado, como Miembro de Jurados de premios, certámenes y bienales.

Enamorado de Córdoba, pasión que comparte con su esposa, reparten su tiempo entre Madrid y esta ciudad en la que posee una vivienda junto a los jardines de Los Patos, muy cerca del palacete que perteneciera a Manolete, y que a su padre le habría encantado, por lo mucho que a él le gustaban los toros.

Allí miran también el patio de la Calle Isabel II, en el que sus padres se conocieron y en el que por iniciativa propia, logró ubicar una placa alusiva al pintor y músico cordobés como reconocimiento del que fuera su hogar.

Rafael es discreto, elegante, una excelente persona. No habla mal de nadie, no falta nunca a nadie, es generoso, amigo de sus amigos, paciente, luchador, optimista y creyente fiel de la realidad de las cosas.

Sincero y sensato, lo único que le hubiera pedido a la vida después de tantos sacrificios compartidos con su esposa Dely Blanco, presente en este homenaje como no podía ser de otra manera, es tener descendencia, pero echando mano de su optimismo, eso también lo han arreglado, haciendo hija a la hermosa ciudad de Córdoba, de la que ambos están completamente enamorados, y no sin razón, me consta.

Al realizar este perfil, creo que la AEPE no puede ocultar su alegría y entusiasmo por otorgar hoy esta merecida Medalla, un honor que debe convertirse en estímulo cargado de pleno y consciente sentido de responsabilidad que todos compartimos con Rafael.

Gratitud y reconocimiento son los sentimientos que en este momento nos embargan a la hora de pensar en Rafael y analizar el devenir de su vida, rodeado de arte y de artistas y de vivencias que han sido constante preocupación en su vida.

Constituye no sólo un noble hábito, sino un obligado gesto el reconocimiento y recuerdo de las virtudes humanas y valores artísticos de un mecenas como Rafael. Estoy convencida de que todos los aquí presentes, todos los que te conocemos, corroboramos el sentimiento generalizado de quienes te hemos tratado, destacando tus afables dotes personales y tu extraordinaria vocación altruista.

Nos gustaría que este acto constituya para todos el recuerdo de tu figura, nobilísimo arte y una ejemplo de energía y fecundidad al servicio de los demás.

Etimológicamente el término proviene del nombre del famoso consejero de Augusto, Mecenas, protector de las letras y de las artes, que implica una idea y conciencia del arte como realidad que incluye unos valores y unos sentimientos de amor y generosidad como los que encarnas.

Estamos acostumbrados a entender el mecenazgo como un amor por las letras y las artes que se manifiesta en forma de acción de estímulo y ayuda de gobiernos y de hombres ricos y poderosos. Incluso hoy en día, esa generosidad está ligada a motivos utilitarios de poder, de prestigio social y de otro tipo de iniciativas de los grandes grupos industriales y económicos.

En el caso de Rafael, debemos entender el mecenazgo como misión, tal y como nos advertía en su momento el propio Ortega y Gasset.

No pretendo en esta introducción acumular sólo datos de un currículo de Rafael Botí Torres. Creo que era indispensable presentar aquí un apretado perfil humano de quien se ha pasado la vida difundiendo con eficacia el legado de los demás.

Al rememorar su presencia activa en todo tipo de actos de difusión de otros pintores, destacaremos sobre todo la fecunda labor que viene realizando en la ciudad de Córdoba, en la Fundación que lleva los apellidos de su padre. Una Fundación que intenta de forma cíclica renovarse y transformarse en una institución sólida y a la altura, y que tanto hace en el campo de las artes.

Desde la AEPE, desde AECA, podemos dar fe de los esfuerzos realizados en épocas de bonanza y de crisis para cumplir las ilusiones y los sueños de su fundador, contando siempre, eso sí, con su extraordinaria generosidad a la hora de ceder obras en beneficio y consecución de este fin.

Me resulta indispensable vincular el entusiasmo que ha puesto en realizar publicaciones de gran calidad que rememoren el importantísimo trabajo de los pintores, en realizar exposiciones antológicas, temáticas, y una fecunda labor que se acompaña de múltiples gestiones y trabajos cuyo detalle oscuro, laborioso, callado, no cabe aquí.

Me he resistido con todas mis fuerzas a hablar en esta introducción de Rafael Botí Gaitán como artista, no así como padre y amigo, y de Daniel Vázquez Díaz, puesto que hoy el protagonista indiscutible y absoluto de nuestro reconocimiento es Rafael Botí Torres. Él sólo y por él mismo. Por su trabajo, y su personalidad.

La callada memoria del olvido debe ser devuelta y recordada para homenajear a Rafael Botí Torres.

Por eso quiero proclamar que Rafael Botí Gaitán será por siempre el maestro y pintor cordobés por excelencia del siglo XX, pero tú, Rafael, sólo tú, serás únicamente nuestro Rafael, con entidad propia más allá de la memoria de tu amado padre, nuestro Rafael más allá de posibles comparaciones o referencias, nuestro Rafael más allá de quienes te asocien únicamente a él.

Tú serás ya por siempre el Rafael de la Asociación Española de Pintores y Escultores que hoy te agradece una vida entera dedicada al arte y los artistas.

Felicidades y muchas gracias

 

A continuación, el Presidente entregó la Medalla de Honor a Rafael Botí Torres, quien la recibió emocionado y dirigió unas palabras a los asistentes en las que sólo pudo agradecer el honor y declararse feliz y emocionado por el hecho de estar allí, y saberse de verdad objeto de una atención tan especial.

Las palabras del Presidente fueron:

Queridos socios y amigos:

Hacemos esta tarde un hermoso acto de reconocimiento a la generosidad.

La AEPE siempre ha sabido reconocer todas las disciplinas que conforman las Bellas Artes: la formación de una base sólida, la selección de la mejor materia prima, la suma de destrezas y buen gusto, la búsqueda de la belleza, en suma, el aroma que, como la cultura, caracteriza a una prestigiosa entidad como la nuestra.

En los últimos años la AEPE ha sabido reescribirse: con decisión firme y vocación de servicio bien demostrada, ha apostado sin ambages por la pintura y la escultura, dos de las más nobles entre las Bellas Artes, para convertirse en el catalizador del arte y los artistas en Madrid y en toda España.

En un siglo tan agitado como en el que nos ha tocado vivir, este reconocimiento al mérito que hoy otorga la AEPE es también una invitación a detenerse en una biografía ejemplar, en esa parte inmutable de la vida que es la inquietud artística. No hay más que mirar su rostro para descubrir la suma de facultades, afán y trabajo que representa y que hoy se concentran en esta Sala “Eduardo Chicharro”.

Las Bellas Artes requieren el impulso generoso y apasionado de los mecenas y de quienes trabajan en beneficio de la cultura sin esperar nada a cambio. Por eso reconocemos hoy la labor de Rafael Botí Torres, que ha dedicado su vida al estudio y la difusión del arte, presentando una atención especial a la obra de su padre y a la de su maestro, Vázquez Díaz, a través de todo tipo de trabajos y desvelos, actividades, y por cuantos medios han estado a su alcance.

En la AEPE abundan los mecenas y benefactores culturales, ya que como sabéis, todos los miembros de la Junta Directiva trabajamos por amor al arte.

De igual forma, Rafael une a su cualidad de mecenas y benefactor, la de académico: su vida ha sido una perseverante investigación de toda aquella  manifestación artística relacionada con la obra de su padre, que le apasiona, logrando la excelencia y la fama por sus estudios al respecto. Como promotor cultural, ha depositado todo su talento y su energía en detectar, impulsar y hacer brillar las obras de los demás.

En realidad, su trabajo constituye también toda una auténtica obra de arte, porque sin él, sin su empuje e iniciativa, muchos talentos permanecerían ocultos toda la vida y nos privarían, a quienes disfrutamos a diario de la cultura, del placer de conocerlos.

Por eso hoy reconocemos y galardonamos a uno de esos grandes exponentes de la promoción cultural, a Rafael Botí Torres.  Toda su vida ha sido un esfuerzo constante por acercar al público el arte y la creación cultural. La divulgación pictórica de la obra de su padre, y de su maestro, es la pequeña muestra de cómo ha logrado contagiar su pasión pictórica a tantos ciudadanos, a través de la generosidad extrema y gracias a la perseverancia de una vida dedicada a ello.

Rafael Botí Torres es un modelo de conducta para la sociedad; un alma que ha logrado superarse en la conquista de la excelencia, haciendo de su trabajo una transmisión y difusión de la pintura y del arte que no puede pasar inadvertida.

Pero hoy Rafael no está aquí como representación ni como difusor de la obra de otros artistas, sino que está con nosotros por ser reconocido como un gran filántropo y una excelente persona. Está aquí por méritos propios y no cabe hablar más que de él.

Decía la Secretaria General en su nota biográfica, que no quería hablar más que estrictamente lo necesario del pintor Botí y de Vázquez Díaz. Efectivamente, hoy el único protagonista aquí es Rafael, cuya forma de ser, cuya bondad y  cuyo perfil humano le ha granjeado el cariño y el agradecimiento de cuantos estamos en esta sala, de los que no están, de los cordobeses, de los españoles, de todos los que amamos el arte y alabamos la generosidad de su vida.

El esfuerzo que hoy reconocemos no caerá en saco roto. Porque toda una vida entregada a las Bellas Artes es una enorme fuente de fecundidad y riqueza para toda la sociedad, y es, además, un orgullo para todos los españoles, para todos los artistas y para esta Asociación Española de Pintores y Escultores que hoy te aplaude.

Hoy es un día para celebrar. La Asociación Española de Pintores y Escultores está de fiesta y este acto de entrega de la Medalla de Honor es una buena muestra del espíritu de agradecimiento y de servicio que vivimos en esta centenaria institución a la que me gusta llamar casa de todos.

Hemos aprendido de nuestros predecesores -y hoy lo vemos encarnado en Rafael- a trabajar con alegría y con afán de ayudar a los demás, al servicio del arte y de los artistas. Probablemente todos me habéis oído decir que cada día nos empeñamos en que la AEPE sea uno de los mejores lugares del mundo en donde reconocer el arte y la creación. Estoy persuadido del privilegio que tenemos quiénes cada día compartimos una misión tan relevante en servicio de la sociedad.

Por supuesto, los obstáculos no nos faltan: así ha ocurrido en el pasado y así seguirá sucediendo en el futuro, en medio de las tormentas se descubre el temple de los buenos marineros. Y ahora podemos estar contentos porque las circunstancias del entorno nos hacen ver que ni podemos ser mediocres, ni podemos vivir instalados en la cultura de la queja.

Pero mis palabras deben ser fundamentalmente de felicitación y agradecimiento a Rafael Botí. Hoy recordamos la suma de muchas tareas sencillas, silenciosas, calladas, realizadas con el empeño de servir: a la memoria de su padre, a la del maestro Vázquez Díaz, a la de ciudades como Córdoba, Nerva, Jaén, a empresas y fines de todo tipo relacionados siempre con el mundo del arte… a la de nuestra propia entidad y a la de otras muchas instituciones.

En un gesto más de generosidad y altruismo, Rafael nos ha hecho llegar la obra que aquí exhibimos del pintor Rafael Botí Gaitán, cuya donación a esta Asociación Española de Pintores y Escultores quedará reflejada en el acta que a continuación firmaremos para que quede ya por siempre unida a nuestra institución, en un acto que nos abruma y recuerda la grandeza de quien hoy homenajeamos.

Por esta ingente tarea, llena de coraje y magnanimidad, la Asociación Española de Pintores y Escultores te manifiesta su reconocimiento y su gratitud. Rafael: te quiero dar las gracias, en nombre de todos, porque con tu compromiso, con tu capacidad de superar las dificultades con paciencia, ingenio y creatividad, has contribuido a plasmar el espíritu que da vida al acto creativo y al arte.

El amor al trabajo bien hecho, el afán de descubrir la verdad y darla a conocer, la lealtad, el ambiente de afecto y preocupación por los demás, son rasgos de ese espíritu fundacional -que enseguida perciben quienes se acercan a la AEPE- y que son reales porque muchas personas como tú se empeñan en vivirlos cada día.

Además de felicitarte y de agradecerte que hayas hecho tuyos los fines y los proyectos de nuestra entidad, quiero decirte que tu espíritu de servicio es una fuente de inspiración para quienes trabajamos ahora en el difícil mundo del arte y la cultura.

Llevas toda una vida luchando por difundir el arte de los demás, el arte de muchos artistas y lo has hecho trabajando cada día con ahínco, no por vanagloria, sino por servir mejor a los demás, al arte, a los artistas, enseñando con el ejemplo y con la palabra, con toda tu vida, mediante publicaciones, textos, exposiciones, premios, certámenes, en definitiva, con logros repletos de beneficios para los creadores y para toda la sociedad.

Las instituciones, como las personas, se hacen mejores cuando se acostumbran a dar las gracias a quienes las sirven con lealtad. Esta entrega de la Medalla de Honor es, por tanto, un bien para todos y no sólo para el galardonado.

Por esta vida dedicada a preservar la memoria de los artistas, nuestra Junta Directiva ha acordado concederte la Medalla de Honor. Quienes hoy te acompañamos –y otras muchas personas que no han podido acudir- te felicitamos de todo corazón, y nos unimos a tu alegría y grandiosidad. Muchas gracias.

       

     

Lucía Velarde de Castro

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

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LUCÍA VELARDE DE CASTRO

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VELARDE DE CASTRO, Lucía    P    1911     1881    MADRID     MADRID

Lucía Velarde de Castro nació en Madrid en 1881. Al menos así consta en los archivos de la Asociación Española de Pintores y Escultores, a la que se asoció en el año 1911 haciendo constar que era pintora, si bien por las crónicas de la época, sabemos que era miniaturista.

Hija del poeta José Velarde Yuste y de Lucía de Castro y Hernández Pinzón.

Vivían en la calle Jorge Juan, Nº5, cuarto bajo, hasta que en 1892, cuando la pintora contaba con 11 años, falleció su padre, a la prematura edad de 43 años, dejando viuda y siete hijos: Dolores, Lucía, Agustín, Alfonso, José, Patrocinio, y Rafaela, en una situación económica complicada y difícil.

La prensa recogía la noticia haciendo constar aún más “el dolor de la pobre viuda, Doña Lucía de Castro y Hernández Pinzón que el mismo día que enterraban a su marido, veía morir a su último hijo, una niña de cuatro o cinco meses.

Dos de sus hermanas fueron Religiosas Reparadoras (con los nombres de María del Rocío y María de la Virgen de las Virtudes). Su hermano Alfonso fue redactor del periódico El Correo Español.

Encontramos reseñas de la artista en La Época del día 28 de junio de 1909, en donde se dice: “En San Sebastián, donde pasan el verano celebraron ayer sus bodas de oro los duques de Mandas. Con este motivo se recibieron en Cristina-Enea muchas felicitaciones. La duquesa de Mandas recibió también muchos regalos, entre ellos un pandenlif de brillantes y rubíes, de la duquesa viuda de Bailén. La joya lleva una preciosa miniatura, con el retrato del duque de Mandas, debido a una artista tan inteligente como distinguida, cual es la señorita Lucía Velarde, hija del difunto poeta D. José Velarde”.

En 1911 realizó una exposición en el Salón Iturrioz, que fue recogida en El Imparcial del 11 de enero, con esta reseña: “La señorita Lucía Velarde, hija del insigne poeta de tan grata memoria, es una miniaturista notabilísima. Presenta en la Exposición del Salón Iturrioz varias obras de muy distinto carácter. El retrato del príncipe de Asturias me parece la más bella. Se le representa de unos dos años y en su cabecita compéndianse todos los encantos de esa edad. El mueble en que aparece sentada la delicadísima figurita, el traje de ésta y el fondo están admirablemente pintados y contribuyen al realce del principito. También son muy bellas las miniaturas de S.M. la reina doña Victoria, la de S. A. la infanta doña Isabel y la de María Tubau. Tiene una de niña brillantemente pintada y la del Sr. Sánchez de Toca, que es un retrato brioso y de singular parecido. Lucía Velarde conoce todos los secretos de la miniatura sobre marfil y es una delicadísima artista, como demuestra esta colección de pequeños retratos”.

Esquela del insigne poeta José Velarde, padre de Lucía

 

Concurrió a la Exposición de Arte Decorativo de 1911, en donde figuraban obras completas, modelos, bocetos y cartones, pintura al fresco, temple y otros procedimientos, estofada e imitaciones de materiales estimables, retablos y muebles pintados, pintura en seda, vitela, cristal, etc., abanicos pintados, carteles decorativos y pintura escenográfica.

Según La Correspondencia de España del 31 de octubre, “Entre esta clase de trabajos hay algunos muy notables, mereciendo singular mención … una casulla, pintada al óleo, de la señorita Lucía Velarde, la distinguida miniaturista, que en este nuevo trabajo da una prueba más de su arte exquisito…”

Presente también en la Exposición de Bellas Artes de 1915, como queda reflejado en la prensa del momento como El Imparcial, La Época o La Ilustración Española y Americana, en donde se refieren a sus miniaturas como “llenas de delicadezas de línea y matiz” o “delicadas miniaturas de la señorita Lucía Velarde, insigne cultivadora del género”.

A la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1917 presentó además distintas miniaturas de “fina línea y trazo seguro”.

Maestra del Taller de Miniatura y Esmalte de la Escuela del Hogar y Profesional de la Mujer, así consta en la Guía Oficial de España entre los años 1918 y 1930. La Escuela estaba situada en el Paseo de la Castellana, 60, e incluía estudios generales (higiene  y  puericultura,  remedios caseros, cuidados a los enfermos, economía y contabilidad domésticas, entretenimiento y confección de ropa de uso diario y arte culinario), de aplicación (dibujo  lineal  y  artístico, composición  decorativa, miniatura  y  esmalte,  trabajos  en  asta,  cuero  y  batik,  corte  y  confección  de vestidos,  ropa  blanca,  sombreros  y  corsés,  confección  de  flores  artificiales, encajes,  bordados  a  mano  y  a máquina  y  labores), y   finalmente,  la  sección  de estudios  especiales  que comprendía  taquigrafía  y  mecanografía.

Alumnas de la Escuela del Hogar y Profesional de la Mujer en una imagen de la época

 

El 8 de enero de 1920 fallecía su madre, Lucía de Castro y Hernández Pinzón, Viuda de Velarde. Para entonces, Lucía tenía ya trazado su futuro.

Esquela del Lucía de Castro y Hernández Pinzón, Viuda de Velarde, madre de la artista

 

En 1922 se publica la Real Orden por la que Lucía Velarde de Castro es confirmada en su cargo como maestra de la Escuela del Hogar y Profesional de la Mujer.

En diciembre de 1944 el periódico ABC recoge la noticia del donativo que la artista realiza, como hija del poeta José Velarde, a la Real Academia Española de la Lengua, consistente en más de 25 cartas autógrafas de José  Zorrilla, algunas de las cuales hacen referencia a los derechos de autor de “Don Juan Tenorio”. Un legado “valiosísimo por el que la Real Academia comunicó a la señorita Lucía Velarde y a las demás herederas del poeta, la gratitud por tan generosa y ejemplar donación”.

Son cartas manuscritas enviadas por Zorrilla a Velarde desde Barcelona, Madrid, Zaragoza, Vidiago y Zarauz a partir del 19 de febrero de 1881.  En una epístola de fecha 6 de noviembre de 1944 al entonces director, José María Pemán, Lucía Velarde exponía el deseo de trasladar el archivo y los originales de su padre a la corporación.

ABC Madrid, 12 de Noviembre de 1944 

 

En 1947, por Orden de 11 de diciembre se reconoce derecho a quinquenio a la Profesora de la Escuela de Hogar doña Lucía Velarde de Castro, teniendo ya cumplidos treinta años de servicios en dicho Centro.

A partir de este año, nada más vuelve a saberse de la socia que hoy recordamos y que no caerá en el olvido.

Entrevista a Eduardo Naranjo

Por Lucía Sánchez

Eduardo Naranjo, pintor extremeño, máximo representante del realismo onírico actual de la pintura contemporánea española. Ha sido galardonado en numerosas ocasiones y ha llegado a ser uno de los primeros artistas occidentales en exponer en China en vida.

De su reciente exposición el recién rehabilitado Palacio de Gaviria, ¿qué datos ha recogido de ésta? ¿salió satisfecho?

Decir en primer lugar que se hizo todo con tanta premura, que la única forma posible de que se llevase a cabo fue por aquella por la que optamos; y es que estuviese formada por obra realizada en esta última década y de la que yo conservo a mi disposición, sin tener que pedirla prestada, pues no daba tiempo a mucho más. Soy enemigo de las prisas y me hubiera gustado haber podido estar más presente en la organización y tener más tiempo para realizar algunas pruebas de imprenta, por ejemplo. Sin embargo, al final, estoy muy satisfecho porque ha sido una exposición muy bien concebida y muy visitada. Mi intención era abrir las puertas de mi estudio a todos los visitantes, acompañándole por el recorrido expositivo, explicándole el significado y génesis de cada obra.

¿Qué temas o aspectos le interesan para la realización de sus obras actualmente?

Uno, aunque no lo quiera va variando, no somos los mismos siempre, evolucionamos. Con lo que tu obra lo hace contigo, llevándote por tus pensamientos, eso sí, cuando somos sinceros y no nos dejamos guiar por las modas. La obra es como la vida misma. Para mí lo único que me importa es que mis obras funcionen y me gusten.

Existe una constante en su obra por los autorretratos, ¿Qué cree que mueve y ha movido a los artistas ha autorretratarse a lo largo de la historia?

Bueno sí, soy uno de los pintores que más se ha autorretratado. En mi caso, me he sentido muy atraído siempre por el autorretrato, no sé muy bien por qué; a parte de la causa más obvia, que es, que nosotros mismos somos los modelos que tenemos más cercanos, y es lo más cómodo (no tenemos que “machacar” a nadie para que nos pose y demás). Pero ahondando más en la cuestión, pienso que quizás sea, ese deseo de conocerse a uno mejor, más en profundidad; porque cuando uno se autorretrata, en el fondo, lo que está haciendo, es un análisis profundo sobre sí mismo, hasta tal punto de que te ves envejecer, no solo entre un autorretrato y otro, si no en el transcurso de la elaboración de un mismo autorretrato. La diferencia con mi último autorretrato, el que estuvo en el Palacio de Gaviria, es que, con él, – y no lo he hecho premeditadamente, sino que ha sido una conclusión que he sacado después -, siento un precedente, en cuanto a que aparezco completamente desnudo y de frente, y le eche valor, porque no hubiera sido lo mismo este autorretrato con 20 años o 30…, pero ya con 73 años, creo que lo único que podía salvarlo era que fuese buena pintura, para que resultara menos ofensivo y se me “perdonara” que a esa edad mostrará mi desnudez.

Por otra parte, no creo que haya tantos artistas que nos hayamos autorretratado; Goya, Van Gogh… ambos dos grandes sufridores y seres atormentados, y puede que ese sea un factor.

¿Cómo crees que influye la constante exposición a imágenes e información a la que nos vemos sometida hoy en día (TV, redes sociales, internet…), no solo en la creación de arte y la cultura, sino también en su consumo?

De todo esto yo me he librado, rara vez yo miro en Internet o atiendo a mi móvil. Yo he vivido la transición, un extremo y otro, y creo que hoy en día hay mucha dependencia de todo esto y, sin embargo, en los medios televisivos e informativos, ya no se hace eco del arte y es una pena. No se muestra ninguna cultura o arte en la TV (que es la que más se consume en este país, la caja tonta).

¿Qué opinas del mercado del arte actual?

Está muy mal, muy mal, porque la crisis ha afectado mayormente a aquello que no es vitalmente necesario, como es comer, vestir, etc. El arte siempre ha sido el último capricho, pero claro si hoy faltan otras cosas, pues es difícil que se invierta en él. En cuestión de arte va a costar mucho, ¿qué paso con ese coleccionismo que estaba surgiendo en los años 80 y 90? Nacieron nuevos jóvenes coleccionistas, que hoy han desaparecido.

En la época en la que usted empezó a crear su obra, ¿cree que los artistas de su generación lo tuvieron más fácil para hacerse un hueco en el mundo del arte, que los que quieren iniciarse hoy en día?

El arte está completamente parado, jóvenes artistas muy valiosos se están yendo fuera; cosa que ha ocurrido toda la vida: Picasso, Gris…, todos los artistas famosos lo hicieron en busca de un reconocimiento que aquí no había. Pero hoy son muchos más, y lo malo es que tampoco fuera van bien las cosas. Hoy un artista lamentablemente lo tiene muy difícil. Es una pena, que los que están en el poder no apoyen más el arte. Tendríamos que apoyar más nuestro arte, pero claro para eso hay que valorarlo, ¿no?, pero hay un complejo de inferioridad que parece que va ser perpetuo e indeleble en este país nuestro, y eso hace que, si no eres bendecido en el extranjero, muchas veces aquí ni reparan en ti.

Concretamente en mi caso me tocaron unos años muy buenos. Salían artículos en la prensa anunciando los grandes eventos culturales. Por ejemplo, mi exposición del año 93 en el Centro Cultural de Villa recibió más de 250.000 visitantes – yo me quedé perplejo-, pero es compresible en cierto modo, porque el mismo día que se inauguraba ya lo estaban dando en los telediarios. La gente iba a las exposiciones, hoy está todo muy paralizado.

¿Qué conocimientos extrae de su experiencia en China dando clases y exponiendo sus obras?

Para mí lo más positivo ha sido precisamente eso, las lecciones y los cursos que di a gente ya graduada en Bellas Artes, en la Academia de Arte de Pekín, y en la Universidad de Arte de Hangzhou, ésta última, una ciudad preciosa. La verdad es que ha sido una experiencia muy bonita, y creo que también positiva para la mayoría de estos alumnos, que la mayoría de ellos habían oído hablar de mi obra. Y también ha sido muy importante para mí, el interés tan grande, casi devoción con la que han seguido mi obra, y han visitado mis exposiciones, recreándose en cada pintura o dibujo. Algo insólito, que allí me conocen y me admiran más que aquí.

¿Se plantea realizar nuevos proyectos artísticos o alguna retrospectiva próximamente?

Por ahora no me planteo realizar ningún proyecto expositivo, prefiero estar centrado en mi obra y estar tranquilo. No sé si quizás en un futuro no muy lejano, esta última exposición se lleve a mi tierra, Extremadura, al Museo de Bellas Artes Provincial de Badajoz. Pero por aquí (Madrid), no me atrae mucho la idea, dado lo parado que esta todo. Por supuesto que yo sigo realizando nueva obra, ¡no podría vivir sin hacerla!

Julia Peguero Sanz de Trallero

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

JULIA PEGUERO SANZ DE TRALLERO

PEGUERO SANZ DE TRALLERO, Julia  Pintora   1917  18.ene.1880  ZARAGOZA  MADRID   Calle Preciados, 27  4.dic.1978

 

Nacida en Zaragoza en 1880, esta maestra es bien conocida como periodista y especialmente por sus acciones feministas, pero escasamente se habla de su faceta artística, ya que como veremos, además de miembro de la Asociación de Pintores y Escultores, concurrió a distintos certámenes y convocatorias artísticas que organizaba la centenaria entidad.

En 1899 aparece como opositora a normales, en el «programa de Gramática general, Filología y Literatura castellanas» y en el de «Aritmética, Geometría y Álgebra».

En el escalafón general del Magisterio Primario publicado el 1 de enero de 1912, aparece como de grado superior, y que presta sus servicios en Madrid.

En 1913 Julia Peguero de Trallero, junto a Benita Asas Manterola y Pilar Fernández Selfa, crean la publicación quincenal El Pensamiento Femenino.

Parece ser que, a principios de 1915, se incorpora a la institución El Desayuno Escolar, presidida por Carmen Ramos (desde 1911, en que se fundó para «facilitar algún alimento a los niños menesterosos a su entrada en la escuela»). En 1917 Julia Peguero ya es secretaria de El Desayuno Escolar, «simpática institución de la que es presidente honorario el insigne Jacinto Benavente, gran entusiasta de esta obra».

En 1917 ingresó en la Asociación de Pintores y Escultores, indicando expresamente que lo hacía en la modalidad de Pintura.

El 20 de octubre de 1918, fundó junto a María Espinosa de los Monteros y a Dolores Velasco de Alamán, la Asociación Nacional de Mujeres Españolas, de cuya directiva pasó a formar parte dos años más tarde para terminar siendo su cuarta y última Presidenta entre 1932 y 1936, cuando desaparece. ​

Su actividad en el Ateneo de Madrid también fue pródiga, siendo elegida para formar parte de la sección de Música en 1919.

De 1920 data uno de los apuntes que el Museo de Huesca conserva, obra de Julia Peguero, en el que retrata a Ramón Arsenio Acín Aquilué, el pintor, escultor, periodista y pedagogo natural de esa ciudad. Se trata de una obra realizada en grafito sobre papel, firmada en el ángulo inferior izquierdo, de 265 x 210 centímetros.

El mismo museo conserva además otro dibujo de la misma técnica y medidas, que retrata también al mismo personaje, por lo que deducimos que eran en realidad apuntes para la realización de una posterior obra, si bien no podemos aportar algún dato más.

En 1921 la Asociación Nacional de Mujeres Españolas comienza a editar la revista Mundo Femenino, que Julia dirigió desde 1932 y hasta su desaparición en el año 36.

Poco después del desastre de Annual (22 de julio de 1921), en su calidad de secretaria general de la Asociación Nacional de Mujeres de España, propuso que el Magisterio español contribuyese con uno o dos días de su haber para adquirir «tanques (si fuera posible) que, llevando el nombre de Magisterio, Educación u otro análogo, serían testimonio de que el maestro español no es ajeno al sentimiento unánime de la patria», se entiende que en la lucha contra el infiel mahometano («Loable iniciativa”). Y hasta se atrevió a definir rotunda y terminante –«esto quiere la mujer española»– el sentir de «La mujer española ante el problema de Marruecos».

En 1923, junto a Benita Asas Manterola e Isabel Oyarzábal, se sentó frente a Primo de Rivera y le pidió el derecho al voto femenino. A pesar de contestarle que sí, con algún que otro pero y algún que otro recorte, pero nada de universalidad.

De esta misma fecha, se conserva una tarjeta postal manuscrita enviada por Julia Peguero a Conchita Monrás, esposa de Ramón Acín, con quienes vemos, les unía una gran amistad.

La Revista de Bellas Artes Nº 15, de enero de 1923 publicó un extenso artículo titulado “El sentimiento de lo bello en el orden social” que según detallaba, era obra de Julia Peguero de Trallero, “exquisita artista que tanto se distingue en cuestiones de pedagogía”.

El periódico La Libertad publicaba las contestaciones que las fundadoras del  Lyceum Club Femenino Español debían redactar, respecto al nacimiento de la entidad y su porvenir, incluyéndose la respuesta de Julia Peguero, que fue publicada el 1 enero de 1927, y en la que decía que el Lyceum “no es hijo del simple deseo de aso ciarse por sociabilidad, sino de romper el círculo familiar y ampliarlo a otros niveles de comunicación donde broten entusiasmos y se despierten anhelos que proporcionen a la vida las aportaciones femeninas de que no debe estar privada”…

Pronosticaba que el Lyceum iba a representar “en la cultura española una adaptación del espíritu femenino al progreso”.

Casada con Ceferino Trallero Mateo, que falleció en 1930, comerciante natural de Calanda (Teruel), que contaba con un almacén de géneros de punto y blanco con su propio nombre, situado en la madrileña Plaza de Pontejos, añadió el apellido de su esposo al suyo. El matrimonio no tuvo hijos.

Publicidad de la época del establecimiento del marido de Julia Peguero

 

En marzo de 1930, Julia Peguero pasó a la historia del Ateneo de Madrid por haber sido la única ateneísta que, en la Junta General votó en contra del nombramiento de Miguel de Unamuno como Socio de Honor de la entidad, al considerar que este nombramiento tenía más un cariz político que un reconocimiento real de la valía de Unamuno.

El 29 de marzo de 1930, lo explicaba en El Heraldo de Madrid, en una entrevista que concedió al periodista Alfredo Muñiz, a quien recibió en su casa de la calle de las Fuentes, “…Un vetusto recibimiento, presidido por una reproducción de «Las meninas», de Velázquez. Unas palabras a una criada. Unos segundos de silencio… Al fin, doña Julia Peguero de Trallero nos ofrece el encanto de su sonrisa”… Es en esa misma interviú donde se le pregunta direc tamente cuáles son sus ideas políticas.

Julia responde: “Pues verá: yo, políticamente, no estoy aún definida. Es una cosa un poco rara, lo comprendo; pero es así: no estoy definida. Soy monárquica; esto no cabe duda. Ahora soy monárquica tal vez como recurso. Soy, antes que nada, patriota. Amo a España con ese amor grande y abnegado que, por ser algo maternal, ustedes, los hombres, desconocen. Y este amor inmenso que le tengo a mi patria es lo que me hace ser monárquica, como sería comunista si en el comunismo radicaran la grandeza y la virilidad de nuestro pueblo”.

Revista de Bellas Artes Nº 15, de enero de 1923 publicó un extenso artículo titulado “El sentimiento de lo bello en el orden social”  y se acompañaba de esta fotografía

 

En enero de 1934 fundó el Partido Femenino Independiente, cuyo viraje hacia el conservadurismo a partir de 1933 provocó la escisión con Benita Asas y la reorganización de la revista Mundo Femenino alrededor de colaboradoras de la primera hora, o sea, ya mayores como Dolores de Alamán, y feministas católicas como Halma Angélico; la revista en 1934 afirmará su miedo al pueblo, a la revolución y seguirá existiendo con dificultad de publicación y timidez política.

En enero de 1934 Julia Peguero se lanza a la aventura de afirmarse apolítica y feminista a la vez, dando a este último concepto una orientación moralizadora limitadora de su republicanismo y reveladora de su incomprensión de la democracia. Este cambio la llevará hasta exigir el restablecimiento de la pena de muerte para los revolucionarios de Asturias; los temas más frecuentes a partir de 1935 serán la moralización de las costumbres y la higiene de la ciudad.

La ilusión del Partido Femenino Independiente, también caracterizado como “Acción política independiente” es animada por una persistente creencia en la mujer apolítica, moralizante, bienhechora; y la intervención de la mujer, al margen de la política activa, sería para Julia Peguero, el único modo de contrarrestar la “dictadura blanca o la tiranía roja”.

Tras la contienda, Julia Peguero continuó interviniendo en cuantas causas nobles merecían su concurso, tales como la Sociedad Española de Higiene, las obras sociales que realizaba la División Azul, o entidades creadas tras la guerra como Acción Española de la Palabra Culta y Buenas Costumbres de Madrid, con su Ropero de Suburbios y Presos, &c.

En 1946 Julia Peguero, viuda de Trallero, tiene reconocido su domicilio en la madrileña Plaza de Oriente, número 2, en donde se le realizan notificaciones oficiales.

De los años 40 hemos encontrado también unas cuartillas mecanografiadas con una poesía del poeta y pintor de Calatayud (1889-1975) Ángel Espinosa dedicadas a Julia Peguero. En la trasera de las mismas, se incluyen además poesías transcritas por la propia Julia, obra de Eduardo del Palacio y de Javier de Burgos.

Julia Peguero Sanz sobrevivió casi medio siglo a su marido, pues falleció en Madrid, a los noventa y ocho de edad, el 4 de diciembre de 1978: la esquela del ABC reza así «Maestra Nacional (jubilada)».

Julia Peguero se presentó al menos a cuatro Salones de Otoño organizados por la Asociación Española de Pintores y Escultores.

En el IV Salón de Otoño de 1923, se inscribió literalmente: “Peguero, Dª Julia; natural de Zaragoza; reside en Madrid, Preciados, 27”. Presentó dos obras que quedaron recogidas en el catálogo como:

Nº 246. “Jardín de Maudes (Madrid)”, pastel; 0,40 x 0,46

Nº 247. “Jardín de Maudes (Madrid). Pilar del siglo XVI”, pastel; 0,40 x 0,46.

En el V Salón de Otoño de 1924 aparecía inscrita como “Peguero de Trallero, Dª Julia; natural de Zaragoza; reside en Madrid, Preciados, 27, 3º derecha”. Al mismo, concurrió con tres obras: Nº 264. “Plazoleta en Quinta Julia (Madrid)”, óleo; 0,49 x 0,56.

Nº 265. “Paseo del mirador en Quinta Julia (Madrid)”, pastel; 0,49 x 0,42

Nº 266. “Emparrado en Manoles (Madrid)”, pastel; 0,49 x 0,42

En el XVII Salón de Otoño de 1943 figuró simplemente como Peguero (Julia), colgando dos obras en la Sala VII:

Nº 110. “Paseo del mirador en Quinta Julia”

Nº 112. “El emparrado”

Para el XXV Salón de Otoño de 1952, en el que figura también como Peguero (Julia), sólo concurrió con una obra, la Nº 409, titulada “Madrid desde la pradera de San Isidro”, (óleo).

 

BIBLIOGRAFÍA:

Julia Peguero Sanz Madrid4 de diciembre de 1978)

«Julia Peguero Sanz 1880-1978». www.filosofia.org. 2012. Consultado el 25 de noviembre de 2017.

«Julia Peguero de Trallero – Letras desde Mocade». letrasdesdemocade.wordpress.com. Consultado el 29 de noviembre de 2017.

Poveda Sanz, María (2013). «Mujeres y Segunda Enseñanza en Madrid (1931-1939)». Tesis Doctoral. Consultado el 29 de noviembre de 2017.

«Hemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España». hemerotecadigital.bne.es. Consultado el 29 de noviembre de 2017.

Poveda Sanz, María (2014). «Mujeres y segunda enseñanza en Madrid (1931-1939)». Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid. Consultado el 29 de noviembre de 2017.

Muñiz, Alfredo (29 de marzo de 1930). «La dama que votó en contra de Unamuno». El Heraldo. p. portada.

«ABC (Madrid) – 16/07/1930, p. 46 – ABC.es Hemeroteca». hemeroteca.abc.es. Consultado el 29 de noviembre de 2017.

«ABC (Madrid) – 05/07/1931, p. 58 – ABC.es Hemeroteca». hemeroteca.abc.es. Consultado el 14 de diciembre de 2017.

Collectif; Fouque, Antoinette; Calle-Gruber, Mireille; Didier, Béatrice (26 de noviembre de 2015). Le Dictionnaire universel des créatrices (en francés). Éditions des femmes. ISBN 9782721006516. Consultado el 29 de noviembre de 2017.

VV.AA. (2007). «El Madrid de las mujeres, avances hacia la visibilización (1833-1931)». Comunidad de Madrid. Consultado el 29 de noviembre de 2017.

(Fernando Soldevilla, El año político 1921, año XXVII, Madrid 1922, págs. 173-174.)

(La Correspondencia de España, Madrid, miércoles 31 de octubre de 1923, pág. 1.)

 (La Libertad, Madrid, 24 diciembre 1924, pág. 3.)

 (ABC, Madrid, 2 de junio de 1932, pág. 32.)

(José María Palma, «Visitas de arte. Las cuevas de Altamira», El Avisador Numantino, 2ª época, año LIV, nº 4471, 2 de noviembre de 1932, pág. 4.)

 (ABC, Madrid, 18 de julio de 1936, pág. 30.)

 (ABC, Madrid, 6 de mayo de 1941, pág. 6.)

 (ABC, Madrid, 7 de junio de 1942, pág. 19.)

 (ABC, Madrid, 10 de noviembre de 1942, pág. 16.)

 (ABC, Madrid, 26 de junio de 1943, pág. 9.)

 (ABC, Madrid, 29 de julio de 1943, pág. 10.)

 (ABC, Madrid, 28 de septiembre de 1943, pág. 2.)

Entrevista a Paula Varona

 

 

Por Marina de Blas

 

Paula Varona, nacida en Málaga en 1963, es una pintora que ha sabido captar, a lo largo de los años y los viajes que ha ido haciendo, el encanto de cada rincón de cada ciudad que ha visitado. Muchas de sus obras son descritas como luz, espacio, placer y paz; y, sin duda, te transportan hasta ese lugar y momento exactos que con tanta destreza ha sabido plasmar sobre el lienzo.

 

Para comenzar, me gustaría preguntarte en qué momento decidiste estudiar arte o convertirte en artista, ¿fue algo que siempre tuviste claro desde pequeña?

Es algo que siempre he querido.  Cuando tuve que ingresar en la universidad mi padre me dijo “¿Hija qué quieres estudiar?”, yo le dije que Bellas Artes, y recuerdo que él me dijo “Estudia una carrera como Dios manda”, siempre me decía eso. Y yo le decía que estudiaría lo que quisiera, y que luego me dedicaría a lo que pudiera; que me dejara ser feliz al menos los años de carrera.

¿Qué consejos podrías darle a alguien que esté empezando en el mundo del arte o que quiera empezar a estudiar arte?

Que luche por sus sueños, que trabaje y que confíe en sí mismo; me parece que es importantísimo confiar en uno mismo, y no dejarse llevar por los demás y por las tendencias. Creo que lo que falta ahora mucho es la creatividad y la imaginación; y también el trabajo y la constancia. Porque la gente no trabaja, muchos de los trabajos no son pensados ni trabajados; para ponerte a hacer un cuadro, además de pintarlo, tienes que pensar qué es lo que quieres, cómo lo quieres y de qué forma lo quieres. No puedes estar improvisando constantemente. Hay veces que piensas que un cuadro te va a salir fenomenal y quizás no te sale tan bien como otros que tú no eres tan consciente de ello.

¿Cuál es la principal motivación que te lleva a pintar?

Es algo innato. Necesito pintar todos los días, es una necesidad. Sufro a veces pintando, pero necesito pintar constantemente.

El hecho de ser mujer dentro del arte, ¿qué ha supuesto dentro de tu trayectoria artística?

Pues por ejemplo, yo firmo como P. Varona, porque ahí no se sabe si es Pablo, Pedro o Paula. Esa ambigüedad te da el margen de que la gente no te juzgue por ser mujer sino por ser artista, porque yo creo que sí que se juzga ese aspecto.

Además también creo que la mujer transmite algo diferente a los hombres; no mejor o peor, pero de alguna forma somos diferentes. Quizás las mujeres captamos cosas con una sensibilidad diferente, aunque también hay hombres artistas con una gran sensibilidad, pero las mujeres percibimos cosas que a veces los hombres no, y eso se refleja en las obras.

Además de las grandes ciudades, también has pintado mucho el paisaje marítimo, si tuvieras que elegir entre un paisaje u otro, ¿por cuál te decantas? ¿Por qué?

Yo nací en Málaga y me crie en esa zona, he cruzado mucho el Estrecho y he pasado mucho tiempo paseando por la playa, en la arena, en las rocas; además también tengo mucha familia de marinos, entonces eso está dentro de mí. Pero quizás si tuviese que decantarme por uno de los dos elegiría el paisaje urbano, porque llevo muchos años viviendo en la ciudad; pero a mí pintar una marina me emociona, la huelo, la siento.

¿Cómo es el proceso creativo que llevas a cabo para pintar tus cuadros?

Antes de empezar pienso qué es lo que quiero pintar. Una vez que sé qué es lo que quiero pintar pienso cómo lo voy a pintar, y después de ver cómo lo voy a pintar, decido qué proceso voy a seguir y qué tamaño voy a utilizar. La idea del cuadro que quiero hacer está muy determinada por el formato del lienzo. Nunca me pongo a pintar a ciegas, siempre llevo a cabo un estudio previo. En cuanto a los materiales que utilizo, siempre empleo óleo, porque estoy especializada en ello. Al final el óleo te da una transparencia, unos colores y una pureza que no te lo da el acrílico. Yo siempre digo que es como tener un vaso de cristal y uno de plástico; esa es mi sensación, hay mucha gente a la que le encanta el acrílico, pero a mí me gusta el óleo, es una opción entre muchas.

¿Qué ciudad de las que has pintado te ha resultado más difícil de captar?

Ninguna, porque las que he pintado ha sido porque las sentía, y cuando las sentía era porque quería pintarlas. Eso sí, lo que más he pintado ha sido Madrid, porque es la que más he vivido; en Madrid creo que llevo 25 años o 30, son muchos años.

¿Te ves influenciada por algún movimiento artístico en general? ¿Crees que en tu obra se reflejan los pensamientos de algún otro artista o alguna otra corriente?

No, siempre he seguido mi propia línea y nunca he seguido ningún movimiento, cosa que de alguna forma hace que te sientas un poco fuera. Pero no creo que eso sea malo, al contrario, marcas una diferencia y la gente cuando ve mis cuadros sabe que son míos; mientras que de otros nunca saben muchas veces de quién son. No es ni mejor ni peor, pero al menos tengo mi propia personalidad. Todos tenemos un ADN, y de igual forma que todos tenemos un ADN nosotros tenemos que pintar tal cual sentimos, vemos y somos. Si tú pintas como eres tú y como sientes, todo el mundo sabrá que la obra es tuya, y no necesitas firmar ni decir que es tuyo, la gente lo ve; pintes una marina, pintes una ciudad, o pintes gente. De hecho ahora estoy empezando a pintar mucha figura, cosa que antes no hacía.

¿Y cómo está siendo ese cambio hacia una pintura que antes no llevabas a cabo?

Pues está yendo muy bien. Son momentos en la vida en los que vas evolucionando y vas creando unos vínculos que quieres expresar a través de la pintura. Yo al principio no pintaba gente, luego comencé a pintar figuras que podrían ser cualquier persona, y últimamente he pintado figuras que son mi familia. Es como una época de alguna manera dulce, una etapa de mi pintura y de mi vida. Antes me negaba a pintar gente porque pensaba que tenías que pintar su alma más que la figura en sí, y ahora lo consigo. Tienes que estar preparado y maduro para enfrentarte a ello.

¿Alguna vez has pensado en el proceso del paso del tiempo sobre tus obras? ¿Cómo te enfrentas al envejecimiento de los materiales que utilizas?

Sí lo he pensado, pero sé que envejecen bien porque siempre he sabido que tenía que utilizar buenos materiales. Dentro de lo que cabe, excepto algún accidente, hasta ahora nadie ha tenido que restaurar un cuadro mío. Puede que con los años por el polvo o por fuerzas que no puede controlar la persona que haya adquirido el cuadro, una obra pueda sufrir algún tipo de cambio, pero por lo general yo creo que con el tiempo hasta los colores de las obras se van asentando. He visto cuadros de hace 30 años míos y están perfectos. Además, las capas que yo doy de pintura son muy finas, y no generan grietas con los cambios de temperatura o humedad.

Centrándonos ahora en la Asociación Española de Pintores y Escultores de la que eres socia, ¿podrías contarnos cómo fue tu primer contacto con la Asociación y qué fue lo que te llevó a formar parte de ella?

Yo quería estar vinculada de alguna forma con los pintores que hay ahora en Madrid y en España, porque es una manera de estar todos comunicados y de saber lo que ocurre y cuáles son las tendencias; que no quiere decir que las vayas a seguir o no, pero tienes que conocer lo que está pasando y ser consciente de lo que está ocurriendo en el momento, me parece importantísimo.

¿Qué piensas sobre la función que desempeña la AEPE dentro del mundo y el mercado del arte? ¿Crees que es necesaria la creación de más asociaciones similares?

Yo creo que no se trata de cantidad, sino de calidad; y la AEPE es una asociación que lleva muchísimos años y sigue aún consolidada y lo lleva muy bien. Reúne todas las tendencias y creo que hace un trabajo ejemplar. Yo estoy encantada de ser socia y partícipe de todo lo que pueda llegar a ocurrir; y también de poder dar mi opinión, ya sea acertada o errónea. Me gusta saber qué es lo que está surgiendo ahora dentro del mundo del arte y llegar a conocer por qué se presenta lo que se está presentando.

Para finalizar, ¿podrías hablarnos sobre tu próximo proyecto?

Ahora mismo estoy con un proyecto fantástico. Es una serie de cuadros que estoy pintando de museos. Yo normalmente siempre he pintado exteriores, y ahora estoy en una línea de interiores, pero necesito que sean museos porque tienen que ser espacios amplios, en los espacios angostos me ahogo. He pintado la Tate Modern, el Guggenheim de Nueva York, el Museo del Prado… Y ahora estoy pintando la National Gallery de Singapur.

La imagen de la mujer en la pintura prerrafaelita: la femme fatale de Dante Gabriel Rossetti

Por Aida Vanrell Ramos

Prerrafaelismo es el nombre con el que se conoce al movimiento pictórico-literario surgido en Inglaterra a mediados del siglo XIX. Su nacimiento tiene como objetivo oponerse a las normas académicas victorianas en un intento por renovar el arte. Sus componentes se rebelan contra la Royal Academy of Arts, Academia fundada en 1768 que estableció una serie de normas perjudiciales para los artistas que ingresaban en ella con deseos de renovación. Este fue el caso de varios artistas, entre ellos Dante Gabriel Rossetti (1828-1882), que abandonó la identidad oficial para crear un nuevo movimiento que diera cabida a sus ilusiones[1].

Es en 1848 cuando se crea la Hermandad Prerrafaelita a manos de Dante Gabriel Rossetti, William Holman Hunt (1827-1910) y John Everett Millais (1829-1896). Según A. Sarabia, los prerrafaelistas, «… tenían grandes deseos de cambiar el mundo, de iniciar una nueva era en la pintura, de volver a beber de las fuentes siempre nuevas de la naturaleza»[2]. Los tres artistas, de personalidades muy distintas, iban a dar a luz una organización que acabaría por convertirse en un grupo admirado, discutido e influyente en la historia del arte inglés. Un grupo que no se centró solo en la pintura, sino que trabajó la poesía, el diseño de muebles, la decoración y la moda, y que al mismo tiempo creó un nuevo tipo de mujer cuyas representaciones nos siguen conmoviendo en la actualidad[3].

Dante Gabriel Rossetti es el artista más importante y la cabeza visible del prerrafaelismo. De origen italiano, Gabriel Rossetti fue un exiliado de Nápoles llegando a Inglaterra en 1824. Allí conoció a diferentes personalidades del mundo literario y dedicó toda su vida a escribir sobre la Divina Comedia de Dante, de ahí que su hijo adquiriera su nombre, Dante Gabriel Rossetti. Su interés por la pintura mezcla el misticismo y el placer sensual; un misticismo que se asemeja a los ascetas medievales, pero centrándose más en lo físico que en lo espiritual. La inspiración la obtenía en su mundo interior, ya que su vida fue una constante lucha entre su personalidad y sus pasiones, y la época de represión en la que vivía, la Inglaterra victoriana.

Rossetti, en su denominada etapa dantesca e inspirado en su homónimo antecesor, configura a su Beatriz, un personaje ideal que el artista plasma tanto en pintura como en poesía. Sin embargo, al final de su vida va más allá, al perfilar a la antagonista de la mujer salvadora, la anti-Beatriz, la mujer fatal. Según H. Hinterhäuser, fue el crítico de arte Mario Praz quien descubrió este tipo de mujer, quién le dio nombre y lo interpretó, convirtiéndola en la «bella destrozadora de corazones»; figura simbólica que fascinó a los artistas del siglo como si fuera la única digna de estudio y consideración. Del mismo modo, Hinterhäuser manifiesta la aparición de otro tipo de mujer, contrapuesta a la mujer fatal, que también surgió inspirada en la pintura prerrafaelita; la mujer frágil, etérea y espiritualizada del Fin de siglo[4].

Una de sus obras más famosas es su Beata Beatriz , inspirada en la belleza angelical de la Beatriz de Dante en sus años de juventud. La obra refleja a la perfección a la mujer soñadora en trance entre la vida y el sueño. Como podemos ver en la mayoría de sus obras, tiene una gran carga simbólica, el color del vestido, la amapola blanca etc. Rossetti explora cómo la figura de la mujer muerta puede desencadenar en una experiencia estética[5]. Pone de manifiesto la belleza de la muerte realizando una obra en homenaje a su fallecida esposa siguiendo el cánon de la heroína frágil. La luz que enmarca su cabellera no solo aporta mayor misticismo a la composición, sino que también aumenta su belleza.

Beata Beatrix 1864-1870. Tate Britain

En un segundo momento de la vida de Rossetti irrumpe con fuerza la figura de Jane Burden, una joven que por su belleza dejó impresionado a Rossetti. La tradición prerrafaelita ha afirmado siempre que se enamoró de ella desde el primer momento en que la vio pero que no declaró su amor por la comprometida relación que tenía con Lizzie. Sin embargo, Jane pasó a formar parte del grupo al convertirse en la esposa de William Morris. Además de estos dos amores, más que idealizados, otra mujer fue de vital importancia en la vida y obra de Rossetti, Fanny Cornforth. Podríamos decir que la obra del artista vive un antes y un después a partir del encuentro con Fanny. De hecho, se la consideró el genio maligno en la obra del artista. Entre 1858 y 1859 posa para él y queda plasmada en una de sus obras más conocidas, Bocca baciata : un tipo de mujer poderosa, de ancho cuello, labios curvados y abundante cabellera. Es necesario destacar la gran carga simbólica que tendrán las flores en la obra de Rossetti. Toman un papel primordial y en este caso, las caléndulas que aparecen tras la modelo aluden al dolor y el remordimiento. Del mismo modo, la manzana de la esquina derecha podría hacer alusión a la tentación.

En este momento las figuras dantescas quedan en segundo plano y Rossetti se introduce de lleno en la representación femenina, dando a luz a un tipo de mujer muy diferente, sensual y seductora, que pasará a la posteridad en el mundo de la historia del arte.

Bocca Baciata 1859. Museo de Bellas Artes de Boston

Hablamos de la mujer rossettiana , un modelo que poco tiene que ver con el Prerrafaelismo original de los primeros momentos[6]. Esta nueva iconografía femenina tendrá como resultado la imagen de la femme fatale: la mujer malévola portadora del mal que termina destruyendo todo cuanto hay a su paso. Una de las fuentes de inspiración para crear este tipo de mujer lo encuentra en Keats. Según Metken: «En la poesía de Keats, La Belle Dame sans Merci , Rossetti reconoce al tipo de femme fatale , fría, que como un vampiro desangra a los hombres. Su caudalosa cabellera (Rossetti la pintaba preferentemente de color cobrizo o bronceado) se convierte en un símbolo de placer, en un fetiche erótico y en una sinuosa línea de sensualidad que desemboca en el modernismo[7]«.

En este momento, Rossetti está trazando las líneas para posteriormente llegar a la madurez de la femme fatale , lo que se acentúa en la segunda mitad de la década 1860 bajo la influencia de su amigo poeta Swinburne. Un claro ejemplo lo tenemos en su Lady Lilith (1864-68) que se convertirá junto a otras figuras de la mitología, la literatura y la pintura, en sinónimo de la mujer fatal. Su estudio pone de manifiesto la cualidad fatal de las mujeres; sin embargo, fue siempre muy respetuoso con la moral victoriana y en sus pinturas evitó la representación del desnudo femenino. Su obra titulada, Venus Verticordia (1864), es una rarísima excepción[8].

Lady Lilith 1864-68. Delaware Art Museum 

Venus Verticordia 1864. Russell-Cotes Art Gallery and Museum, Bournemouth

 

En la obra de Rossetti la mujer logra su característica vitalidad a través de su larga cabellera. El cabello no es simplemente el signo externo del interior de la mujer, sino que se vuelve más bien el signo independiente y enérgico del personaje. No obstante, en la misma hermandad prerrafaelita había diferentes puntos de vista. Para Cristina Rossetti el cabello dorado tenía sobretodo un valor espiritual que podía ser utilizado para conseguir un matrimonio verdaderamente provechoso. En la poesía de Rossetti, sin embargo, el uso del cabello es siempre una forma de engatusamiento sexual; las mujeres que comercian con su cabello dorado ya no son objetos pasivos e indefensos ante el deseo, sino que son, en el mejor de los casos, cómplices en el trueque sexual, y en el peor de ellos, instigadoras, mujeres fatales destructivas y peligrosas que usan sus cabellos para tentar, corromper y estrangular.

Rossetti hará también de Pandora una mujer fatal. Al igual que Eva en el cristianismo, Pandora (1874-1878) fue la primera mujer en la mitología clásica; ambos personajes femeninos tienen en común la curiosidad y ambas traen el infortunio a los hombres[9]. Rossetti ya había realizado una Pandora en 1869 cuyo rostro era el de Jane Morris. En esta nueva versión del tema, vemos cómo de la figura sobresalen los anchos y poderosos hombros al igual que su abundante cabellera, paralelismo que podemos encontrar al mirar las fotografías de la época realizadas a la modelo.

Pandora 1874-1878. Lady Lever Art Gallery               

Astarté Syriaca 1977. Manchester Art Gallery

 

En cuanto a Astarté o Ishtar, una de las diosas de la mitología asiria-babilónica, cruel diosa de la fertilidad, irritable y violenta, Rossetti realiza también una interpretación. Su Astarté Syriaca (1877) se inspira una vez más en el rostro de Jane Morris y aparece flanqueada por alados guardianes mientras sostienen unas antorchas. La figura coloca sus manos como si de una Venus púdica se tratara, sin embargo, la necesidad de alumbrar la escena con antorchas y la abertura del fondo nos da a entender que Astarté se alla en los reinos subterráneos. Del mismo modo, podemos ver como Rossetti una vez más realiza una contraposición entre Venus y la reina del mundo infernal, el bien y el mal en una misma imagen.

Proserpina (1877) es otra de las figuras femeninas representadas por el artista. Una vez más, teniendo como modelo a la esposa de William Morris, Rossetti pinta su interpretación de la figura mitológica. La representa en el reino de las tinieblas, por lo que al igual que su Astarté, se relaciona con los infiernos, apareciendo en un espacio oscuro y únicamente iluminado por la luz exterior que se proyecta en el fondo. Entre sus manos sostiene la granada, fruto que le fue prohibido comer y por la que finalmente se condena; del mismo modo, podemos ver un paralelismo con Eva.

Proserpina 1877. Tate Britain

 

Como último ejemplo podemos destacar el cuadro de Helena de Troya (1863). En el reverso de la pintura aparece un verso cuya lectura sobre esta mítica figura induce a verla como la mujer fatídica cuya inocencia acaba causando la destrucción; todo ello, a través de los rasgos de Annie Miller, otra de las modelos del pintor.

«Helena de Troya, destructora de naves, destructora de ciudades, destructora de hombres»

En su rostro podemos ver una mirada de niña inflexible y cruel, pero en la que reside una belleza sensual que se manifiesta, como es habitual en este pintor, en su larga cabellera. Helena es conocedora de ser la causante de la guerra de Troya, y mientras griegos y troyanos mueren en combate, ella señala su medallón dónde vemos representada una antorcha. Rossetti culpa a Helena de las catastróficas consecuencias pero al mismo tiempo la dota de una gran carga erótica.

A través de este amplio recorrido podemos deducir que el mito de la femme fatale existía tanto para el creador como para el espectador, lo que corrobora una vez más como el gran ascendiente mito alimentaba las fantasías eróticas del género masculino[10].

La sensualidad prerrafaelita horrorizó a un público que no estaba familiarizado con el tratamiento del cuerpo humano y la sexualidad. Aunque no hablamos de representaciones vulgares o explícitas, los cuerpos voluptuosos y esbeltos, cuyo atractivo femenino difería de los patrones establecidos por la Academia, conmocionaron a la sociedad victoriana.

Helena de Troya 1863. Kunsthalle Hamburg Germany

 

Naturalmente, la visión prerrafaelita de la sexualidad era peligrosa. La franqueza en el enfoque de lo carnal enfureció a las élites victorianas y la tendencia de representar a las mujeres-caídas -las prostitutas- incrementó las críticas hacia la Hermandad. Además, la imagen de la mujer prerrafaelita se oponía a la visión de la mujer pasiva; sus figuras luchan, actúan y usan su cuerpo, mostrando a las mujeres como un ser activo e independiente, lo que las aleja del concepto de feminidad victoriano[11].

 

 

[1] HILTON, T., Los Prerrafaelitas . Barcelona, Destino. 1993. p 10
2 SARABIA, A., La vida apasionada de Gabriel: Dante Gabriel Rossetti y la Hermandad Prerrafaelita . Valladolid,

[2] SARABIA, A., La vida apasionada de Gabriel: Dante Gabriel Rossetti y la Hermandad Prerrafaelita . Valladolid, Universidad de Valladolid, 1992. p. 50

[3] Ibídem . p. 60

[4] HINTERHÄUSER, H., Fin de siglo: figuras y mitos . Madrid, Taurus. 1980. p. 92

[5] PSOMIADES, K. A., Beauty’s Body: Femininity and Representation in British Aestheticism. Stanford, California. Stanford University Press. 1997. p. 63

[6] SARABIA, A., op cit., p. 251

[7] METKEN, G., op cit ., p. 114

[8] BORNAY, E., op, cit., p. 126-132

[9] Ibídem . p. 158

[10] Ibídem . p. 170-179

[11] ZASEMPA, M., The Pre-Raphaelite Brotherhood: painting versus poetry. University of Silesia. Katowice, 2008. p. 22-24

Maravillas Flores Müller

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

MARAVILLAS FLORES MÜLLER

 

FLORES MULLER, Maravillas    P     1946   20.ene.1905    LA CAROLINA (J)   MADRID

Maravillas Flores Müller nació el 20 de enero de 1905 en La Carolina, Jaén.

Poco sabemos acerca de su vida, si bien debió ser una artista completa, puesto que además de su faceta de pintora, cuenta con otra importante como “cuentista”.

Así aparece en la obra “La Reconstrucción del espejo: el cuento español en la Antología de cuentistas españoles contemporáneos”, de Francisco García Pavón, según el trabajo de investigación de Gloria García Urbina del año 2009 para la Universidad Autónoma de Barcelona.

El trabajo ofrece un estudio exhaustivo de la Antología de cuentistas españoles contemporáneos, de Francisco García Pavón, obra que contribuyó en su día a la difusión y consolidación del cuento en nuestro país y en la que puede observarse la evolución que ha experimentado el género en España desde los años de la primera posguerra hasta la década de los ochenta.

En la obra se cita textualmente:  “Más temprana es la (antología) realizada por Federico Carlos Sainz de Robles, Cuentistas españolas contemporáneas, en 1946, dedicada en exclusiva a figuras femeninas. La edición, publicada en la colección “Crisol” de la editorial Aguilar, no contaba con un aparato crítico que permitiera conocer la trayectoria profesional y vital de cada una de las autoras, pero sí de una nota preliminar en la que el compilador habla de la situación del cuento, y sobre todo de la condición de las escritoras de cuentos. Nombres hoy casi desconocidos como Luisina Alberca, María del Carmen Barberá, María Bollaín, Isabel C. Bosque, María Cordero Palet o Maravillas Flores Muller, formaban el plantel de esta obra, hasta un total de veintidós autoras cultivadoras de un género que Federico Sainz de Robles consideraba profundamente español”…

De su actividad como pintora, podemos afirmar que presentó obra al 23, 25 y 27 Salón de Otoño, concretamente al XXIII Salón de Otoño de 1949, inscrito con el número 103, la obra “La niña del jarro”; al XXV Salón de Otoño de 1952, dos óleos titulados “Atardecer” y “Chozas”; mientras que al XXVII Salón de Otoño de 1955, presentó un óleo bajo el título de “Juanito el plantao”.

En Madrid, donde imaginamos que transcurrió su vida, vivía en la Calle Ferraz número 50.

Concurrió también al XLIV Salón de Otoño de 1974, donde consiguió una Segunda Medalla con el óleo titulado «Iglesia de Aldea» y el Premio “Esperanza Belloso”.

Nos consta además que sus inquietudes artísticas la llevaron a realizar algunas exposiciones; sobre todo por el Díptico – Catálogo de la que realizara del 1 al 15 de marzo de 1949 en la Sala Kebos, situada en la madrileña Plaza Vázquez de Mella, número 12 (horario de visita: de 7 a 9), en la que exhibió 50 de sus obras.

Para este díptico-catálogo, contó con una crítica muy especial que de su obra hizo Francisco de Cossío, periodista español, académico de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid y ​Director del Museo Nacional de Escultura de Valladolid y gracias a la cual, podemos conocer su identidad pictórica:

“Hace algunos años, siendo Murita Flores una niña, me presentaron unos dibujos suyos que me dejaron asombrado. No era el caso de precocidad, la edad para el juicio no contaba, era el sello personal, la síntesis perfecta de la forma, la pureza del perfil en la que la sabiduría jugaba un papel más importante que la ingenuidad.

Desde entonces, paso a paso, he venido siguiendo su proceso y su progreso como pintora. De una parte, su facilidad, y, de otra, su lucha. En plena juventud nos hallamos ante un (ilegible) en el que, sin romper normas, ni (ilegible) a prejuicios de escuelas, se mueven sus pinceles con la independencia y la soltura del que no quiere asombrar, sino simplemente expresar. Decir lo que siente y mostrar lo que ve. En este aspecto su pintura se nos ofrece de una manera espontánea, sin artificio, ni retórica, como reflejo sano de su sensibilidad. Esto ya es bastante en una época en la que los diferentes “ismos” inquietan a no pocos jóvenes que quieren inventar la pintura, cuando lo que hacen es imitar a muchas pinturas ya inventadas.

Los resortes de Murita Florez se hallan en la sinceridad y en la ingenuidad. En ese contacto directo entre una sensibilidad un poco infantil, y una construcción reflexiva, que la lleva a las formas simples, por el camino más (ilegible). En el arte, lo más difícil es la fuerza, pero sin que nadie advierta ni el esfuerzo, ni el peso”.

 

Por otro tipo de referencias, tenemos conocimiento de su participación en distintas exposiciones y certámenes, como la recogida en el libro “La Política artística del franquismo. El hito de la Bienal Hispano-Americana de Arte”, de Miguel Cabañas Bravo. Biblioteca de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1996.

En la misma, se cita textualmente: “Otra de las exposiciones preparatorias de la región andaluza parece que se celebró en Sevilla, la ciudad para donde, como vimos, la Dirección General de Relaciones Culturales había pensado realizar un gran certamen de carácter hispanoamericano…. Algunos de los artistas sevillanos, jaeneses, onubenses y cordobeses (…) a los que destacó la prensa local fueron las pintoras sevillanas Pepi Sánchez y su hermana Dolores y los jóvenes pintores (…) No obstante, participaron muchos otros artistas de estas provincias –aunque buena parte se había radicado ya en Madrid- como Sebastián García, Isabel Martínez Ruiz, Antonio Calvo Carrión, Maravillas Flores,(…) Rafael Botí, (…) Daniel Vázquez Díaz….”

 

Por último, podemos citar también la tesis doctoral de Matilde Torres López titulada “La mujer en la docencia y la práctica artística en andalucía durante el siglo XIX”, Dirigida por Rosario Camacho Martínez, para la Universidad de Málaga en el año 2007, en la que también se menciona a la artista de la siguiente forma: “Cerramos este capítulo, viendo incluso que, pasada la centuria analizada y hasta mediados de la siguiente, cuando una mujer realizaba bien su actividad artística, aún había referencias que la marginaban a ella y a su obra, pues se seguían aplicando los antiguos estereotipos, además de la comparación que se les hacía con las virtudes varoniles, según los siguientes comentarios: “Maravillas Flores, conocedora del oficio y con una visión muy varonil de la pintura…” (PRADOS LÓPEZ. José. Arte español. Críticas radiadas en la emisora de Radio España de Madrid. Vol. III. Años 1950-1952. Imp. Samaran. Madrid, 1953. Págs. 281-284).

Maravillas Flores aparece escuetamente en el “Spanish Artist from the fourth to the twentieth century. A critical Dictionary. Hall, 1996, University of Michigan (página 280).

Sin embargo, en el Boletín de la Real Sociedad Geográfica, volúmenes 99-100, T. Fortanet, 1963, página 31, aparece textualmente “Un rincón de esta casa: chimenea, cacharros de cobre y fuentes del país, fue captado, en óleo primoroso, por la pintora almeriense Maravillas Flores (lám. XX)”.  Casi con toda seguridad, no debe ser correcta la calificación de almeriense para la pintora, puesto que además de en los archivos de la AEPE como en otras muestras andaluzas, aparece como jienense.

Presente además en el “Spanish Cultural Index”, número 4. Ministry of Foreign Affairs, Cultural Relations Department, 1949.

Mª Dolores Barreda Pérez en la revista “Descubrir el Arte”

El pasado número 234 correspondiente al mes de agosto de 2018, la revista “Descubrir el Arte” publicó en la sección “Mi obra favorita”, la comentada por Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores y miembro de AECA.

El motivo lo proporcionó la exposición que se ha llevado a cabo en Toledo a lo largo de los meses de mayo, junio y julio, titulada “EScultura”, que además comisarió y en la que se exhibieron más de 200 obras y que ha constituido, a juicio de la crítica y del público, una de las mejores muestras de escultura que se han podido ver en España en este año 2018.

La obra comentada ha sido la “favorita” de la Secretaria General, el busto en piedra de José Prados López, Secretario de la Asociación Española de Pintores y Escultores, obra de Francisco González Macías, que ha formado parte de la exposición y que se exhibe en la sede social de la centenaria entidad.

La revista Descubrir el Arte es una publicación de periodicidad mensual, referente cultural del arte nacional e internacional, líder en su segmento (arte y cultura), con una divulgación de gran calidad y despliegue fotográfico espectacular, que aborda con rigor en el tratamiento de los temas, con un amplio desarrollo de la información y en la que colaboran prestigiosos críticos, directores de museos y catedráticos especialistas en arte, etc.

María Concepción Reneses Sanahuja

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

 

MARIA CONCEPCION RENESES SANAHUJA

RENESES SANAHUJA, María Concepción   A   1956. 1908  MADRID.   28 diciembre 1994, MADRID          

Acuarelista nacida en Madrid, en 1908.

Cursa estudios en la Escuela de Artes y Oficios durante siete años, obteniendo los Premios Extraordinarios de Dibujo, Pintura Decorativa e Historia del Arte.

Fundadora de la Agrupación Española de Aacuarelistas (AEDA), perteneció a su Junta Directiva, concurriendo a gran número de sus exposiciones colectivas y Salones del Consejo Nacional.

Casada con el también acuarelista y Vocal de la Junta Directiva de la AEPE, Luis Ruiz Vargas, que también concedería un único premio con su nombre en el Salón de Otoño de 1984.

Participó en las Exposiciones Nacionales, Bienales y diversos Concursos Nacionales convocados por la AEPE y por otras instituciones, siendo asidua a los Salones de Otoño, estando presente en los de 1949, 1952 a 1965, 1967 a 1971, 1973, 1977 a 1981, 1976 y de 1983 a 1989.

Obtuvo además premios y distinciones como la Tercera Medalla de Acuarela en el Salón de Otoño de 1956; Primera Medalla en el Salón de Otoño de 1964; Premio Marqués de Aledo en el Salón de Otoño de 1964; Medalla Prados López en el Salón de Otoño de 1973; Premio Galería Cema (Trofeo Cascorro) en 1973; Premio Excmo. Ayuntamiento de Madrid en el Certamen de San Isidro de 1978, etc.

También concurre a distintas ediciones del Salón de Otoño de Sevilla donde le conceden otros premios, como en la XXXII Exposición Nacional de Otoño: …“Treceavo: capitán general de la Segunda Región Aérea y Mando Táctico, con 20.000 pesetas, a María Reneses Sanahuja, de Madrid, por su obra pictórica “Amarillo”, número 40 del catálogo”…

Obtuvo además otras distinciones como la obtenida en el Congreso de Carreteras y en el concurso de la revista «Trenes».

El Ministerio de Asuntos Exteriores le concedió en 1953 una bolsa de viaje para ampliar sus estudios en París.

Su obra apareció ya en la revista Blanco y Negro del 25/01/1958, con motivo de la IX Exposición de la Agrupación de Acuarelistas …”en el Salón Dardo; treinta y dos expositores con un total de cuarenta y dos obras…“Plaza de Azoguejo” (Segovia), por María Reneses…. Entre los cuadros más interesantes de la exposición, para nuestro gusto, se hallan los de María Reneses, Eduardo Armenteros, Federico Galindo y Julio Quesada. La “Plaza del Azoguejo”, de María Reneses, tiene la dicción más graciosa de todas las obras expuestas”…. J.B.

En el diario ABC del 31/1/1959, Santiago Arbón Ballesté comenta, con motivo de la Exposición de la Agrupación de Acuarelistas y pinturas de Pennetier: …”en la Sala Toisón, en su décima exposición anual. 33 expositores y un conjunto de cuarenta obras, apenas si media docena de obras merecían atención…. ¿Qué más había en esta exposición? Dos cosas de Vicente Pastor Calpena, trazadas con cierto garbo; otras dos de Julio Quesada Gilabert, animadas por graciosos toques “tachistas”; dos también de Leopoldo Fabra Jiménez, y una de María Reneses Sanahuja, “Gris en Escocia”, encantadora acuarela en su refinada ingenuidad”….

En el ABC del 1/02/1964, Sanz Bermejo firma una nota relativa al XXXV Salón de Otoño en la que destaca:…“dos primeras medallas a “Carolina”, dibujo de Maruja Bardasano, y “La plaza”, acuarela de María Reneses.

En el ABC del 11/06/1964, Santiago Arbós Ballesté firma una crítica de la Exposición Nacional que se celebra en la Sala de Santa Catalina del Ateneo… en donde “María Reneses Sanahuja, como siempre, demuestra el dominio que tiene en su especialidad”….

Y ya con más extensión, en el ABC del 17/02/1965, Antonio Manuel Campoy firma una crítica en la que expresa que …”María Reneses. La obra de María Reneses es siempre un espejo sensibilizado a lo largo del camino, un espejo que refleja los paisajes con su luz y sus peculiares colores: Lequeitio y Villanueva de la Vera, Marsella y el Valle de Arán, Combarro y Colmenar Viejo… Excelente acuarelista, María Reneses tiene siempre algún nuevo mirador de España que ofrecernos (Salones Macarrón)”…

Dos años después, Campoy repite en el ABC del 21/03/1967: …”María Reneses –ya lo hemos dicho en más de una ocasión- es una auténtica virtuosa de la acuarela, y es, sin duda, de las que con más sensibilidad saben ver el paisaje urbano y la Naturaleza de nuestro país. Cada una de sus acuarelas es un ejemplo de excelente oficio, que es oficio de levedades y transparencias, de delicado dibujo y de espontáneo sentido del color. Sólo una mano experta como la suya puede ser capaz de dotar al paisaje de esa atmósfera coloreada que aquí tiene, de esa difícil luz que entibia los reflejos del agua (Salones Macarrón)”.

En la Gaceta de Bellas Artes de junio de 1977, María Reneses publicó un extenso artículo titulado “Semblanza de las tres castellanas”, dedicado a las ciudades de Ávila, Segovia y Toledo, en la que aporta su especial poética al rememorar los lugares más llenos de encanto de dichas villas.

Expuso individualmente en Madrid a lo largo de muchos años, así como en otras importantes ciudades españolas. Digna de mención la muestra que realizó en el Museo Nacional de Madison, Wisconsin (USA).

El 19 de abril de 1974, en la sede social de la Asociación Española de Pintores y Escultores, dio una curiosa conferencia acerca de las “Andanzas de una pintora por las tierras de España”.

Vocal de la AEPE de 1976 a 1978, también ocupó el cargo de Bibliotecaria entre 1989 y 1990.

Quedó ciega no mucho tiempo después de dejar el cargo.

Durante más de veinte años, patrocinó un premio que llevaba su nombre en los Salones de Otoño, premio especialmente pensado para los jóvenes acuarelistas, cuyos ganadores fueron:

PREMIO MARÍA RENESES – ACUARELA

1967        Pilar Cruz Iruela

1968        Ismael de Osma García

1969        Mª Rosa Pina Álvarez

1991        Pedro Gironell Piernau

1972        Milagros Gómez Hernández

1973        Josefina Gómez de Fuentes

1974        Mª Rosa Pina Álvarez

1977        Carmelo Basterra Ortiz

1978        José Estellés Herrero

1979        Aida Corina Omella Arranz

1980        Rafael Requena Requena

1981        Francisco Romero Solana

1982        José Abad Azpilicueta

1983        Luis Sauce Barros

1984        Matías Castro Moreno

1985        Rafael Guerra Sánchez

1986        Ester Estruch Gafarello

1987        Alberto Serrano Arizaga

1988        Jaime Galdeano Moreno

1989        José Ballester Santander

1991        Pilar Urtiaga Rodríguez

 

En el Salón de Otoño de 1967, justo al poco tiempo de haber fallecido, la Asamblea General, a propuesta de la Junta Directiva de la AEPE, la nombró Socio de Honor a título póstumo, destacando su faceta de “acuarelista, que formó parte durante años de la Junta Directiva, ocupando varios cargos, y que creó y mantuvo durante más de veinte años un premio con su nombre en los Salones de Otoño destinado a la promoción de jóvenes acuarelistas”.

Tiene obra en la Colección pictórica del Ayuntamiento de Sevilla, en donde aparece inventariada de la siguiente forma: María Reneses Sanahuja, con El Arbusto Rojo.

Sus temas preferidos eran las tierras y los pueblos de la geografía patria, tratados con peculiar decisión.

Teresa Condeminas Soler

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Por Mª Dolores Barreda Pérez

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LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

 

TERESA CONDEMINAS SOLER

 

CONDEMINAS SOLER, Teresa P  1928.  1905 BARCELONA

Nació en Barcelona el 27 de febrero de 1905 y falleció en la misma ciudad el 24 de enero de 2002.

Pintora clasicista-novecentista formada en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona, también conocida por Escuela de la Lonja, desde los 13 años y a lo largo de los 10 siguientes, tuvo como maestros a Félix Mestres, de quien aprendió el refinamiento y la corrección de la línea, y a Vicente Borrás, quien le transmitió el interés por la luz, rasgos siempre presentes en su producción artística.

Miembro de la Asociación de Arte de la Llotia, constituida en 1926, participó en las exposiciones colectivas que dicha entidad realizaba.

«El espejo»

En 1927 participó en el VII Salón de Otoño de la Asociación de Pintores y Escultores, con dos óleos titulados “Manzanas”, de 43 x 57 cms. y “Paisaje de San Ginés”, de 53 x 69 cms. y en cuya ficha de inscripción figuraba que era natural de Barcelona, donde residía, en la Calle Provenza, 332.

Participó desde muy joven en las Exposiciones de Primavera y en las Nacionales de Bellas Artes de Barcelona, donde muy pronto consiguió algunos premios.

Está documentada su repetida participación en las bienales de Venecia, como en la de 1938, en la que el comisario de la muestra fue Eugenio d’Ors, quien además de a Teresa, eligió a otros artistas como Zuloaga, Togores o Ciruela, si bien su nombre no consta en la relación del libro editado por el Ministerio de Asuntos Exteriores “Un siglo de arte español en el exterior. España en la Bienal de Venecia 1895 a 2003”.

Sí consta sin embargo, que participó en las de 1940 y de 1944. También lo hizo en la Exposición de Arte Español de Berlín en 1941.

«La carta»

En 1937 la artista donó dos de sus óleos titulados “Naturaleza muerta con frutas” y “Naturaleza Muerta con manzanas y uvas” para la exposición-subasta que debía celebrarse en México y recaudar fondos para las víctimas del fascismo. El barco que transportaba las obras de 121 artistas catalanes, fletado por la Generalidad de Cataluña, fue capturado por el bando nacional y las obras confiscadas y trasladadas a Burgos.

A pesar de las reiteradas participaciones en concursos y exposiciones colectivas de todo tipo, Teresa Condeminas no llevó a cabo ninguna exposición individual hasta enero de 1948, en el que se estrenó en la Sala Gaspar.

«Plenitud»

Posiblemente su producción no fue demasiado regular, pero siempre se mantuvo fiel a su manera de pintar, a su clasicismo-novecentismo de la primera época.

Cultivó casi todos los géneros pictóricos: paisajes, bodegones, figuras y sobre todo, desnudos femeninos de formas redondeadas, clásicas, claramente novecentistas. Los desnudos femeninos ocuparon un relevante papel en su producción de los años 30. En ellos queda patente su técnica cuidada y el refinamiento empleado en la representación de los cuerpos desnudos de texturas nacaradas, de líneas perfectas, de composiciones estudiadas y pinceladas tan suaves que parecen casi imperceptibles; en definitiva, unos rasgos que junto con el tratamiento de las telas llevaron a los críticos a hablar de pintura ingresiana.

Con todo, sus figuras respiran cierta frialdad cercana a una falta de sentimiento o una actitud extremadamente distante que posiblemente la llevaron a una obsesiva representación de los rostros, repetidos muchas veces, algunos de los cuales tienen cierta apariencia de máscara picassiana.

Su manera de hacer ha sido considerada de pulcra, reposada y de un perfecto clasicismo.

Sus desnudos y las representaciones de figuras femeninas se pueden considerar como los últimos coletazos del clasicismo novecentista.

También se dedicó a la docencia: impartió clases de dibujo y de pintura en su estudio situado en los alrededores de la Sagrada Familia de Barcelona.

Teresa Condeminas se casó con el también pintor Lluís Muntané Muns (1899-1987), que fuera Director de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona (1945-48), donde ejerció de profesor hasta su jubilación.

Al quedar viuda, vivió sola en su casa, teniendo su estudio en la cuarta planta de su mismo edificio y pintando hasta los 95 años de edad.

Bibliografía y Webgrafía

Lluïsa Sala y Tubert, En torn a la figura artística de la pintora Teresa Condeminas, «Revista de Catalunya» (Barcelona), junio de 2004, págs. 65-92

www.gacetadebellasartes.es

Referencias

Saltar a:a b Emiliano Vega (29 de septiembre de 2009). «Teresa Condeminas, en el ‘Espacio Dedicado’ del Museo Provincial». El Mundo (España). Consultado el 3 de enero de 2013.

Referencias 

↑ Ir a:1,0 1,1 1,2 1,3 1,4 1,5 « Teresa Condeminas Soler ». Diccionario Biográfico de Mujeres Barcelona: Asociación Instituto Joan Lluís Vives Web ( CC-BY-SA vía OTRS ). [Consulta: 27 de marzo 2018].

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Archivo Histórico “Bernardino de Pantorba” de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

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